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Aceite de oliva, azúcar y arroz, los productos que siguen disparados en los lineales

El precio de los alimentos se resiste a bajar del 10% tras un año y medio subiendo por encima de ese nivel

Una clienta de un supermercado español elige una botella de aceite de oliva.
Una clienta de un supermercado español elige una botella de aceite de oliva.Getty
Cristina Galindo

Aliñar la ensalada y endulzar el café nunca ha sido tan caro. El precio del aceite de oliva se disparó un 52,5% en agosto pasado con relación a idéntico mes del año pasado (ya supera los 10 euros el litro en muchos lineales), mientras el azúcar sumó un incremento del 42,5%. El arroz se encareció un 21,6% anual. Son los tres productos de la cesta de la compra que más han subido en el último año en España, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), e impidieron que el IPC de los alimentos lograra bajar de la barrera del 10% tras 17 meses creciendo por encima de los dos dígitos.

Las subidas desorbitadas del aceite, el azúcar y el arroz se deben principalmente a los efectos de la sequía, que ha reducido las cosechas e impulsado los precios de esos productos en España y en los mercados internacionales. Sin embargo, la tendencia general de la cesta de la compra apunta, de momento, hacia la moderación. La escalada de precios comenzó en la primavera de 2022, impulsada por la invasión rusa de Ucrania. Las subidas alcanzaron su máximo (16,6%) en febrero de 2023, y empezaron a debilitarse hasta registrar un alza del 10,5% en agosto pasado, tres décimas menos que en julio. Aun así, los precios, aunque suban menos, siguen en niveles históricamente altos, desde la carne a la leche y las legumbres.

¿Por qué los alimentos no bajan? ¿Cuáles son las previsiones? Las subidas récord del último año y medio se deben a una combinación de elementos: el alza de los costes energéticos y las materias primas, y la reducción de las cosechas por la sequía. Aunque la energía ha dado un respiro en los últimos meses, hay otra vez tensiones en los mercados internacionales del petróleo, el gas y los carburantes, mientras la falta de agua puede alterar cada vez más la producción de alimentos. El panorama, advierten los expertos, sigue dominado por la incertidumbre. Antes del comienzo de la primavera, el Ministerio de Agricultura declaró que la escalada de precios de los alimentos había tocado techo, pero que las bajadas tardarían en reflejarse en los precios finales.

Las subidas del aceite de oliva son las más llamativas en España en este momento. La cosecha se ha reducido durante dos años consecutivos (esta campaña ha caído a la mitad la producción) por la sequía. En este mercado España es líder y tiene capacidad para marcar los precios. Este alimento lleva subiendo a un ritmo considerable desde hace más de un año. El alza mensual fue en agosto pasado del 8,7%, la mayor desde noviembre de 2022, según el INE. Desde marzo de 2021, tras el estallido de la guerra en el este de Europa, el precio se ha disparado un 114,8%.

Especulación

Los precios varían según las marcas, pero ya es frecuente encontrar un litro de aceite de oliva virgen extra a más de 10 euros. La organización de consumidores Facua ha publicado este martes un estudio en el que se pone de manifiesto que la misma marca de aceite de oliva virgen extra cuesta hasta un 45% más en función de la cadena de supermercados donde se adquiera. “Las diferencias de precios entre las distintas marcas y establecimientos llegan a alcanzar los 5,31 euros por litro (el 68,1%) en el caso de la botella de un litro de aceite de oliva virgen extra”, explica en un comunicado. Y reclama al Gobierno que “investigue a fondo la escalada de precios que se está produciendo en el sector y aplique topes a los márgenes de beneficio en todas las fases de la cadena, ya que las subidas no son únicamente consecuencia de malas cosechas de aceitunas, sino también de la especulación”. La OCU y las asociaciones agrarias UPA y COAG también han denunciado la especulación en torno al precio del aceite.

Si en el aceite España es capaz de marcar precios, en el caso del azúcar y el arroz depende más de los mercados internacionales. El índice global del precio del azúcar de la FAO (la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) subió un 34% anual en agosto pasado. “El incremento se debe sobre todo a las preocupaciones por el impacto del fenómeno de El Niño en las previsiones de producción”, advierte el organismo. En la India, uno de los principales productores, también ha golpeado la sequía, similar a lo que ha pasado en Tailandia y Brasil, lo que ha reducido la disponibilidad de este producto. Así, en España, el azúcar ya procesado se puso a la venta en agosto un 42,5% más caro que hace un año.

La subida del azúcar también tiene un impacto en otros alimentos elaborados que lo utilizan como ingrediente. Así, los productos de confitería subieron un 18,2% en agosto pasado respecto a agosto de 2022, mientras los helados se encarecieron un 16,1% y las confituras y mermeladas, un 15,3%.

Harina, a la baja

La escalada de precios se ha frenado en otros alimentos, como es el caso de los cereales (salvo el arroz) y el aceite de girasol, que precisamente fueron los que más se dispararon tras la guerra en Ucrania. Tanto este país como Rusia eran los principales proveedores de estos alimentos para Europa y el conflicto paralizó las exportaciones. Sin embargo, durante los últimos meses, el alto precio de estos productos ha atraído a los inversores y se ha destinado dinero a cosecharlos en todos sitios: ahora el nivel de producción se ha recuperado, por lo que los precios se han estabilizado.

Prueba de ello es que la decisión en julio de Moscú de no prorrogar el acuerdo de exportación de grano ucranio, tras un año en vigor, no ha tenido una repercusión significativa en los precios. Las miradas están puestas ahora en el canal de Panamá, por el impacto que puedan tener las restricciones del paso de barcos de mercancías por la bajada del nivel del agua por la falta de lluvias.

De momento, los precios de estos cereales siguen su lenta tendencia a la moderación. Las harinas subieron de precio en agosto un 0,7% respecto al mismo mes de 2022, mientras el pan lo hizo un 4,5%. La pasta se encareció un 2,9%, según los datos del INE. De todas formas hay que tener en cuenta que, pese a la moderación de los últimos meses, el precio de las harinas, por ejemplo, está un 43% por encima de hace un año. En el caso del girasol, el precio cayó un 33,9% en los últimos 12 meses, pero sigue todavía un 23% en relación con la cotización que la primavera de 2022.

Hay otros productos de la cesta de la compra que siguen subiendo, pero a menor ritmo, como los lácteos. La leche, por ejemplo, registró un 15,1% de subida en un año (desde marzo de 2022 el alza acumulada es del 45%) y un 12% la mantequilla. Y otros productos que van más claramente a la baja, como el mencionado aceite de girasol. La fruta fresca, por ejemplo, ha registrado una bajada mensual (de julio a agosto de 2023) del 4,7%, y en el último año del 8,5%.

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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