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Republicanos en el Congreso: la bancada que está contra el diálogo y las negociaciones

Republicanos en el Congreso: la bancada que está contra el diálogo y las negociaciones

Rodrigo Córdova
Por : Rodrigo Córdova Periodista en El Mostrador
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El comportamiento del Partido Republicano en las últimas votaciones en el Parlamento ha estado lejos de mostrar una apertura a dialogar y negociar. El miércoles, los parlamentarios de la colectividad de José Antonio Kast no celebraron la aprobación del royalty minero que aumentaba en US$ 1.400 millones la recaudación, con un positivo efecto para las regiones, y han declarado su total oposición al aumento del salario mínimo a $500 mil. Tampoco se sentaron a conversar para apoyar el aumento de penas en delitos económicos o en apoyo a las víctimas de femicidios. Su responsabilidad en el proceso constituyente es clave y algunos de sus dirigentes han mostrado un tono más amable, sin embargo, su bancada en el Congreso no se ha visto más dialogante.


El aumento de la fuerza del Partido Republicano es el tema más comentado después de los comicios del 7 de mayo. La principal duda que surge tras su triunfo electoral es sobre su capacidad de moderar el discurso y lograr acuerdos, tema no menor, tomando en cuenta que van a contar con la capacidad de bloquear decisiones en el Consejo Constitucional. Observando su conducta en las últimas semanas en el Congreso, se puede inferir que no están apostando por acercar posiciones y no se ha visto interés por querer hacerlo. Hasta ahora, solo han destacado por sus votos en contra y por quedar al margen de los acuerdos.

En la semana siguiente a su victoria en la elección del Consejo Constitucional, se esperaba que su capital político se hiciera sentir en el Parlamento. Los resultados generaron tensiones tanto en el oficialismo como en la oposición, pero la influencia republicana parece que quedará circunscrita a los temas constitucionales, porque el Gobierno continúa obteniendo triunfos con los votos de la derecha tradicional, con nula intervención del Partido Republicano, que aparece aislado en ambas cámaras del Legislativo.

Por un lado, en el Senado, Rojo Edwards (republicano) presenció el lunes 8 de mayo el protocolo de acuerdo que el Gobierno elaboró con otros senadores de oposición para avanzar con el royalty minero. Por otro lado, el miércoles 10, la Cámara de Diputadas y Diputados aprobó el proyecto de aumento del salario mínimo a $500 mil con los votos de los partidos oficialistas, además de RN y Evópoli. Una vez más, los republicanos –esta vez junto a la UDI– quedaron excluidos de los acuerdos más amplios.

El miércoles recién pasado, el royalty minero fue despachado a ley y el Partido Republicano quedó fuera de las celebraciones. Ahora está por verse lo que sucederá con el salario mínimo en la Cámara, dado que el Senado aprobó y despachó el proyecto a su tercer trámite con votos en contra y abstenciones de la oposición. 

Sin diálogo

No es primera vez que los nueve parlamentarios republicanos votan a contrapelo de lo que el oficialismo y la derecha tradicional negocian. Hay registro de los personeros del partido de Kast en que acusan al Gobierno de presentar malos proyectos, así como lo repitieron con la rechazada reforma tributaria. Desde el oficialismo advierten que ni siquiera se sientan a dialogar, especialmente su bancada de diputados. 

Por ejemplo, durante el actual trámite de la reforma previsional, la ministra del Trabajo, Jeannette Jara –en conversación con CNN–, hizo notar una diferencia entre las dos oposiciones. “Hay una voluntad de la mayoría en el sistema político” para una eventual reforma de pensiones, señaló la ministra y, en tal sentido, precisó que los partidos que han sido Gobierno saben la responsabilidad que tiene el Ejecutivo de llevar a cabo la reforma, sin embargo, el Partido Republicano “nunca ha estado en ese diálogo (…), yo no esperaría mucho de ese sector”, añadió. 

Es que la secretaria de Estado, así como parlamentarios oficialistas, ya tienen constancia de negociaciones en donde ni siquiera hubo diálogo para acercar posiciones. Por ejemplo, una iniciativa que impulsó la propia ministra Jara, la de reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales. 

Para la derecha, el principal problema que tenía el proyecto de las 40 horas era el riesgo que corrían las pymes al tener que implementar dicho régimen en sus empresas. Las negociaciones, que se llevaron a cabo hasta el último minuto, lograron que Chile Vamos cediera y concurrirá con sus votos. Sin embargo, para el Partido Republicano no fue suficiente. Antes de la votación, los diputados de dicha colectividad hicieron un punto de prensa para anunciar que rechazarían en bloque el proyecto. 

