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Consultor Tributario: ¿Por qué Uruguay está en un buen momento para ingresar a la OCDE?

El proceso ayudaría a implementar reformas pendientes y volvería al país más atractivo para los inversores internacionales.

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OCDE. Foto: AFP.
FILE - In this June 7, 2017 file photo, the Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD) headquarters is pictured in Paris, France. Some 130 countries have backed a global minimum tax as part of a worldwide effort to keep multinational firms from dodging taxes by shifting their profits to countries with low rates. The agreement announced by the Organization for Economic Cooperation and Development Thursday also provides for taxing the largest global companies in countries where they earn profits through online businesses but may have no physical presence.(AP Photo/Francois Mori, File)
Francois Mori/AP

Por Ignacio Munyo
Hace mucho tiempo que estamos convencidos de que Uruguay debería avanzar para ser miembro pleno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El proceso no solo nos ayudaría a implementar las reformas pendientes, sino que nos volvería aún más atractivos para los inversores internacionales.

Ser miembro pleno de la OCDE para un país es similar al logro de un valioso certificado de calidad para una empresa. No es mágico, no es otra cosa que avanzar en la implementación de mejoras que previamente se entiende que son necesarias.

Iniciar el proceso ya es una señal que se valora en el mercado; y si se logra, puede hacer la diferencia a igualdad de otras condiciones. Por algo las empresas invierten muchos recursos para certificarse.

La OCDE no impondría nada que Uruguay no sepa que tiene que corregir, ya sea porque hay cierto consenso, o porque figura en los programas de la actual coalición de gobierno.

Ejemplos de ello serían perfeccionar la regulación para mejorar el funcionamiento de los mercados (incluyendo el laboral) o modernizar la institucionalidad en la que se gobiernan las empresas públicas para lograr niveles de eficiencia que trascienden características puntuales de los gobiernos de turno.

La OCDE surge con 20 países después de la Segunda Guerra Mundial, y crece de forma permanente para incluir hoy a 38 estados miembros comprometidos con los valores de la democracia liberal, que representan dos terceras partes de la producción global.

Para ser miembro pleno hay que ser aceptado y Uruguay tiene la puerta abierta para iniciar el proceso formal para ingresar. En mayo pasado el Comité de Relaciones Externas de la OCDE analizó posibles países para ingresar como nuevos miembros plenos y fueron varios los integrantes que mencionaron a Uruguay como un gran candidato. Porque lo somos.

Uruguay se beneficiaría mucho si iniciara un “Programa País” con la OCDE como estrategia para ser miembro pleno. Expertos de alto nivel y con experiencia práctica en políticas públicas nos podrían ayudar a diseñar e implementar las reformas que Uruguay necesita para poder avanzar en la senda del desarrollo sostenible.

La OCDE es quien toma la decisión de invitar a un estado a iniciar un “Programa País”, que puede durar entre tres y cinco años. Es justamente el Comité de Relaciones Externas —que actúa bajo el consenso de todos los miembros de la OCDE— el que se encarga del diseño del programa (duración, contenidos, coordinación y supervisión), en consulta y acuerdo con las autoridades del país interesado. Para el caso de Uruguay, sin mayor dificultad, se podría lograr que el costo (aproximadamente 5 millones de euros) sea cubierto por la Unión Europea.

La relación de Uruguay con la OCDE es de larga data. En 1988, Uruguay ingresó al Sistema de Semillas de la OCDE para tener la certificación necesaria para impulsar la utilización de semillas de calidad elevada y homogénea.

En 2003, Uruguay empezó a participar en las Pruebas PISA en el marco del programa de evaluación educativa de la OCDE con el objetivo de abordar desafíos de aprendizaje con estándares internacionales.

Entre 2009 y 2011, Uruguay suscribe 18 acuerdos de intercambio de información con países relevantes, necesarios para cumplir con los estándares exigidos para ser un país cooperante en materia tributaria y fiscal.

En 2012, Uruguay es uno de los tres estados seleccionados por la OCDE para que sus técnicos realicen un análisis multidimensional del país (publicado en dos volúmenes: 2014 y 2016).

En 2015, Uruguay ingresa como miembro del Comité de Asuntos Fiscales de la OCDE, comprometiéndose con sus estándares.

En 2016, Uruguay ingresa como miembro del Centro de Desarrollo de la OCDE, comprometiéndose con la sustentabilidad social y medioambiental.

En 2021, Uruguay ingresa al Comité de Inversiones de la OCDE, comprometiéndose a darles un trato nacional a los inversores extranjeros y a promover buenas prácticas empresariales.

Sería natural dar un nuevo paso, y en este año iniciar un “Programa País” con el objetivo de ser miembro pleno de la OCDE en menos de cinco años. Ya hay mucho camino avanzado. Se puede.

Para ello, lo primero es tener claro que la OCDE es mucho más que un club de países ricos que imponen regulaciones tributarias y financieras al resto del mundo.

Además, hay que ser conscientes de que el ingreso a la OCDE puede ser muy beneficioso para el país. Y lo más importante, entender que el camino de Uruguay hacia la OCDE es el mismo camino de Uruguay hacia el desarrollo. Tenemos la chance de dar un nuevo paso hacia ahí.

No es un tema tributario

Por Carlos Loaiza Keel
Parece contraintuitivo, pero no lo es. Para una parte de la opinión especializada en nuestro país, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) fue sinónimo de exigencias en materia tributaria, que para muchos suponían desmantelar su identidad y regímenes atractivos.

Pero la OCDE es mucho más que eso, como hemos venido exponiendo desde el año 2009 en prensa y en análisis académicos.

En primer lugar, la OCDE pudo ser coyunturalmente la expresión de la agenda y las exigencias en materia tributaria de los países centrales, pero no es la única. Esa agenda siempre va a estar presente y se va a expresar por medio de distintos organismos. De ello da cuenta la profunda reforma tributaria que supuso para el actual gobierno alinearse este mismo año con los estándares del Código de Conducta de la Unión Europea (UE), de lo que dimos cuenta en esta misma sección en el mes de abril. Y fue la UE.

También se evidencia en procesos actuales en los que la organización sigue involucrada en materia fiscal, como es el Impuesto Mínimo Global (Pilar 2), que es impulsado principalmente por parte de Estados Unidos. Porque en definitiva, no era ni es la OCDE. Incluso cuando la organización está involucrada, nadie puede negar que es mucho mejor estar cerca de los que toman las decisiones que nos afectarán, que de espaldas a ellos y sorprendernos cuando las toman. Cuando uno es parte del club, se entera antes de todo, y los socios se cuidan más de perjudicarlo.

Pero además, la OCDE es una institución de vanguardia en muchísimas materias en las que Uruguay debe necesariamente evolucionar para seguir desarrollándose, como la competitividad, la educación, el gobierno de las empresas públicas o el cuidado medioambiente, y su sistema para lograr que las cosas sucedan ha demostrado ser muy eficiente.

Por esto, recibimos con gran entusiasmo para este nuevo número de Consultor Tributario la excelente columna de nuestro amigo, el economista Ignacio Munyo, director ejecutivo de Ceres, a quien agradecemos por compartir sus valiosas ideas y propuestas.

Estamos convencidos de que Uruguay debe hacer reformas impostergables para poder ser un país verdaderamente desarrollado y el proceso de acceso a la OCDE es una herramienta útil para lograrlo.

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