Cuentas públicas

El gasto que el Govern pasa de un ejercicio a otro se dispara hasta casi 4.000 millones

El gasto que la Generalitat desplaza de un año a otro crece hasta más de 2.600 millones

Catalunya es la tercera comunidad que más impuestos aporta, pero décima en recursos recibidos

Profesionales sanitarios, en una intervención en el quirófano de un hospital.

Profesionales sanitarios, en una intervención en el quirófano de un hospital. / ARCINEGA

Agustí Sala

Agustí Sala

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Cuando el presupuesto se queda corto no queda más remedio que hacer ingeniería financiera. Y una de las más utlizadas es desplazar gastos en los que se ha incurrido un año al ejercicio siguiente. Es una práctica que el Govern había tratado de controlar en su día pero que el año pasado se acercó a los 4.000 millones de euros. En concreto, 3.840 millones, según el 'Compte General de la Generalitat 2022', que elabora la Intervención General. En la última década no ha parado de crecer, con alguna excepción en 2015 y los años del covid.

Una buena parte de estos gastos diferidos del año pasado al ejercicio siguiente, 2.652 millones, corresponde a Salut. Concretamente a las cuentas del Institut Català de Salut (ICS) y al Servei Català de Salut (SCS); y la cantidad restante, 1.188 millones, al resto de departamentos de la administración catalana. Durante el actual ejercicio, el problema continúa, ya que en el informe de ejecución presupuestaria de la Conselleria de Economia hasta el 30 de junio, se destaca que "sin el efecto del gasto desplazado, el gasto en Salut aumenta el 7,9%". El presupuesto inicial de Salut para 2023 era de 11.463,3 millones y el definitivo, de 13.189,1 millones, según el mismo informe.

El análisis de la Intervención General destaca en Salut es donde tiene más peso esta práctica porque es "donde tradicionalmente las partidas persupuestarias correspondientes a conciertos sanitarios y farmacia del SCS y el capítulo II del ICS han presentado insuficiencia presupuestaria". Esta práctica, en todo caso, cronifica la existencia de gasto desplazado un año tras otro, reitera la Intervención, que lleva años lanzado esta alerta.

El resto de gasto diferido de la administración general y las entidades autónomas no corresponde, en general, a motivos de insuficiencia presupuestaria sino a las especificidades propias de algunos gastos como el diferimiento del pago vigente en las cuotas sociales, los largos plazos de tramitación de las ayudas a la dependencia o el abono de compromisos pendientes en las ayudas a los jardines de infancia locales, según el informe.

En general, la evolución de este gasto desplazado experimenta una tendencia alcista en el periodo 2012-2022. Pero hay alguna excepción. Por ejemplo en 2015 se implementaron ampliaciones de crédito para financiar gasto diferido de ejercicios anteriores.

Y la evolución a la baja del saldo de 2020 del SCS y el ICS debe atribuirse a una mayor disponibilidad de crédito derivada de los fondos proporcionados por el Estado a las autonomías para cubrir gastos derivados de la pandemina del covid para el sector de la salud. A Catalunya le correspondieron 3.294,7 millones en 2020 y 2.161 millones en 2021, pero no tuvieron réplica en 2022.

Catalunya destina, sobre el papel, más de 10.000 millones anuales a la sanidad. Eso es lo que reflejan las cuentas públicas. Pero solo son una aproximación al gasto real. Ni un solo ejercicio se ha cumplido lo que constaba en la ley de Presupuestos. La raíz del problema es que el sistema está infrafinanciado, denuncia la Generalitat, algo que vuelve a estar sobre la mesa con las demandas de reforma del sistema de financiación autonómica, cuyo modelo está caducado desde 2014. Y además el sistema fue víctima de un gigantesco tijeretazo durante 4 años de los mandatos de Artur Mas fue 'president'.

No para invertir sino para facturas atrasadas

El presupuesto de 2013 cayó hasta los 8.134 millones, 1.770 millones menos que en su punto más alto, en 2010, con José Montilla al mando. Pero esas cifras no son del todo ciertas, ya que una cosa es el presupuesto y otra lo realmente gastado.

En el punto más bajo tras los recortes, en vez de 8.134 millones, el gasto real fue de 8.774 millones. Todo por efecto del gasto desplazado de ejercicios anteriores. En resumen, se gasta más de lo presupuestado, pero no porque se invierta más sino porque con dinero del nuevo ejercicio se pagan facturas atrasadas.

La diferencia tiende a crecer, pero en este caso por una crisis sobrevenida provocada por el covid. Se nota en los ejercicios 2020 y 2021, en las que el gasto real al final alcanzó los 13.132,1 millones, 2.127,3 millones más y de los que 1.930,2 millones corresponden al gastos relacionados con el covid; y 13.674 millones en 2021, 541,9 millones más y con 1.855,4 millones relacionados con el covid, respectivamente.

El presupuesto, de este modo, es más una estimación que encubre una infrafinanciación que expertos como el catedrático Guillem López Casasnovas, en su trabajo 'La enfermedad de la sanidad catalana', cifraron en 2020 en unos 5.000 millones. Esa es la cantidad en la que debería incrementarse anualmente para llegar al nivel de la media de los países de la OCDE con un PIB y un grado de envejecimiento de la población similares.