El jefe de bancada, Benjamín Moreno, tildó de “marketera” la iniciativa y puso en duda los esfuerzos que el Gobierno hacía en favor de los trabajadores: “Yo le pregunto a la ministra qué está haciendo ella por la empleabilidad en Chile, para que los chilenos tengan más trabajo”, señaló Moreno. Sobre el proyecto, el diputado afirmó que “va a ser muy dañino para las pymes, emprendedores y quienes están luchando día a día por sobrevivir en esta crisis económica”. Una apreciación distinta a la que tuvieron los senadores que sí aprobaron el proyecto en su instancia. 

Femicidio

Otro momento en que el Partido Republicano cerró sus filas en la Cámara, mas no en el Senado, fue cuando se presentó el proyecto que establece un régimen de protección y reparación integral en favor de las víctimas de femicidio y sus familias. 

Mientras se discutía el proyecto en Sala, el diputado republicano Johannes Kaiser sostuvo que, al entregarle una pensión a un hijo de víctima de femicidio, se estaba generando un privilegio: “¿Por qué crear grupos privilegiados en un país donde siempre hemos afirmado que no los hay?”. 

La pregunta llegó hasta la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, quien respondió: “Quien quiera sugerir que los hijos de mujeres asesinadas por femicidio son un grupo privilegiado, debe explicárselo a la ciudadanía”. La votación en la Cámara, si bien no contó con votos en contra, tuvo 13 abstenciones y, de estas, 8 fueron del Partido Republicano –de nueve escaños que ocupan en la Cámara–. 

Otra propuesta que dicha colectividad se restó de aprobar, en su primer trámite y acompañados de diputados independientes y pocos de la derecha tradicional, fue el proyecto que modifica diversos cuerpos legales para establecer la mayoría de edad como un requisito esencial para celebrar el matrimonio.

Durante la discusión, intervinieron los republicanos Luis Sánchez, Leonidas Romero, Johannes Kaiser, Cristián Araya y Agustín Romero. El argumento que esgrimieron se basaba en que, para ciertas materias, los adolescentes sí pueden tomar decisiones siendo menores de edad, lo que “refleja incongruencias entre las normas, que no protegen el derecho de los padres a educar a sus hijos”. Además, sostuvieron que la iniciativa “era un ataque a la institución del matrimonio”. A pesar de las críticas, el proyecto pasó al Senado con 118 votos a favor, 8 en contra y 17 abstenciones. 

Para el jefe de la bancada de diputados RN, Frank Sauerbaum, el hecho de que Republicanos haya pasado a ser un partido grande en esta elección, que no significa que lo sea en la próxima –señala–, le confiere una responsabilidad, sobre todo en el proceso constituyente. 

El principal desafío que ve Sauerbaum para el Partido Republicano es lograr “construir mayorías para ejercer el poder que el pueblo le ha entregado”. Las claves, cree el diputado RN, están en “mostrar generosidad y capacidad de entendimiento para poder interpretar a los chilenos adecuadamente y mirar hacia el futuro”. 

La vicepresidenta de la Cámara, Catalina Pérez (RD), acusa que los parlamentarios republicanos no participan del diálogo: “Se han restado durante todo el periodo legislativo de participar de las distintas mesas de trabajo. Por lo mismo somos tan escépticos de la postura dialogante que algunos dirigentes plantean ahora”, añade.

Las últimas semanas reflejan, para Pérez, una actitud del Partido Republicano que tiene que cambiar. Por ejemplo, menciona que “los vimos rechazar el royalty minero y partes importantes de la ley que sanciona los delitos de cuello y corbata”. En ese sentido, la responsabilidad de dicho partido es clave para el éxito del proceso constituyente y la diputada Pérez advierte que “eso no lo conseguirán con la actitud que han tenido hasta ahora. Yo esperaría un viraje importante traducido en acciones concretas”, sostiene. 

Por su parte, la diputada de Convergencia Social, Javiera Morales, recalca que “jamás he visto a Republicanos construir alguna mayoría. Los veo incapaces”, asegura. Morales recuerda que fue el Partido Republicano el que no se sumó a la mesa de seguridad, tampoco a la de pensiones y, respecto del proceso constituyente, “armaron una mesa paralela que terminó a los gritos”.

En respuesta a Sauerbaum, quien compara este momento del partido de Kast con el rol que tuvo el Frente Amplio (FA) en la Convención Constitucional, indica que “es una mala comparación, pues el FA desde su origen ha estado dispuesto al diálogo”. La parlamentaria dice esperar que el Partido Republicano entregue luces de apertura, pues “en la Convención Constitucional aprendimos que las constituciones con aspectos partisanos no llegan a buen puerto”. La diputada Morales también agrega que espera “de verdad, que los consejeros republicanos tengan presente la historia reciente nacional, porque no ocurre en el caso de sus pares diputados”.

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