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Las hoteleras se vuelven a enfrentar a otra temporada turística sin solventar el problema de no encontrar empleados

Imagen de archivo de turistas en la playa.

Cristina G. Bolinches

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“Hay una pelea por el talento, tenemos que capturarlo y mantenerlo”. Con este circunloquio, el vicepresidente y consejero delegado de Meliá Hotels, Gabriel Escarrer, vino a reconocer en la última edición de Fitur los problemas que están teniendo las empresas turísticas para encontrar trabajadores y, también, para mantenerlos.

Escarrer no fue el único que en esa feria internacional del turismo habló de dificultades para cubrir vacantes y evitar que la competencia te robe empleados porque ofrece condiciones más interesantes. “Estamos en una guerra de talento. Estamos quitándonos plantillas”, asumió Jesús Sobrino, consejero delegado de Palladium. Y a eso se suma otra derivada. “La gente está cambiando de sector”, ahondó. Un salto a otros segmentos profesionales que comenzó con la pandemia y donde, simplemente, hay gente que se fue y no ha vuelto.

Detrás de esta situación “no hay solo una causa”, apunta a elDiario.es José María Martínez, secretario general de CCOO Servicios. “Los problemas son, sobre todo, las condiciones de trabajo, las largas jornadas y los salarios. Es un sector donde no se descansan los fines de semana, donde se trabaja doce horas seguidas y donde, con la pandemia, se han visto los problemas de cobrar en b”, enumera. 

Propinas o cobrar sin cotizar

El cierre de los establecimientos por el COVID y los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) hicieron visible que en el sector turístico y hostelero no siempre se cotiza por las jornadas reales. “Trabajas doce horas, cobras por ocho y cotizas por cuatro”, lamentan desde CCOO como característica de fondo. Y, en cambio, en otros sectores sí se cotiza por la jornada que se hace.

Las empresas asumen el problema, pero hablan del sistema de propinas. “Hemos vivido dos años sin casi actividad, con una recuperación muy rápida que ha hecho que cueste recuperar el empleo”, asegura Óscar Perelli, director de análisis de Exceltur, asociación que agrupa a las principales empresas turísticas. 

“La intensidad de la pandemia hizo que mucha gente se fuera a trabajar a otros sectores. Se vio que en ERTE no se percibía todo lo que cobraban cuando trabajaban. No estaban contabilizadas las propinas. Lo que recibían [en ERTE] no era el 70% de lo que se cobraba”, antes del COVID, argumenta Perelli. 

La situación de no cubrir vacantes no afecta por igual a todos los segmentos del empleo en el sector turístico y hostelero. “Las tensiones afectan más a las posiciones más bajas, donde hay menores sueldos relativos. Al final, somos un sector muy intensivo en puestos base”, indica Perelli. En cambio, no hay tanta ansiedad en la contratación de directivos. “Las dificultades están en los puestos de base, en los especializados, en encontrar personas ya formadas. Las empresas están trayendo [a España] empleados ya formados que trabajan para las compañías en otros países”, añade.

Las empresas también hablan de la necesidad de hacer el sector más atractivo. “Lo más preocupante es que muchas veces la fuga se dirige a otros sectores y esto se debe a que hay un desencanto generalizado de los trabajadores hacia el sector, por ese olvido sistematizado del cuidado de nuestros empleados durante años”, explica Marcos Valera, director de Recursos Humanos de Vincci Hoteles.

“De ahí vienen daños colaterales como es la escasez de personal, las tasas muy elevadas de rotación, baja cualificación en los candidatos que se interesan en las ofertas de empleo; y un largo etcétera que puede poner en serios problemas la explotación de los establecimientos; desde una bajada drástica de la calidad y de la reputación del hotel, hasta el cierre de puntos de venta por falta del personal adecuado”, cita el directivo. “El valor diferencial de un hotel es la calidad del servicio que ofrece, y como todos sabemos, las personas tienen un papel capital en esta cuestión”. Y no solo en España, porque ahonda en que esta fuga de empleados es más acusada en Portugal o Grecia.

Subidas salariales en el entorno del 4%

Que haya una mayor presión para atraer y retener empleados lleva a suponer que hay mejoras salariales a la vista, pero las empresas no las cuantifican. “La mejora salarial es muy paulatina”, apunta el secretario general de CCOO Servicios. En Illes Balears, las federaciones hoteleras de Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera alcanzaron hace unos días un preacuerdo con UGT que contempla un incremento salarial del 5% en 2023 y del 3,3% en 2024.

