Olvidadas Ucrania y Rusia, invisible China, la diplomacia de Occidente parece centrada en pacificar Oriente Medio, el conflicto entre conflictos. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, visitó ayer Israel y Cisjordania con una propuesta original: la formación de una coalición internacional como la que derrotó, sin contemplaciones, al Estado Islámico en el 2014 en Irak y Siria, y en la que también figuraban países árabes.
Ya son pocos los líderes europeos que no han pasado por Israel, y ninguno tan decidido como ayer Macron, cuya iniciativa de un frente contra Hamas vino acompañada de contrapesos, en la línea europea de pedir moderación a Israel de cara a su ofensiva terrestre.
Yocheved Lifshitz, de 85 años, traducida por su hija (de rojo), explicó su cautiverio en Gaza ante los medios de comunicación
Francia es partidaria de derrotar a Hamas, “sin contemplaciones pero no sin reglas. El terrorismo es nuestro enemigo común”, afirmó ante el primer ministro Netanyahu. Para Francia, el 7 de octubre también es “una página negra de nuestra historia”, habida cuenta de los treinta franceses muertos por la incursión terrorista y los nueve ciudadanos secuestrados.
Macron visitó por la tarde al presidente Mahmud Abas en Ramala, cuya impotencia e irrelevancia le convierten en una figura sin protagonismo una vez termine la guerra y suene la hora de pasar página para abordar diplomáticamente una salida. El presidente Macron se abonó ayer al objetivo del proceso de Oslo de 1993, que dormía el sueño de los justos: la fórmula de dos estados.
Emmanuel Macron y Mahmud Abas, este martes
La iniciativa del Elíseo ha sorprendido, pero es interpretada en medios diplomáticos occidentales como una forma de “influir” –algo que parece reservado a Washington– en la respuesta israelí, que se ciñe a los bombardeos sobre la franja de Gaza, con cifras escalofriantes. Así, Israel dijo ayer que había atacado 400 “objetivos terroristas” en la franja en un día, una cifra que para las autoridades de Hamas en Gaza supuso 700 muertos en 24 horas, la jornada más letal desde el inicio de los bombardeos, la primera de las tres fases de la guerra programadas por Israel.
Según el Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por Hamas, el balance de muertos se eleva a 5.800 personas.
El retraso en la ofensiva terrestre, tantas veces “inminente”, es atribuido a la petición de Estados Unidos para tratar de que Hamas libere al máximo de rehenes posibles. Son cuatro las mujeres, de edad avanzada, salvo una, puestas en libertad sin contraprestación conocida y por “razones humanitarias”.
Los líderes europeos abundan en el mensaje de apoyo a Israel al tiempo que piden que guarde las formas
La israelí Yocheved Lifshift, de 85 años, atendió ayer a los medios de comunicación en el hospital de Tel Aviv donde quedó ingresada, en aparente buen estado. Una comparecencia desastrosa en términos de relaciones públicas para el relato israelí, ya que describió lo vivido como “un infierno”, pero explicando, al mismo tiempo, que el trato recibido durante las dos semanas de cautiverio fue bueno y humano.
“Pasé un infierno”, dijo en relación a la captura. Ella y su esposo, que sigue secuestrado, fueron golpeados con bastones y trasladados en motocicleta al interior de Gaza, donde tuvieron que caminar varios kilómetros por “una telaraña de túneles”. Allí, separados en un grupo de cinco, fueron recibidos por sus celadores con un “somos musulmanes, no os haremos daño”. Y dormían en colchones y compartían la misma comida –queso y pepinos–, las mismas condiciones higiénicas.
El tono de la comparecencia molestó en medios informativos conservadores, que lamentan la concesión propagandística a los secuestradores. Al mismo tiempo, cabe recordar que el esposo sigue en manos de Hamas y determinadas afirmaciones podrían perjudicarle. Una tercera corriente de reacciones se enorgullece porque lo considera una muestra de la libertad de expresión de la que gozan todos los israelíes, aún en horas tan excepcionales como estas.
Yocheved Lifshitz llega en silla de ruedas a la conferencia de prensa tras su liberación, ayer, martes
Ayer quedó interrumpida la entrada de veinte camiones de asistencia humanitaria por el paso fronterizo de Rafah, sin que nadie asuma la responsabilidad del fiasco. Incluso el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, salió a la palestra para criticar que la asistencia “no va lo suficientemente rápida”.
Israel se niega a que entre combustible en estos convoyes porque iría a parar a manos de Hamas. Afirma tener imágenes aéreas que demuestran que Hamas tiene depósitos de combustible en Gaza que hacen innecesaria la entrada.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos alertó de que detendrá sus operaciones en Gaza hoy por la noche si no obtiene antes combustible.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) también avisa de que seis hospitales de la franja han cerrado por falta de combustible y otros dos han suspendido algunos servicios críticos por el mismo motivo, mientras que reclama el paso seguro de carburante y suministros para los centros sanitarios.
Una rehén liberada habla de “infierno”, pero destaca el buen trato recibido por sus captores en Gaza
Algunas de las instalaciones que esperan los suministros y el combustible de la OMS en el norte de Gaza son el hospital Al Shifa, donde la ocupación de camas se acerca ya al 150%, según la organización.
La Organización Mundial de la Salud entregó 34.000 litros de combustible a cuatro grandes hospitales del sur de Gaza y a la Media Luna Roja Palestina para mantener sus servicios de ambulancia. Sin embargo denunció que esta cantidad solo es suficiente para mantener el funcionamiento de estas instalaciones durante poco más de 24 horas.
La vida sigue en Oriente Medio.