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¿Al borde del sensacionalismo? Las lecciones y reflexiones que dejó la cobertura televisiva de los incendios forestales PAÍS

¿Al borde del sensacionalismo? Las lecciones y reflexiones que dejó la cobertura televisiva de los incendios forestales

Raúl Espina
Por : Raúl Espina Periodista de El Mostrador
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La reciente cobertura periodística del incendio en los cerros de Viña del Mar despertó la inquietud de académicos, investigadores y directores de distintas escuelas de Periodismo, quienes reflexionaron en torno a los principales riesgos de un mal tratamiento de la información, que pudiese fácilmente convertir una labor informativa en una muestra sensacionalista que revictimiza a aquellos que lo perdieron todo. Por una parte, abordaron el preocupante trato desigual a las fuentes, según su origen o clase social, al tiempo que cuestionaron la lógica mediática centralista, que impide visibilizar el tejido social de los distintos territorios del país; y, por otra parte, dieron cuenta de los límites de instancias sancionatorias –con un CNTV restringido al ámbito televisivo y un Colegio de Periodistas con escasa representatividad–. A continuación, el relato sobre de un periodismo mediático y sus grietas, en la voz de quienes forman a las futuras generaciones de comunicadoras y comunicadores.


“Usted, don Humberto, me contaba que lo perdió todo, que quedó con lo puesto (…). ¿Cómo va a celebrar Navidad mañana? ¿Qué piensa hacer?”, le preguntó en medio de un despacho para el noticiero central, emitido el viernes 23 de diciembre, la periodista y rostro del Departamento de Prensa de Canal 13, Mónica Pérez, a su entrevistado, un damnificado por la emergencia producto del incendio en Viña del Mar, quien, frente a la insistencia de la profesional, lloró frente a la cámara, forzando a que la comunicadora asegurara que «su intención no era hacerlo llorar».

El hecho fue ampliamente criticado en redes sociales y, según confirmó este lunes el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), provocó que hasta la fecha hayan ingresado más de 3 mil denuncias contra Canal 13, aludiendo a Pérez por «trato denigrante hacia una persona que lo perdió todo», refiriéndose también a «temas de ética periodística», de acuerdo a lo detallado en un comunicado. Cabe mencionar que, en relación con los márgenes de acción de instituciones sancionatorias, como el propio CNTV, este solo puede actuar de oficio o a través de denuncias, pero la entidad no puede pronunciarse hasta que los consejeros que la conforman tomen una decisión al respecto.

Precisamente, el director de supervisión y fiscalización del CNTV, Luis Breull, dijo que «independientemente del número de denuncias que se reciban en el Consejo, este es un hecho que será sometido al proceso regular de tramitación y análisis, para informar a los consejeros una vez que se cierre el plazo para la formulación de denuncias. Esto no obsta a que, desde ya, el material se esté analizando en el marco del correcto funcionamiento, como nos mandata la Ley 18.838».

Pero, más allá de los límites de la televisión, considerando la necesidad de instancias sancionatorias que abarquen todo tipo de coberturas periodísticas, máxime en casos de tragedias y desastres socioambientales como el acontecido el reciente fin de semana en la Región de Valparaíso, el rol de instituciones como el Colegio de Periodistas, por ejemplo, está absolutamente limitado a la voluntad de los comunicadores por sumarse a dicha asociación gremial. Y en un dato que pareciera no ser casualidad, ninguno de los rostros ancla de los noticieros está colegiado.

Al respecto, Daniela Pizarro, presidenta del Consejo Metropolitano del Colegio de Periodistas de Chile, explicó que se debe esperar a que llegue alguna denuncia para activar el Tribunal Regional de Ética y Disciplina, el cual se acota a investigar solo a periodistas colegiados, donde la organización entrega recomendaciones pero no puede ir más allá de eso, pues no tiene tuición ética. «Los procesos igual se intentan seguir, pero los fallos son relativos a la estadía en el Colegio. Lo máximo es expulsarlo, pero, como la mayoría no está colegiado, entonces es simbólico», agregó Pizarro.

La ausencia de instancias sancionatorias en hechos de esta naturaleza constituye una realidad que preocupa a profesores de diversas escuelas de Periodismo en el país. Para la Dra. Daniela Lazcano, académica e investigadora de la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), más allá de que el Colegio de Periodistas exista y se articule, hay un fenómeno que se observa también en otras profesiones, donde la representación gremial y la asociación profesional no está tan difundida y, en muchos casos, llega a ser incluso desprestigiada. «Es por eso que muchos rostros deciden no colegiarse, porque se va perdiendo esta perspectiva de observar a la propia profesión como un colectivo que debería autorregularse y analizarse», apuntó.