Exceltur también señala que los acuerdos que se van cerrando apuntan a subidas en el entorno del 4% o el 5%, aunque los representantes sindicales piden igualar la inflación, a lo que no se llega. “Nos preocupa que, aunque hayamos vivido una recuperación y las cosas pintan bien, las cuentas de las empresas están tocadas, aún hay mucho crédito ICO por devolver”, afirma Oscar Perelli. 

Las empresas también hablan de retribuciones, pero no solo salariales. “Como en cualquier sector, nos movemos en parámetro de oferta y demanda y ello es innegable que tiene un impacto en temas de compensación”, reconoce Juan Apresa, Corporate Talent & Organization Senior Director de Palladium Hotel Group. “Pero todo no es salario; opciones de carrera, crecimiento, acceso a formación, ofrecer oportunidades de prácticas laborales al talento más joven, etc, todo ello suma y hace decantar la balanza más allá de un tema retributivo”, añade. 

En cambio, el director de RRHH de Vincci Hoteles habla de una retribución “justa y motivadora”, en cuanto a poner el foco en la “retribución de condiciones más desfavorables para los trabajadores, centrándonos en retribuir de manera especial aquellos turnos más complicados, como pueden ser los turnos partidos, fines de semana o nocturnos; y la redefinición de los objetivos de retribución variable, adaptándolos a los tiempos de inflación que vivimos”, asegura. En cuanto a la opinión de otras cadenas hoteleras, elDiario.es también ha preguntado a otras compañías como Meliá, NH, Barceló o Iberostar, que no han contestado a las preguntas de este medio.

La falta de vivienda asequible

Al margen de condiciones salariales y laborales, los empleados del turismo y de la hostelería se dan de bruces con otra realidad: las dificultades para encontrar vivienda a precios asequibles o adaptados a los sueldos. Palladium reconoce que esta situación impacta, sobre todo, en las vacantes laborales en Ibiza.

“Hay gente que no se desplaza a sitios donde hay ofertas de trabajo porque no pueden encontrar viviendas que puedan pagar”, señala José María Martínez. Como respuesta por parte de las hoteleras “se están habilitando habitaciones para que vivan empleados que no son de la zona”.

José García, secretario de la Federación de servicio de Movilidad y Consumo de la UGT en Balears, explicaba en noviembre a este medio que la solución al problema de la vivienda pasa porque se ataje de una vez por todas la oferta ilegal, que hace que no haya alojamientos disponibles ni para trabajadores ni para residentes. Una situación que ha llevado a una parte de la población de las islas a tener que vivir en caravanas. La competencia de los pisos turísticos en la reducción de la oferta también la señala Exceltur, no solo en las costas, también en las zonas de esquí, lo que está llevando a las hoteleras a comprar edificios para dar alojamiento a empleados. 

El lado positivo de los datos

Los datos de afiliación, en cambio, no dan tantas señales de alarma, lo que puede suponer que el turismo y la hostelería podrían tirar aún más de la creación de empleo. Diciembre cerró con 2,45 ocupados en todo el sector turístico. Se trata del mejor dato de la serie histórica. Esa cifra supone que el 12% de todos los afiliados a la Seguridad Social se dedica a alguna de las ramas del turismo. Eso sí, el dato de diciembre no obvia la estacionalidad, porque en julio de 2022, en plena temporada alta estival, el número de afiliados estaba por encima de los 2,7 millones. 

Si se entra al detalle, detrás de la ocupación en el turismo está, sobre todo, en bares y restaurantes, donde hay más de 1,3 millones de afiliados. De ellos, más de 258.000 son autónomos, según las últimas cifras a cierre de año publicadas por la Secretaría de Estado de Turismo. En cambio, en servicios de alojamiento, en los hoteles, el número de afiliados se situó al acabar 2022 en 280.000 afiliados.

Si se compara con 2019, que el sector considera el mejor año de su historia, por número de visitantes y volumen de gasto, la afiliación del pasado año fue mejor. Entonces, antes de la pandemia, en el turismo había 2,39 millones de trabajadores afiliados y, de ellos, casi 268.000 trabajaban en hoteles. 

Entre medias, una reforma laboral que ha frenado en seco la temporalidad de la industria turística y donde tanto empresas como sindicatos celebran los resultados. “Desde el principio hicimos un balance razonablemente positivo”, argumenta Perelli. “Los contratos temporales se sustituyeron por el fijo discontinuo y eso ha dado estabilidad. La temporalidad eran de 30% en febrero de 2022 y acabamos el año en 8,8%”, explica el director de análisis de Exceltur. “Es un cambio estructural” porque los “niveles de temporalidad del turismo están por debajo de la economía española, que está en el 15%. En este sector es una caída tremenda”.

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