El PP fracasa en la primera batalla de la legislatura tras exponer a Cuca Gamarra

Era una jugada muy complicada, pero el PP mantuvo la esperanza hasta el final. Que la elección de la presidencia de la Mesa del Congreso, la tercera autoridad del Estado, recayera en Junts, el partido de Carles Puigdemont, dejaba abiertos todos los escenarios. “La imprevisibilidad puede dar sorpresas y a nosotros una alegría”, seguían sosteniendo algunos dirigentes el miércoles por la noche.

Alberto Núñez Feijóo decidió apostar por la número dos del partido y actual portavoz en la Cámara Baja,

Cuca Gamarra

, para librar la primera batalla de la legislatura. Pero se quedó en la orilla.

Se trata de la segunda vez que la tercera autoridad del Estado no recae en la primera fuerza política. Ocurrió en 2016 cuando Patxi López salió elegido presidente con los votos de PSOE y Ciudadanos y gracias al voto en blanco del PP. Los conservadores entraron en aquella ecuación porque si hubieran votado en contra, no habría salido.

A primera hora de la mañana se confirmó el

principio de acuerdo entre Junts y el PSOE

, y poco

después llegó el sí de ERC

. La incertidumbre, que alcanzó cotas máximas en las pasadas horas, se terminó. La socialista

Francina Armengol será la próxima presidenta del Congreso. Lo que el PP tiene garantizados son otros cuatro puestos en la Mesa (dos vicepresidencias y dos secretarías), aunque uno podría recaer en Vox con su apoyo. 

La bancada del PP se levantó y ovacionó a Feijóo al entrar al hemiciclo como diputado electo por primera vez. Había asistido al debate sobre el estado de la nación el verano pasado en calidad de senador y como líder del partido. Los aplausos duraron, pero la sensación generalizada entre los parlamentarios era la de estar asistiendo al primer fracaso.

Feijóo desveló el miércoles por la tarde su apuesta para presidir las dos Cámaras. En el Senado Pedro Rollán tiene garantizada su elección por la mayoría absoluta del PP el pasado julio. Pero lo difícil se jugaba en el Congreso. Que Gamarra fuera la candidata, según varios dirigentes, era una prueba de que el PP no daba por perdida la batalla. Entendieron que decantarse por la secretaria general indicaba que existían opciones. Pero también reconocían que la número dos quedaba al descubierto si no lo conseguía. “El problema es que la puede quemar”, advertía ya un veterano del PP tras la reunión de los grupos parlamentarios.

La apuesta era solo para la presidencia porque Feijóo ya avanzó el resto de candidatos para ocupar vicepresidencias y secretarías. En el Congreso optó por perfiles de su confianza como la gallega Marta González, y técnicos con conocimientos jurídicos y del funcionamiento de la Cámara como José María Bermúdez de Castro, Guillermo Mariscal y Carmen Navarro.

El líder del PP aprovechó su primer encuentro con los diputados y senadores para reivindicar también la victoria de su partido el pasado mes de julio, considerando que se ha instalado “el relato de que los que han perdido son los que han ganado y al revés”. En el partido cunde la preocupación por no haber podido reconducir esa sensación, la de que

Sánchez

parezca haber ganado las elecciones porque podría ser presidente con el apoyo de todas las fuerzas nacionalistas e independentistas, siguiendo el esquema de hoy para la Mesa del Congreso.

Feijóo, de hecho, insistió ante los suyos en que el PP obtuvo en julio “el mejor resultado en los últimos 12 años y el mejor desde que el bipartidismo empezó a deteriorarse”. Era una forma de autoreivindicarse como candidato y como líder. Tampoco cerró la puerta a intentar una investidura, llegando a mencionar al Rey: “Estoy seguro de que llegado el momento actuará como ha hecho siempre”. En Génova insisten en que sigue siendo un escenario probable que Feijóo acuda a la ronda con el Rey con más apoyos de los que tendrá Sánchez atados. En este momento, el líder del PP se sitúa en 172 escaños: los 137 del PP, los 33 de Vox, el de UPN y la de Coalición Canaria, que da por segura. Le faltan cinco para llegar a la mayoría absoluta, pero el

PNV

ha cerrado la puerta con toda rotundidad.