La convulsión está servida para Milei

Argentina

La pobreza en Argentina rebasa el 40%, la inflación es del 120% y solo sobreviven los pluriempleados

a Buenos Aires
Acto electoral de Javier Milei en la ciudad de Salta, y estampa del Café Tortoni, uno de los más antiguos  y populares de la capital argentin

a Buenos Aires Acto electoral de Javier Milei en la ciudad de Salta, y estampa del Café Tortoni, uno de los más antiguos y populares de la capital argentin

Javier Corbalan/LaPresse

En el café La Biela, un domingo de primavera a dos semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Argentina, es difícil no recurrir al viejo cliché: “¿Crisis? ¿Qué crisis?”

La terraza está atestada de gente que toma espumosos cafés con leche y tres o cuatro media lunas (croissants). Dentro, donde Borges tertuliaba, el River Plate está ganando uno a cero al Boca Juniors. Fuera, el espectáculo es un trajín de domingueros que cruzan alegremente la plaza Martín, en uno de los distritos más acomodados de Buenos Aires. Algunos son turistas que suben a ver el panteón déco de Evita Perón en el famoso cementerio de la Recoleta. Otros van al centro de compras Recoleta Urban Mall.

Fundada en 1850, La Biela es una de la decena de cafeterías “notables” en Buenos Aires, protegidas por esos reglamentos del Estado argentino que el candidato libertario Javier Milei quiere triturar con su motosierra. Hoy, en un ambiente de carnaval en Recoleta, el único serrucho visible es el instrumento, tocado con un arco de violín, de un músico callejero que interpreta una versión etérea de Bohemian Rhapsody.

Fachada del café La Biela,en el barrio de Recoleta, en Buenos Aires

Fachada del café La Biela,en el barrio de Recoleta, en Buenos Aires

Luis Davilla/Getty Images

Incluso los quiosqueros de prensa –aún numerosos en Buenos Aires– se divierten. “Viene gente como usted que me pregunta a quién voy a votar”, dice uno. “Yo les respondo que votaré a Juan Moretti; él dará carne para todos, pero habrá que comerla cruda; lo buscan en sus celulares, pero claro, Juan Moretti no existe”.

Pese al ambiente desenfadado en Recoleta , Milei sí existe y la crisis también. Con la inflación ya en el 120% anual, la última apreciación disparada del dólar ha impulsado el llamado cambio blue –uno de los diferentes tipos de cambio usados para comerciar con divisas–, de 700 hasta 1.000 pesos por dólar. Pronto la inflación subirá al 140%. Ya queda lejos la minirecuperación económica después de la pandemia que llevó el empleo a niveles récord y dio un soplo de vida a la candidatura de Sergio Massa, ministro de Economía del Gobierno de centroizquierda peronista. “Los argentinos saben aguantar la inflación, pero ya vamos hacia la estanflación (recesión e inflación en tándem)”, dijo un exministro del actual presidente Alberto Fernández.

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El vecindario del café La Biela, en el distrito porteño de Recoleta, tiene sus ahorros blindados

Muchos vecinos de distritos como Recoleta (sus ahorros en dólares, están invertidos fuera del país) están blindados. Algunas multinacionales ya pagan parte del salario de los ejecutivos en dólares. Hasta pueden irse de vacaciones. Los vuelos a Río de Janeiro van llenos de argentinos, pese al cambio desfavorable. Pero la gran masa en Buenos Aires no puede ni salir de sus barrios. Luchan diariamente contra los precios descontrolados con un salario mínimo en pesos que, al cambio, ya es el más bajo de América Latina.

Carecer de dólares puede ser la exclusión más humillante de todas. Tal vez por eso, el billete verde que levanta Milei como una bandera en sus mítines, junto a la motosierra, funciona, paradójicamente, como un símbolo de reivindicación popular.

Por supuesto, es un engaño. “La gente piensa: ¡Bárbaro, me van a pagar el sueldo en dólares!”, dice un veterano periodista de radio entrevistado en otra cafetería “notable”, el Petit Colón, abierta en los años setenta, pero cuyo interior de arañas déco, mármol y bancos de cuero evoca –al igual que los precios de cinco dígitos– el ambiente de Weimar. Solo los viejos recuerdan el fin catastrófico –hambre y estallidos sociales– de la dolarización de facto del sistema de convertibilidad implementado por Carlos Menem hace casi tres décadas. Algunos asesores de Menem ya son integrantes del equipo de Milei.

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Hay temor de que Argentina esté abocada hacia una crisis parecida a la del 2001 con Milei al mando. “Creo que viene una convulsión social y económica, una revulsión muy fuerte”, dijo el exministro. La pobreza –entendida como un nivel de poder adquisitivo que ni permite comprar la canasta básica– ya rebasa el 40% de la población. Solo sobreviven los pluriempleados. “Yo hago tres trabajos”, dice un guardia de seguridad en una obra de construcción en el barrio periférico de Matanzas.

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FILE PHOTO: Supporters of Argentine presidential candidate Javier Milei hold dollar bills with his face on them, during a campaign rally, in Buenos Aires, Argentina September 25, 2023. REUTERS/Cristina Sille//File Photo

El salario mínimo es el más bajo de América Latina y carecer de dólares puede ser la exclusión más humillante

Tradicionalmente, estos eran votantes del peronismo, sobre todo en los años de redistribución radical del presidente Néstor Kirchner (2003-2007), cuando los salarios agregados subieron del 27% al 43% del PIB. Ahora son los que pueden convertir a Milei en el próximo presidente de Argentina.

“Lo que impulsa a Milei es el hartazgo con los políticos de siempre”, prosiguió el exministro. En las primarias, en agosto, el 30% del voto fue a Milei y otro 30% no votó. “Ahora es probable que los que no votaron opten por Milei”.

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Ahí está la baza de Milei. Su voto abarca casi todos los segmentos demográficos y socioeconómicos del electorado. “Hay tres mitos sobre el votante de Milei: que es cheto (pijo), joven, y que en el pasado ha votado al centroderecha (Juntos para el Cambio, de la candidata Patricia Bullrich)”, se afirma en un informe del grupo de análisis Betta Lab. En realidad, “es un voto transversal” que cruza todas las categorías, explica. El candidato “loco” tiene admiradores en los cafés “notables” del centro y las parrilladas callejeras en las barriadas populares. Pero su discurso incendiario da miedo también a una desestabilización total. Por el momento, las encuestas señalan una victoria estrecha para Milei, que luego disputaría una segunda vuelta con Sergio Massa. Pero como resumió el veterano locutor de radio en el Petit Colón tras un sorbo de su expreso, “las encuestas son tan fiables últimamente como leer los posos de este café”.

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