La aproximación de China a la inteligencia artificial oscila entre una ambición empresarial y el estricto control del gobierno comunista. Imagen: Markus Winkler / Unsplash.

La aproximación de China a la inteligencia artificial oscila entre una ambición empresarial y el estricto control del gobierno comunista. Imagen: Markus Winkler / Unsplash.

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China: la referencia en regulación sobre inteligencia artificial que ni EEUU ni Europa se toman en serio

  • Desde 2017, el gobierno chino ha ido promulgando numerosas leyes para regular la inteligencia artificial. Sin embargo, las interferencias del Partido Comunista arrojan dudas sobre su utilidad real.
  • China tiene un plan para convertirse en un líder internacional en inteligencia artificial, generando una industria de 150.000 millones de dólares en 2030.
11 agosto, 2023 01:42

Con la inteligencia artificial, el tablero geopolítico se ha distribuido en tres grandes polos de interés, o al menos esa es la imagen que ha calado en el imaginario colectivo. En un extremo, Estados Unidos y su voraz tejido innovador a hombros del liberalismo. En el otro, China y su ingente maquinaria oficial para permitir casos de uso de la tecnología que serían impensables en cualquier democracia de pleno derecho. Y, en el centro, la Unión Europea, buscando hacerse grande a partir de la regulación y la defensa de la ética y los valores humanos más elementales en lo que atañe al desarrollo de la IA.

Sin embargo, estas panorámicas ni son estáticas ni son fieles reflejos de la realidad a la que supuestamente representan. Europa, por ejemplo, está haciendo hincapié en su carácter pionero en la configuración de todo un entramado legal alrededor de esta disrupción, con la AI Act como punta de lanza, prevista para su aprobación a inicios del próximo año (aunque España quería que sucediera durante nuestra presidencia rotatoria del consejo de la UE).

El problema está en que ni Estados Unidos ni China son meras comparsas o espectadores de lujo en esto de dotar de una serie de reglas al desarrollo y utilización de la inteligencia artificial. Como detalla el analista Matt Sheehan en un paper para la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, “China se encuentra en medio de la implementación de algunas de las regulaciones más tempranas y detalladas del mundo que rigen la inteligencia artificial (…) El marco emergente de gobernanza de la IA de China cambiará la forma en que se construye e implementa la tecnología dentro del país y a escala internacional, lo que afectará tanto las exportaciones de tecnología china como las redes globales de investigación”.

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De hecho, en los últimos dos años, China ha aprobado regulaciones inexistentes en otros lugares del mundo sobre el uso algoritmos de recomendación para difundir contenido, imágenes y videos generados sintéticamente  o acerca de sistemas generativos como ChatGPT de OpenAI. Unos primeros pasos que llevarán a la ya anunciada creación de una ley general de inteligencia artificial, a la imagen y semejanza de la AI Act europea. "Estos movimientos están convirtiendo a China en un laboratorio de experimentos para gobernar quizás la tecnología más impactante de esta era", añade Sheehan.

La apuesta por la inteligencia artificial

El interés de China por la inteligencia artificial no es nuevo ni fruto de las expectativas creadas a gran escala desde que viera la luz ChatGPT. Al contrario: ya en julio de 2017, el Consejo de Estado de China publicó la estrategia del país alrededor de la inteligencia artificial, titulada "Plan de desarrollo de inteligencia artificial de nueva generación" (新一代人工智能发展规划). 

Esta estrategia puso sobre la mesa los objetivos de China de convertirse en el líder mundial en IA para 2030, convirtiendo esta tecnología en un motor económico de más de un billón de yuanes (unos 150.000 millones de dólares) y, también, de convertirse en "la fuerza impulsora en la definición de normas y estándares éticos para la IA", tal y como recoge otro paper (publicado en Science Nature) de los investigadores Huw Roberts, Josh Cowls, Jessica Morley, Mariarosaria Taddeo, Vincent Wang y Luciano Floridi.

Manifestantes en Hong Kong contra el gobierno Chino.