Pero también está instalada la idea de que, más allá de las sanciones que existan, deben ser los propios medios de comunicación los que han de ser capaces de «autorregularse y autoimponerse los más altos estándares, no para cumplir con las exigencias de organismos censores, sino para satisfacer algo que es mucho más importante: los intereses y demandas de sus audiencias». Así lo cree Juan Pablo Figueroa, director de la carrera de Periodismo de la Universidad Alberto Hurtado (UAH), quien considera que es precisamente allí donde se juega la credibilidad y la reputación, que son los principales valores de cualquier medio de comunicación, que implican –por cierto– ejercer el periodismo de manera imparcial y ética, con coberturas que incorporen el enfoque en derechos humanos y de género en cada una de las instancias informativas, desde la toma de decisiones ejecutivas hasta la puesta al aire de la información.

Estrategias y narrativas de la cobertura noticiosa en casos de emergencia

Existe concordancia en que el incendio de la semana pasada en Viña del Mar desnudó el uso reiterativo de prácticas y hábitos extendidos por parte de los medios de comunicación en general, y la televisión en particular, para abordar casos de emergencia y de crisis, tal como ocurrió en hechos del pasado, como el terremoto y tsunami en la zona sur del país, y el incendio en la cárcel de San Miguel, ambas tragedias acontecidas en 2010. Así lo cree la Dra. Claudia Lagos Lira, profesora Asociada de la Universidad de Chile e Investigadora del Núcleo Milenio para el Estudio de la Política, Opinión Pública y Medios en Chile (MEPOP).

Para Lagos, «uno de esos hábitos tiene que ver con las estrategias y las narrativas que están muy incorporadas en la cobertura noticiosa, que acentúan algunos elementos que se asocian a acrecentar o acentuar las cuestiones más emotivas o más conflictivas, y eso es una matriz que opera en distintos temas, tanto en desastres socioambientales como el que vimos el fin de semana, o la cobertura de la delincuencia y de los asaltos, o el aumento de la inflación».

Asimismo, la académica apuntó a la centralización de la producción noticiosa como uno de los factores que afecta en la falta de conexión entre la producción informativa y de contenido de medios, con la diversidad y especificidad de lo que ocurre en otras ciudades que no sean Santiago. «Cada crisis socioambiental nos da una perla de esta difícil y tensa relación de los medios centrales –porque estamos hablando de medios metropolitanos–, que se vuelcan a cubrir desastres en otros lugares del país», planteó.

De esta manera, buscando encontrar sentido a las narrativas que se vehiculizan en coberturas periodísticas de esta naturaleza, académicos concuerdan en que el enviar a un rostro a terreno –que no necesariamente pertenezca al correspondiente Departamento de Prensa, sino que podría moverse en géneros híbridos, como el matinal–, tendría por objetivo dar una señal de cercanía y de preocupación por parte de la línea editorial de un respectivo medio de comunicación. «Al final, si uno se fija en cómo se van construyendo los relatos en estas distintas tragedias, se va repitiendo el mismo guion: el de la víctima que está en su lugar siniestrado, donde se pone énfasis en elementos melodramáticos, apelando a una emoción, donde el periodista trata de presionar al entrevistado para que se quiebre», sostuvo la académica de la PUCV, Daniela Lazcano, quien también es directora del Colectivo Universitario de Vinculación y Comunicación Ciudadana de dicha casa de estudios (CUVIC).

Otro de los elementos que académicos e investigadores reconocen en este tipo de coberturas periodísticas, es cuando el reportero toca al entrevistado, forzando una especie de abrazo, el cual podría interpretarse como un gesto de empatía, provocando –a su juicio– una «sobreempatía» que, finalmente, le resta dignidad a ese entrevistado, porque se está abusando de su imagen para generar un espectáculo televisivo. Además, también es parte del relato, una vez terminada la tragedia, el fomentar un discurso de unidad y patriotismo en torno a una solidaridad que muestra a los damnificados como sujetos de caridad.

En tanto, el director de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales (UDP), Gazi Jalil, mostró su preocupación por un problema que –a su juicio observa y persiste, que es el trato a las fuentes de acuerdo a su origen social, «que es algo que yo pensaba que estaba superado en el periodismo, cuando los periodistas trataban de manera distinta a la fuente, según si este era un empresario o un poblador. Ahora veo que eso persiste, y que ese trato distinto de acuerdo a su origen social se mantiene en algunos casos». Para Jalil, los periodistas televisivos están mucho más expuestos, y un error como el de Mónica Pérez –forzado probablemente por la inmediatez de la transmisión en directo– afecta fuertemente la credibilidad y la confianza en el periodismo.

Finalmente, y según reitera Juan Pablo Figueroa (UAH), el periodista que va a terreno se relaciona con personas que expresan una gama muy potente de emociones, que de una u otra forma pasan a ser parte de lo que se está cubriendo. Por eso, en su opinión, el tratamiento de la información y las fuentes de forma ética y con enfoque de derechos humanos es clave, de lo contrario, es muy fácil traspasarse de un lado a otro, convirtiendo la cobertura periodística e informativa en una muestra sensacionalista que revictimiza a quienes lo perdieron todo. En ese sentido, la reciente polémica protagonizada por Mónica Pérez –rostro ancla del Departamento de Prensa de la estación televisiva propiedad de Andrónico Luksic– reinstala la urgente necesidad de un periodismo consciente y comprometido con los derechos humanos y el respeto hacia las personas, más allá de su origen o clase social.

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