Donald Trump trató de eliminar las imágenes de videovigilancia que registraron algunos de los movimientos de las cajas con los documentos clasificados que se llevó a su residencia de Mar-a-Lago (Florida) cuando perdió la presidencia en noviembre del 2020. El traslado de cajas se hizo en el verano del 2022.
Ese intento de escamotear pruebas fundamenta uno de los dos cargos adicionales de obstrucción a la labor de la justicia que, junto con otro más de retención deliberada de información sobre la defensa nacional, el fiscal especial Jack Smith endosó este jueves al exmandatario republicano.
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Los tres nuevos cargos se suman a los 37 que, por siete delitos, el representante del Ministro público y Departamento de Justicia de Estado Unidos le imputó en junio pasado. Las acusaciones incluyen conspiración para obstruir una investigación oficial, así como manipulación de testigos, declaraciones falsas y retención deliberada de documentos secretos con violación de la ley de Espionaje.
Los cargos de conspiración para la obstrucción afectan asimismo a un nuevo imputado, el trabajador de mantenimiento de la casa de Florida Carlos De Oliveira, de 56 años. Se trata del tercer acusado del caso además de Trump y del también empleado Walt Nauta, de 40 años e implicado supuestamente en dicha conspiración, en las declaraciones falsas y en la ocultación de secretos propiamente dicha.
El nuevo cargo de retención de información de defensa se refiere al papel de alto secreto sobre un plan para atacar Irán
El cargo adicional de retención deliberada de información de defensa se refiere a un documento de alto secreto con "una presentación sobre la actividad militar de EE.UU. en un país extranjero”. Aunque el escrito de acusación de Smith no lo dice, todo indica que se trata del plan para un posible ataque de Irán que Trump comentó durante una reunión en su club de golf de Bedminster, Nueva Jersey, en julio de 2021; un encuentro que fue grabado y en el que participaron dos personas que trabajaban en la autobiografía del exsecretario general del entonces presidente, Mark Meadows.
En relación con el intento de destruir pruebas, el texto con las nuevas imputaciones detalla cómo a finales de junio pasado el empleado De Oliveira fue a ver a la persona contratada para procesar las imágenes de videovigilancia de Mar-a-Lago y le dijo que "el jefe" quería que se borraran las secuencias comprometedoras de movimiento de cajas.
El así requerido, Yuscil Taveras, se opuso. Y replicó a De Oliveira que no sabría cómo hacer el borrado -el cual implicaba intervenir en el servidor del ordenador que contenía el video-, y que tampoco tenía claro que debiera hacerlo.
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Las imágenes en cuestión mostraban a Nauta y De Oliveira moviendo cajas de documentos por el complejo de Mar-a-Lago justo antes de que uno de los abogados de Trump, Evan Corcoran, buscara los papeles secretos que por aquel entonces faltaba por entregar a la institución de Archivos Nacionales: la entidad que custodia este tipo de documentos oficiales.
Miembros del FBI y del Departamento de Justicia llegaron a Mar-a-Lago el día después de esa búsqueda de Corcoran, y entonces el letrado les entregó 38 documentos clasificados que había encontrado. Pero a las pocas semanas, durante el sonado registro realizado en agosto del 2022 en Mar-a-Lago, el FBI recuperó allí más de 100 registros clasificados. La ocultación deliberada quedó entonces clara. A partir de entonces, el caso no haría más que empeorar y de complicarse para Trump y su gente. Y lo que quede.
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Las imputaciones adicionales se conocieron el mismo día de una nueva reunión del gran jurado que durante largos meses ha investigado el caso del asalto al Capitolio y otros intentos de Trump de revertir el resultado de las presidenciales del 2020.
Esa reunión y el encuentro que al mismo tiempo el fiscal Jack Smith celebró con dos abogados del expresidente para tratar sobre el mismo asunto hicieron pensar a los medios que de todo ello saldría, el mismo jueves, la imputación del líder ultra en este otro sumario: una imputación que se da como segura después de que el pasado fin de semana Smith comunicara a Trump oficialmente que era objeto de las diligencias, lo que en EE.UU. antecede casi siempre al acto equivalente a un procesamiento. No fue así, pero la nueva inculpación parece sólo cuestión de tiempo.