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El contagio Milei EDITORIAL

El contagio Milei

El triunfo electoral de La Libertad Avanza en Argentina fue aplaudido rápidamente por Bolsonaro, Bukele y Trump, entre otros mandatarios y exmandatarios de extrema derecha de América. ¿Podría este triunfo “libertario” incidir en las próximas elecciones en Chile?


Tras el triunfo de Javier Milei en las elecciones presidenciales argentinas, y a pocos días de asumir el cargo, la pregunta que surge –más allá de los desafíos económicos y políticos internos y externos que tendrá el primer mandatario trasandino– es cómo su desempeño en la Casa Rosada podría inclinar hacia un lado u otro el péndulo electoral en otros países de Sudamérica, en especial en Chile.

Después de la pandemia, es el hastío de la población el que manda y gana las elecciones en toda América Latina. Donde gobierna la izquierda gana la derecha y donde hay un presidente de derecha triunfa la izquierda. Las sociedades impacientes no están dispuestas a esperar por procesos medianos o largos, se aburren rápido. Quieren soluciones ahora. Y ese es el factor para medir el desempeño de los mandatarios y de los gobiernos. La gente quiere vivir su vida y no centrarse en los problemas y, menos, en los que aquejan a “otros”. Pero tenemos dificultades serias, como la marcha de la economía, la delincuencia, la corrupción… Y no hay tolerancia ni lugar para errores. 

En Argentina esa impaciencia está cruzada y acumulada por casi 20 años de kirchnerismo, salvo el paréntesis de Macri.

El triunfo de La Libertad Avanza (LLA) en Argentina fue aplaudido rápidamente por Bolsonaro, Bukele y Trump, entre otros mandatarios y exmandatarios de América. Y muchos escribieron en sus redes sociales que se había vencido al Grupo de Puebla. No es contagio directo, pero les da bríos a las ultraderechas locales para pensar que llegó su tiempo. No hay que olvidar que tanto Javier MiIei como José Antonio Kast firmaron, junto a los líderes de Vox y políticos de ultraderecha de España y Latinoamérica, la Carta de Madrid en 2020, donde acordaron principios en común.

Por eso Iberoamérica mira con mucha atención lo que ocurre y cómo se desarrollará desde ahora el proceso argentino, aunque el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le bajó el perfil con un “aquí no hay nada que temer” y agregó que el riesgo” de un regreso de la derecha al poder es nulo”, aludiendo a las próximas elecciones mexicanas de 2024. 

En el caso de Chile, existe cercanía entre La Libertad Avanza y el Partido Republicano; Milei y Kast han coincidido en reuniones y encuentros de la ultraderecha internacional. 

Sin embargo, el contacto más estrecho del mandatario trasandino electo es con los hermanos Kaiser, especialmente con Axel, presidente del directorio de la Fundación para el Progreso (FPP). Él fue el artífice de su visita a Santiago en julio pasado y su hermana Vanessa Kaiser gestionó viajes anteriores, donde el economista argentino fue expositor en varios seminarios.

Milei no es el símil de Kast en lo personal, pero ambos admiran el “modelo chileno”. Tienen miradas diferentes sobre la Iglesia católica (Milei anunció que se convertirá al judaísmo) y se comportan de manera distinta frente a sus votantes. A Milei le gusta el baño de masas –aunque con el devenir de los días se ha ido calmando; por lo pronto, se sacó definitivamente la chaqueta de cuero–, en tanto el chileno es más conservador y sobrio en la manera en que proyecta sus ideas.

¿Podría este triunfo libertario incidir en las próximas elecciones en Chile? La respuesta está abierta. Cada día son más las sociedades cansadas e impacientes con los “políticos tradicionales”, deciden “probar” alternativas, si consideran que su elite política no da el ancho. Si bien la sociedad argentina no es traducible a la chilena, porque de este lado de la cordillera somos más liberales en lo económico pero más conservadores en lo social, y los argentinos más estatistas y con fuerte tradición sindicalista, queda flotando aquello de que, si pasó en Argentina, puede pasar en otras naciones, en especial en las más individualistas, como la nuestra.

Por ello, tanto la mirada de la ultraderecha chilena como las del resto de Latinoamérica seguirán cuidadosamente los movimientos de Milei, para aprender de sus aciertos y errores.

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