El PSOE ya está negociando en serio la composición de la Mesa del Congreso. “Con todos” y “con todo abierto”, indican fuentes implicadas en las conversaciones a varias bandas. Las dos votaciones del día 17, para elegir a la Presidencia y al órgano de gobierno de la Cámara baja, son la primera bola de partido y Pedro Sánchez no quiere perder el pulso inicial de la legislatura contra Alberto Núñez Feijóo. La derecha no tiene los números para una investidura (el PP presumía ayer de disponer de 171 apoyos), pero sí podría derrotar a la izquierda y a sus posibles socios si alguna pieza del engranaje falla. Para eso Ferraz intenta coordinar la posición de hasta tres bloques: el catalán, el vasco y el canario. No es un sudoku sencillo. La votación es secreta (históricamente algún grupo repartió papeletas a sus diputados para evitar equivocaciones) y eso complica todo aún más.
La partida está en marcha. En las conversaciones iniciales, el PSOE plantea ceder algún puesto en la Mesa del Congreso a nacionalistas o independentistas, catalanes o vascos. Es decir, los socialistas están dispuestos a que el PNV pueda acceder al órgano de gobierno de la Cámara, o bien que sea Junts y ERC quienes tengan la posibilidad. Oficialmente fuentes del PSOE afirman que “no hay nada cerrado” apelando a la habitual discreción de sus negociaciones.
Negociaciones
CiU y el PNV tuvieron representantes en la Mesa; el grupo catalán, un vicepresidente
El PNV es un partido clave en la votación del 17 de agosto. Sus cinco diputados son decisivos para que la izquierda retenga el control sobre la Mesa. El diputado de Sumar y secretario general del PCE, Enrique Santiago, calificó ayer de “respetable” una propuesta lanzada por el exportavoz parlamentario de UP, Pablo Echenique, planteando que el PSOE cediera la Presidencia del hemiciclo a fuerzas nacionalistas. “Estamos construyendo una alianza amplia y considero que ninguna propuesta está descartada”. Sería histórico, ya que la tercera autoridad del Estado ha sido, desde las primeras Cortes, para PSOE, PP o UCD.
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El frente catalán es otro de los bloques con el que el PSOE está negociando. La diputada electa por Barcelona, Teresa Jordà, confirmó ayer en una entrevista en El Periódico que la posibilidad de que un dirigente independentista sea miembro de la Mesa del Congreso “forma parte de las negociaciones”. La confesión no gustó en la parte socialista. ERC y Junts no disponen en este momento de grupo parlamentario propio, aunque Jordà explicó que el PSOE les ha transmitido que no tendrán “ningún tipo de problema”.
Votación del 17 de agosto
Ferraz y ERC admiten que las negociaciones sobre el órgano de gobierno están abiertas
El día 17 habrá dos votaciones. En la primera se elegirá la Presidencia del Congreso. Si en una primera elección ningún candidato obtiene mayoría absoluta se repetirá la votación entre los dos con más apoyos. Si PP, Vox, UPN y CC votaran al candidato propuesto por los populares, y la izquierda y sus socios no se pusieran de acuerdo, ganaría el PP. En cambio, si CC acaba apostando por el candidato del PSOE, y Junts vota en blanco o a su propio candidato, los socialistas vencerían. Para elegir a los cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios, que se nombrarán de forma sucesiva por el número de votos, Ferraz tiene que hilar aún más fino. Para poder mantener el control del órgano, diputados de grupos mayoritarios tendrían que votar a parlamentarios de otras formaciones y ahí es donde se abre la opción de elegir a algún diputado nacionalista.
La Mesa del Congreso ya ha contado con representantes de partidos nacionalistas. De CiU, principalmente. El primero fue Josep Maria Trias de Bes, durante cuatro legislaturas. Llegó a ser vicepresidente tercero. Companys, López de Lerma, Vilajoana y Jané siguieron su estela. El PNV, por su parte, tuvo a Olabarria, González de Txabarri y Beloki. En el 2016 la irrupción de Podemos y Cs apartó a los nacionalistas del órgano de gobierno del hemiciclo.