La televisión que saldrá de la huelga

El interrogante

El sindicato de guionistas se rebela ante una industria en modo ahorro

Una de las pancartas de la huelga de guionistas iniciada el 1 de mayo en Estados Unidos.

Una de las pancartas de la huelga de guionistas iniciada el 1 de mayo en Estados Unidos.

ETIENNE LAURENT / EFE

Los miembros del Writers Guild of America, el sindicato de guionistas de los Estados Unidos, tienen bajo control su huelga. Se aseguran de tener un mínimo de dos guionistas delante de las puertas de los rodajes y, al calificar como un piquete, los trabajadores del rodaje pueden negarse a cruzarlo. Han comunicado de forma efectiva los puntos por los que luchan: un aumento significativo del salario mínimo, garantías con respecto a la inteligencia artificial, volver a un modelo de salas de guionistas (que se han precarizado por las prácticas del streaming) y una parte del pastel por el éxito de las obras en las plataformas.

Sin embargo, más allá de las exigencias, la incógnita del sector es el panorama que quedará después de la huelga: se ha desatado una tormenta perfecta y, por más que haya parones en producciones populares como Stranger things o The last of us, el mercado de los contenidos puede acabar irreconocible una vez se haya resuelto.

Más allá de parones en producciones como 'Stranger things' o 'The last of us', el mercado de contenidos puede acabar irreconocible después de la huelga

El sindicato de directores, el Directors Guild of America, empezó el miércoles pasado las conversaciones con la alianza de productores de cine y de televisión de Hollywood, el AMPTP, con la intención de mejorar los beneficios residuales en el ámbito internacional del streaming.

En junio será el sindicato de actores, el Screen Actors Guild, quien renegocie el convenio. Con estas conversaciones en paralelo, los especialistas no descartan un bloqueo total de la industria si convocan sus propias huelgas, sobre todo por la situación de los estudios: apostaron por el streaming y, a excepción de Netflix, las plataformas tienen pérdidas.

Disney, de hecho, anunció la semana pasada que retiraría contenidos propios de su servicio para sacarle rendimiento siguiendo otras vías, como Warner Bros Discovery hizo al vender la producción europea de HBO a otras plataformas y Westworld a canales de streaming con publicidad.

El escenario podría ser el siguiente. Habrá menos volumen de producción para recortar costes y dedicar más esfuerzos a la promoción de los contenidos elegidos. Los estudios volverán a desarrollar y producir para terceros, un modelo que estaba en crisis, y venderán los derechos de emisión de las series que ya no les aporten suscriptores. Si los gremios obtienen mejoras en los beneficios residuales derivados de sus obras, la ausencia de títulos en los catálogos se puede volver más notoria. Y, por la necesidad de no quemar dinero, la emisión de temporadas en un mismo día podría convertirse en la excepción y no la regla.

El futuro de la industria está en el aire y la huelga de guionistas es otro factor que puede contribuir a moldearlo. Ellos tienen claro que la coyuntura actual no puede servir como excusa para erosionar todavía más el oficio, del que cada vez es más difícil vivir tras la pérdida de sillas en las salas de guionistas, de control y de poder adquisitivo.

Se producirán menos contenidos y los estudios volverán a producir para terceros o vender los derechos de emisión de sus series y películas para sacarles rendimiento

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