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Viajar se pone cuesta arriba este verano: las aerolíneas disparan el precio de los vuelos

Decenas de personas hacen cola para facturar el equipaje en el Aeropuerto de Barajas de Madrid, en una fotografía de archivo.

Cristina G. Bolinches

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En los últimos cuatro años, la actividad de las aerolíneas se ha parecido a una montaña rusa. Han pasado de tener todos sus aviones en tierra por el COVID a recuperar casi al 100% su actividad. Y, entre medias, la guerra en Ucrania, la incertidumbre que ha provocado y los precios del combustible disparados. Sin olvidar las colas en los aeropuertos que se multiplicaron el verano pasado. Y, en ese contexto, las vacaciones de 2023 se vislumbran como récord por el apetito de la ciudadanía por viajar. Eso sí, siempre que se pueda pagar los precios de los billetes.

Cualquier usuario que busque un vuelo para este verano ve que el coste de los vuelos está a niveles más altos que otros años y que, en muchos casos, están a cotas superiores a las de antes de la pandemia. 

Las compañías no dan excesivos detalles sobre sus estrategias de precios y ponen el foco en que es el mercado quien los fija. A finales de abril, el presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, aseguró en una rueda de prensa que “los precios no los ponemos las compañías” sino que estos se fijan “por la interacción de oferta y demanda”. Por eso, recomendaba comprarlos “con la antelación suficiente”, porque cuanto más se aproxima la fecha de vuelo, más caros suelen ser.

Lo que sí anticipó Gándara es que este año hay más ganas de viajar que en 2019, que ya fue récord para el turismo en España. Para los meses estivales están programados 219 millones de asientos en aviones que tienen como origen o destino los aeropuertos españoles. Una cifra que es un 3% más alta que la del verano previo a las restricciones.

Algunas compañías sí están dando pistas de cómo está creciendo la factura que cobran a sus clientes. Por ejemplo, el consejero delegado de easyJet, Johan Lundgren, justificó a la agencia francesa AFP que mientras el precio del combustible les ha subido en un 71%, la tarifa promedio de la aerolínea de bajo coste se ha incrementado en un 31%, el equivalente a 14 euros, apuntó. Por ello “todavía está al alcance de muchos clientes”, justificó. 

Resultados y expectativas

IAG, la matriz de Iberia, British Airways y Vueling, ha dado cifras, pero con la mirada en el pasado. En este caso, las del primer trimestre del año, sin anticipar datos para este verano. En la presentación de resultados que remitió a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) explica que “sus ingresos de pasaje aumentaron 2.386 millones de euros con respecto al primer trimestre de 2022, hasta 5.041 millones de euros”. Unas cifras que responden “al aumento del 46% de la capacidad operada, junto con el impacto positivo del aumento de 9,3 puntos porcentuales del coeficiente de ocupación de pasajeros”. 

También apunta que “los ingresos unitarios de pasaje resultantes (la relación entre ingresos por el pasaje y la media de asientos ofertados por kilómetro, que llama AKO) fueron ”un 30% superiores a los del año anterior y un 14,8% superiores a los registrados en el primer trimestre de 2019“, lo que indica cómo va el presente ejercicio. ”El tráfico de ocio registró un comportamiento especialmente bueno, si bien el tráfico de negocios está recuperándose de forma más lenta“, matizó el grupo. 

Mientras, los ingresos por asiento ofertado por Air France-KLM, en el caso de esas dos aerolíneas, subieron más de un 38%. En paralelo, el grupo alemán Lufthansa anticipó en su presentación a inversores que prevé “un auge de los viajes en el verano, así como un nuevo récord” de sus ingresos por pasajero, dado el nivel de reservas que ya tenía realizadas a principios de mayo. En el caso del grupo germano, aún está operando al 75% de capacidad respecto a los niveles prepandemia.

El aumento del precio del combustible

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que representa a cerca de 300 aerolíneas, indica a elDiario.es que este martes publicarán datos sobre cómo esperan que sea el verano.

De momento, en el inicio del año aún no se volvió al nivel de vuelos de 2019, pero se está muy cerca. El tráfico global, medido por la relación entre pasajeros por kilómetro (RPK, por sus siglas en inglés), creció un 52,4% interanual en marzo, y se situó en el 88% respecto a marzo de 2019.

Y, sobre los precios, también los justifica por el encarecimiento del queroseno. “El elevado precio de los combustibles, así como otros aumentos inflacionistas de los costes, pueden tener un impacto en el precio de los billetes que puede aumentar si las compañías aéreas no pueden absorber o evitar el coste por sí mismas”, explica IATA.

Sin embargo, para este año, anticipaba en su informe anual que el impacto de los combustibles daría un respiro, respecto a los niveles de 2022, aunque permanecería por encima del promedio histórico.

Sea por el precio del combustible, los costes o la alta demanda, la subida de precios se ve a uno y otro lado del Atlántico. La aplicación de viajes Hopper apuntaba la semana pasada que percibía una bajada de las tarifas de vuelos domésticos dentro de Estados Unidos. Sin embargo, en el caso de los vuelos a Europa y Asia, están en máximos de los últimos cinco años, a una media de 1.100 y 1.800 dólares, respectivamente, casi 300 euros más que hace un año.

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