La región de Barcelona entrará en emergencia a finales de noviembre si no llueve

Crisis climática

La sequía se agrava y acorta el horizonte de las reservas de agua disponibles

Los recursos acumulados en los ríos Ter y Llobregat deberían aumentar un 65% para superar la alerta 

Las fuentes secas, una escena características de la actual período de sequía

Las fuentes secas, una escena características de la actual período de sequía

Àlex Garcia

Las reservas de agua en los embalses del Ter y del Llobregat, y de las que se abastece la región de Barcelona y Girona, están por debajo de la cuarta parte de su capacidad máxima. Concretamente, se sitúan al 23%, muy cerca del mínimo histórico del 2008 (20,5%). La Generalitat prevé que esta región central de Catalunya entre en situación de emergencia a finales de noviembre si no se dan las lluvias necesarias. Los 64 municipios catalanes de más de 20.000 habitantes han presentado ya sus planes municipales de emergencia ante la sequía, donde deben concretar las restricciones domésticas esenciales ante el peor de los escenarios (con cortes de suministro o bajada de presión en la fase más avanzada de la emergencia).

“No nos queda más remedio que perseverar en el ahorro; los ciudadanos deben saber que el hecho de que llueva un día un poco no cambia la situación, que no se ha resuelto, ni mucho menos”, señala Jordi Molist, director del área de abastecimiento de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA).

 Que llueva de manera continuada, persistente y en las cabeceras de los ríos es una imperiosa necesidad. La sequía ha continuado siendo este verano “muy intensa y preocupante”, según Molist. Tras un período en que las reservas se mantuvieron estables (en mayo y junio) gracias a algunas aportaciones, el nivel de los embalses se ha ido reduciendo y prosigue su desplome debido a los consumos estivales y la campaña de riego (aunque muy reducida en estas fechas).

Cerca del mínimo histórico

Los episodios de lluvias han sido insuficientes, se han registrado solo crecidas fugaces en los ríos que han durado un día como máximo, y las precipitaciones se han localizado sobre todo en el sur.

El nivel de los embalses roza los mínimos históricos alcanzados en la sequía del 2007/2008, cuando las administraciones se vieron obligadas a contratar barcos para el abastecimiento. La región de Barcelona almacena 145 hm3de agua (de 612 hm3de capacidad total) mientras que el mínimo medido entonces fue de 125 hm3 (estaban al 20,5%) “La diferencia es que ahora tenemos dos desalinizadoras y agua regenerada que se reutiliza indirectamente en el Llobregat, lo cual nos da un margen que antes no teníamos”, evalúa Molist.

En emergencia si se sitúan por debajo de los 100 hm3

El plan especial de sequía de la Generalitat prevé que si los recursos hídricos se sitúan por debajo de 100 hm3 (16% de capacidad) esta región entraría en fase de emergencia, en la que ya se encuentra la zona del Darnius Boadella, en el Alt Empordà. En su primer estadio la declaración de emergencia no comporta necesariamente restricciones domésticas para usos esenciales; pero se extremarán las medidas para no superar las dotaciones de agua a los municipios y el control de los usos prohibidos de agua (como el uso del riego de parques y zonas verdes públicas y privadas y demás) incorporando incluso la prohibición terminante de rellenar piscinas.

Las limitaciones para el sector agrícola, ganadero e industrial se intensificarían hasta alcanzar recortes del 80%, 50% y 25% respectivamente; y las dotaciones a los municipios se restringirían de 230 litros por persona y día para todos los usos a 200 litros. En la medida en que se agrave esa emergencia, los municipios podrían organizar cortes de suministro horario o reducción de la presión, si bien ésta última se la opción preferida por los expertos para evitar riesgos de fugas y roturas en las conducciones por los reiterados cierres y aperturas.

Los 64 municipios con más de 20.000 habitantes de Catalunya ya han presentado su plan de emergencia contra la sequía (donde detallan las medidas para afrontar la situación) y de ellos 40 han obtenido una valoración favorable por parte de la Agència Catalana de l'Aigua (el resto están en tramite de evaluación o deben mejorarlo).

Fuentes alternativas 

El área de Barcelona está ahora empleando al máximo rendimiento las dos desalinizadoras; capta todo el flujo del agua que circula por el río Llobregat a su paso por Sant Joan Despí para potabilizar su caudal, y está funcionado a la máxima capacidad la plata regeneradora de aguas de El Prat, que se reutiliza indirectamente bombeándola río arriba (1.400 l/s). Además, se están extremando los controles de calidad de las aguas en los embalses, puesto que la lámina de agua está más cerca de los fangos en los embalses. 

Dado que el aguas  sale de los embalses desde diferentes alturas (más arriba o más abajo), "cada día analizamos de dónde puede ser extraída el agua para lograr un mejor aprovechamiento", dice Molist.

Controles exhaustivos

Concretamente se controlan los nutrientes y las algas, para evitar los episodios de putrefacción. Además, se preparan las potabilizadores para afrontar posible deterioro del caudal haciendo acopio o renovando el carbón activo usado en el filtrado y tratamiento.

Desandar el camino y salir de este pozo no es fácil, pues se requiere aumentar las reservas de los ríos un 65% para salir de la situación de alerta. Un otoño con precipitaciones normales nos llevaría a recuperar las reservas de aquí a final de año “y permitiría salir de la alerta el año que viene”. Pero esta es una circunstancia que requiere lluvias intensas y continuadas, para pasar de los 145 hm3 actuales hasta los 240 hm3, el umbral que permite superar la alerta.

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