Hace dos semanas, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, recibió en su despacho a la comisaria de los Mossos d’Esquadra, Montserrat Estruch, nueva responsable de la policía catalana en la capital. De la presentación se hizo cargo el comisario jefe Eduard Sallent, que aseguró al alcalde que había apostado por una de sus mejores mandos para hacer frente a la nueva etapa, en la que ya le avanzó la llegada a finales de agosto de 222 policías recién salidos de la escuela.
El refuerzo policial llega en un momento crucial. Las estadísticas demuestran un incremento incesante de la actividad delictiva. En líneas generales, los delitos subieron casi un 14% en relación al primer semestre del año pasado. Y aunque los responsables políticos insisten en seguir comparando las cifras con el 2019 y recalcar que no se han alcanzado aquellas cifras, lo cierto es que tanto el baremo municipal como la encuesta de victimización ponen en evidencia que el barcelonés sigue señalando la inseguridad como el principal problema.
El Ayuntamiento pide nuevos y eficaces instrumentos legales para castigar con prisión algunos delitos
Estruch y el intendente mayor de la Guardia Urbana, Pedro Velázquez, encabezaron este jueves la representación policial en la Junta de Seguridad de Barcelona, con presencia de la Fiscalía, la judicatura, la Policía Nacional y la Guardia Civil.
El repaso de las cifras de este 2023 vuelve a situar el hurto como el delito estrella de la ciudad. De hecho, representa el 49,2% del total de delitos que se denuncian. Han pasado de 42.772 a 50.116. O lo que es lo mismo, cada día se denuncian en la ciudad 275 hurtos. Cada cinco minutos se produce un hurto en Barcelona, y un porcentaje altísimo tiene Ciutat Vella y el Eixample como escenarios. Carteras, teléfonos, bolsos e incluso ordenadores son los objetos más robados.
Jueces y fiscales explicaron que aún es pronto para ver las consecuencias de la entrada en vigor de la última reforma del Código Penal en materia de reincidencia. Y a esa reforma apeló el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, para enarbolar la bandera de que se necesitan más reformas legislativas que doten a los jueces de instrumentos “más eficaces” contra determinados delitos, refiriéndose por ejemplo a la temática relacionada con la marihuana, que tuvo un punto del día durante la reunión.
La Junta de Seguridad, presidida por Collboni y con la presencia del conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, entre otros, puso de manifiesto que sin lealtad institucional y coordinación operativa en la calle de todos los uniformados, es imposible trabajar ante la complejidad de la realidad barcelonesa.
La comisaria Estruch aseguró, como lo hizo después en rueda de prensa el director de la policía Pere Ferrer, que Interior está comprometido con la seguridad de la ciudad, y de ahí la creación de nuevas divisiones y el refuerzo de áreas como investigación, que ayudarán a mejorar la seguridad y la prevención.
La cita sirvió para concretar el plan de descentralización de los detenidos que ya avanzó La Vanguardia , con la entrada en funcionamiento de los calabozos de la comisaría de Ciutat Vella, el 1 de septiembre.
En cuanto a los delitos, prácticamente todo sube, pero especialmente se disparan los hurtos, las estafas y, tímidamente, los robos con violencia, aunque se trata de uno de los delitos que más angustia produce. Eso sí, la nota posterior a la reunión advierte de que de las aproximadamente 6.739 víctimas que sufrieron un robo violento este primer semestre del año, solo un 2% sufrió una lesión; el resto, o nada, o muy leve.
Durante los primeros seis meses del 2023 se han detectado a 315 delincuentes multirreincidentes, de los que 269 han sido detenidos 1.629 veces y se les han imputado 4.065 delitos. En este grupo figuran los cinco considerados más activos: han sido detenidos 112 veces y acumulan 203 antecedentes. Los cinco están en libertad.
La semana pasada, los responsables de la comisaría general de investigación criminal ya dieron las cifras relacionadas con la violencia sexual en Catalunya, disparadas. La ciudad de Barcelona no es una excepción. Suben un 27,4 por ciento, el último semestre, contabilizándose 525 denuncias por agresión sexual en seis meses. Eso sí, tanto Estruch como Velázquez aseguraron que los denominados itinerarios seguros funcionan, y en esos corredores vigilados e iluminados han descendido las denuncias.
Los responsables de la Guardia Urbana, concretamente la gerente de Seguridad, Maite Casado, presentaron los resultados de la nueva oficina de denuncias de violencia de género abierta en las dependencias de la Guardia Urbana de Nou Barris, así como la inminente apertura de otra igual en la comisaría de la Rambla. Dos espacios diseñados con el único criterio de proporcionar bienestar y confianza a las víctimas que se atreven a dar el paso de cruzar el umbral de una comisaría para denunciar el infierno que sufren.
Guardia Urbana y terrorismo
Por primera vez en una Junta Local de Seguridad de Barcelona, el representante de la Guardia Urbana, concretamente su intendente mayor, Pedro Velázquez, intervino para exponer el trabajo de la policía municipal en materia antiterrorista. Hasta ahora, en ese punto del día tomaban la palabra los representantes de los Mossos d’Esquadra, la Policía Nacional y la Guardia Civil, pero esta vez, la gerencia del Ayuntamiento defendió la necesidad de tomar la palabra para explicar el trabajo que están haciendo en materia de prevención. Velázquez contó cómo dentro del proyecto europeo Secur’cities, destinado a la protección de espacios públicos ante posibles atentados, se reforzó la seguridad de la avenida Maria Cristina con videovigilancia, además de la compra de barreras antiembestida para toda la ciudad. La Guardia Urbana participa desde hace unos años en un foro internacional, el Counter Terrorism Preparedness Network, junto a otras ciudades que, como Barcelona, han sufrido un atentado terrorista, entre ellas Nueva York o Londres.