Manifestantes en Hong Kong contra el gobierno Chino. Reuters

El plan incluía la creación de un Comité Asesor de Estrategia en IA (que se consolidó en noviembre de 2017) y una oficina de promoción de esta iniciativa. Aunque, como detallan los expertos, no se trata tanto de una aproximación puramente estatal, sino de una suerte de "sello de aprobación para reducir el riesgo e incentivar activamente los proyectos locales que hacen uso de la IA (...) Se espera que la innovación y la transformación reales sean impulsadas por el sector privado y los gobiernos locales"

En cuanto a las empresas, China seleccionó en su momento sus 'campeones nacionales de IA': empresas respaldadas por el gobierno que han de centrarse en desarrollar capas o verticales específico de la inteligencia artificial. Por ejemplo, a Baidu se le ha encomendado el desarrollo de la conducción autónoma, a Alibaba el desarrollo de ciudades inteligentes y a Tencent la visión artificial para diagnósticos médicos. "A cambio, estas empresas reciben ofertas de contratos preferenciales, un acceso más fácil a la financiación y, en ocasiones, protección de la cuota de mercado", añade el documento de Science Nature.

Numerosa regulación ya aprobada

La regulación en inteligencia artificial en China se acerca a un punto de inflexión. Después de pasar varios años explorando, debatiendo y promulgando regulaciones que abordan aplicaciones específicas de IA. Ahora el siguiente paso es redactar una ley nacional integral sobre esta tecnología.

Desde 2017, las autoridades en China han ido publicando diferentes normas, documentos y propuestas de regulación en torno a la inteligencia artificial. Muchas de estos textos se publicaron mucho antes del auge de ChatGPT, aunque es cierto que el ritmo se ha acelerado de forma exponencial desde el estallido de esta tecnología.

De cara al futuro, no hay plazos firmes para una ley nacional de IA, pero se podría publicar una versión preliminar a finales de 2023 o 2024, seguida de seis a 18 meses dedicados a revisar la ley. "Durante ese tiempo, muchas de las organizaciones, personas e influencias intelectuales descritas en este documento darán forma a una de las leyes más importantes del mundo para la gobernanza de la IA", explica Matt Sheehan.

Por qué no se toma en serio a China

La pregunta que surge a renglón seguido es obvia: ¿Por qué nadie fuera de China se toma en serio los esfuerzos en materia ética y regulatoria de este país? El marco geopolítico que describíamos inicialmente otorga el papel de referencia en este campo a Europa, pese a los ingentes esfuerzos del coloso asiático. Y la razón última radica en cómo se configuran esas normas y las preocupantes limitaciones e interferencias que se producen dentro de la dictadura china.

"Los comentarios internacionales a menudo caen en una de dos trampas: descartar las regulaciones de China como irrelevantes o usarlas como apoyo político. Los analistas y formuladores de políticas en otros países a menudo los tratan como papeles sin sentido. Según ese argumento, el presidente Xi Jinping y el Partido Comunista Chino (PCC) tienen un poder ilimitado para ignorar sus propias reglas y, por lo tanto, las regulaciones no son importantes", reconoce Sheehan. "Pero no parece que Xi haya aplicado su microgestión al gobierno de la IA hasta ahora. Los medios estatales no lo han descrito como quien dirige las regulaciones, como suelen hacer en otras áreas. Y las regulaciones no tienen las características normales de una intervención de Xi: un enfoque de línea dura e intransigente para las políticas complejas".

El documento de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional explica, como forma de romper con este estereotipo, que cuando se trata de establecer la regulación de la IA, las organizaciones del partido y las burocracias estatales están profundamente entrelazadas. Pero esa proximidad no debe confundirse con relaciones armoniosas. Los ministerios y agencias de China son un ‘grupo rebelde y altamente competitivo’, que siempre busca que sus políticas sean adoptadas en niveles más altos.

Un mercado en ebullición

De acuerdo a las últimas estimaciones de la firma de análisis IDC, el mercado de inteligencia artificial en China superará los 14.752 millones de dólares en 2023, con la previsión de que prácticamente duplique esa cifra para 2026. En ese año, este mercado movería nada menos que 26.436 millones en el gigante asiático, de los que la gran mayoría estarían ligados al hardware (CPU y, especialmente, GPU) necesarios para entrenar y utilizar esta tecnología.

No es la única firma de análisis que se muestra optimista al respecto. En una reciente conferencia en Hong Kong, Jerry Liu, investigador de UBS, reconoció que la inteligencia artificial en China "presenta importantes oportunidades de crecimiento para las empresas (...) China tiene más usuarios de IA generativa y más datos que otras muchas economías, lo que hace que sea realmente interesante este mercado".