La difícil gobernabilidad

El PSOE explora con ERC y Junts fórmulas para despenalizar el 'procés' y ve más cerca la investidura de Sánchez

Francina Armengol, elegida nueva presidenta de un Congreso con mayoría progresista en la Mesa

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esión Constitutiva de la XV Legislatura, en la imagen Pedro Sánchez y Yolanda Díaz

esión Constitutiva de la XV Legislatura, en la imagen Pedro Sánchez y Yolanda Díaz / David Castro

Xabi Barrena
Fidel Masreal
Juan Ruiz Sierra
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La elección de Francina Armengol como presidenta del Congreso disparó este jueves el optimismo de los socialistas. Sin este paso, la investidura de Pedro Sánchez era imposible, según el entorno del jefe del Ejecutivo en funciones. Ahora el PSOE lo ve más cerca, pero ni mucho menos da por hecho que su secretario general vaya a ser reelegido al frente del Gobierno, cortando el paso a la repetición de elecciones. “Ahora empieza otra negociación”, dicen los colaboradores de Sánchez. De hecho, ya ha empezado. 

Fuentes de la dirección socialista señalan que están explorando fórmulas para despenalizar el ‘procés’ independentista. Así se lo han hecho llegar a ERC y a Junts per Catalunya. El contenido de esta compleja iniciativa, de la que se beneficiarían los cerca de 4.000 encausados por los hechos ocurridos en 2017 (incluido el ‘expresident’ Carles Puigdemont), está todavía por definir, pero no el propósito. De su consecución puede depender la investidura de Sánchez. 

Fuentes de la cúpula republicana explican que el PSOE ya les ha hecho llegar que está estudiando cómo dar un paso de este tipo. Se trata de una demanda que ERC ha venido reclamando en sus conversaciones con los socialistas tras las elecciones generales del pasado 23 de julio, pero la confirmación, continúan los mismos interlocutores, no llegó hasta este mismo jueves a las ocho de la mañana, justo antes de la constitución del Congreso. 

Los posconvergentes evitan dar tantos detalles. Insisten en que este espinoso asunto no se ha abordado “en profundidad”, pero al mismo tiempo varios de sus principales dirigentes explican que los socialistas les han hecho llegar el mensaje de la despenalización durante conversaciones paralelas a las que desembocaron en el apoyo a Armengol como presidenta de la Cámara baja y a los candidatos del PSOE y Sumar a la Mesa, donde la izquierda tendrá cinco puestos frente a cuatro del PP.  

Un peligro despejado

Sin esta mayoría progresista en el órgano parlamentario, los socialistas habrían tirado prácticamente la toalla. Tenían asumido que la investidura carecía de sentido. Primero, porque estaba destinada al fracaso. Y segundo, porque aunque saliera adelante, la legislatura sería inviable. La Mesa es el órgano de gobierno de la Cámara baja: de ella dependen los tiempos de tramitación y las propuestas sometidas a debate, algo que la derecha podría aprovechar pa boicotear sin pausa las iniciativas del Gobierno. 

Pero el peligro quedó despejado este jueves, durante una votación en la que Armengol obtuvo 178 apoyos frente a los 139 de su principal contrincante, Cuca Gamarra, del PP. La expresidenta balear recibió el respaldo de los diputados del PSOE (121), Sumar (31), EH Bildu (6), PNV (5) y BNG (1), pero también de los parlamentarios de ERC y Junts (siete cada uno) a cambio de jugosas contrapartidas: oficialidad del catalán en la UE y en todas las instituciones del Estado, creación de comisiones de investigación en el Congreso sobre los atentados de Barcelona y Cambrils en agosto de 2017 y sobre las llamadas cloacas del Estado y el espionaje político al independentismo (el ‘caso Pegasus’), así como un “compromiso”, según el comunicado de los republicanos, “con el fin de la represión relacionada con el 1-O por las vías legales necesarias”. 

Este es el punto sobre el que girarán a partir de ahora las negociaciones con ERC y Junts. Los socialistas no concretan de momento a través de qué fórmula se llevaría a cabo, más allá de subrayar que la amnistía en sentido estricto, igual que la autodeterminación, no está encima de la mesa porque a su juicio la Constitución impide medidas de este tipo. 

Pero los colaboradores de Sánchez ya están estudiando otros posibles caminos. Consideran que su apuesta por la distensión territorial durante la pasada legislatura (mesa de diálogo con la Generalitat, indultos a los líderes independentistas y derogación de la sedición y rebaja de la malversación) fue refrendada por los ciudadanos el 23J, cuando los socialistas cosecharon un millón de votos más que hace cuatro años, con el PSC obteniendo más papeletas que la suma de ERC y Junts. El propio presidente del Gobierno en funciones dio una pista en este sentido el pasado miércoles, durante su intervención ante los diputados y senadores del PSOE. “No hay propósito más noble en política que construir convivencia, superando con ello conflictos que desgarraron a nuestra sociedad en el pasado. A ello nos dedicaremos los cuatro años de la próxima legislatura”, dijo Sánchez. 

El optimismo

Los socialistas salen de la votación del Congreso con las esperanzas renovadas en torno a la reelección de su líder como jefe del Ejecutivo. Mientras tanto, ERC y Junts subrayan que una cosa es la Cámara baja y otra muy distinta la investidura. “Somos conscientes. Pero la votación de hoy ha sido importantísima. Supone un cambio de escenario”, replica un estrecho colaborador de Sánchez, que basa su tesis en dos argumentos.

Por un lado, el nombramiento de Armengol muestra que hay en el Congreso una “clara mayoría progresista”: la expresidenta belear, que en su primer discurso anunció que permitiría el uso del catalán, el euskera y el gallego en el hemiciclo desde ese mismo momento, obtuvo dos votos por encima de la absoluta. Pero los socialistas otorgan casi la misma importancia a lo que ocurrió en el bloque rival. Tras confirmar que ERC y Junts apoyarían a la candidata del PSOE, el PP anunció a Vox que su pacto para repartirse los puestos en la Mesa quedaba en nada. 

La derecha votó por un lado y la extrema derecha por otro, plasmando una división con la que no se contaba, de forma que Gamarra, la candidata del PP a presidir el Congreso, solo cosechó 139 votos: 137 de su partido, más otros dos provenientes de UPN y Coalición Canaria. Los socialistas interpretan que ahora Alberto Núñez Feijóo está mucho más tocado que antes. Ni siquiera puede contar con Vox. Cuando le preguntaron si su anunciado apoyo gratis al candidato del PP en su hipotético intento de ser elegido jefe del Ejecutivo seguía en pie, Santiago Abascal, líder de la formación ultra, optó por dejar esta cuestión en el aire. “Estamos perplejos. Me cuesta mucho contestar. Vamos a hablar de nuevo con el PP. Necesitamos explicaciones y respuestas”, dijo. 

“¿Con qué fuerza va a ir ahora Feijóo a decirle al Rey que quiere ser candidato a la investidura? De momento, en la primera votación el PP solo ha obtenido 139 votos. Nosotros, 178”, señalan en la Moncloa. Aun así, los socialistas no se opondrán si Felipe VI nombra aspirante al líder del PP, que ganó las elecciones generales pero se quedó lejos de sumar con Vox. Dicen no tener prisa. Quieren negociar, como hasta ahora, "con discreción”. Saben que lo que viene ahora es lo más difícil, pero creen, más que nunca, que la reelección de Sánchez es posible. 

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