La seguridad de Ucrania no la garantizan las armas de los países occidentales, sino su neutralidad geopolítica, razonaba ayer Rusia desde el Ministerio de Exteriores. Mientras el frente bélico del este de Ucrania parece instalarse ahora en la frontera de la provincia de Luhansk, Moscú avisaba a Estados Unidos que enviando armas pesadas a su enemigo lo único que está haciendo es entrar a formar parte del conflicto.
De esta forma, Moscú insistía en la misma idea que exponía el año pasado cuando exigía a la OTAN que no se siguiera ampliando al este, ni a Ucrania ni a otro país exsoviético, e incluso que se retirase de las fronteras rusas a posiciones de los años noventa.
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“Las garantías reales de seguridad para Ucrania se pueden proporcionar no con el apoyo financiero occidental o la asistencia técnica, sino con el regreso de este país a su estado neutral y no alineado, el rechazo de la ideología nazi por parte del régimen actual de Kyiv y su desmilitarización”, dijo la portavoz del ministerio, María Zajárova, en su rueda de prensa semanal.
La presidencia ucraniana presentó el martes un proyecto de reconocimiento de garantías de seguridad para Ucrania con la participación de Occidente y que suponen más armas para el país y más sanciones contra Rusia
Zajárova avisó que si EE.UU. proporciona a Ucrania misiles de largo alcance estaría cruzando una “línea roja” y se convertiría en “parte directa del conflicto”.
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EE.UU. ha enviado al ejército ucraniano misiles GMLRS (sistema guiado de lanzamiento múltiple de misiles), que se disparan desde las lanzaderas Himars. Estas y las armas recibidas de otros aliados occidentales han sido fundamentales para que el ejército ucraniano contenga a las tropas rusas, pero también para sus ataques en el frente de Jersón (sur) y, más decisivos aún, en la arrolladora contraofensiva de este mes en la región de Járkiv (noreste). Los GMLRS tienen un rango de 80 km. Pero las Himars también pueden equiparse con misiles tácticos ATACMS, de largo alcance, capaces de llegar a su objetivo a 300 km.
Según Zajárova, en lugar de garantías de seguridad, las armas occidentales lo que hacen es abrir posibilidades para la corrupción. “Ucrania se ha convertido en un agujero negro por el que se vierte gran cantidad de dinero: no hay auditoría, ni intentos de contabilidad de los fondos que Washington y Bruselas destilan a través de Kyiv”, acusó.
Zajárova dice que la única garantía de seguridad para Ucrania es volver a la neutralidad
Las armas occidentales del ejército ucraniano pueden seguir sonando en el nuevo frente bélico que se ha formado tras la contraofensiva de Kyiv: en la provincia de Luhansk.
El jefe prorruso de este territorio, Leonid Pásechnik, decía ayer que las tropas ucranianas están casi en la frontera. “La situación es muy tensa. El enemigo ha intentado una ofensiva en todo el frente”, dijo durante una ceremonia de entrega de medallas. “Hoy prácticamente se encuentra en la frontera de la República Popular de Luhansk”, aseguró, utilizando el nombre de una de las dos entidades que los separatistas prorrusos proclamaron en el 2014. La otra es la República Popular de Donetsk (RPD). “Nuestras tropas seguirán deteniendo y derrotando el intento de contraofensiva del enemigo”, dijo Pásechnik, en declaraciones recogidas por Tass.
Sin embargo, es poco probable que el ejército ucraniano repita el rápido éxito logrado este mes en Járkiv, donde, según el presidente Volodímir Zelenski, recuperaron 8.000 kilómetros cuadrados y centenares de poblaciones. Moscú retiró sus tropas, abandonando nudos de abastecimiento importantes, como las ciudades de Balakliya, Kupiansk e Izium en lo que llamó un “reagrupamiento”.
Zelensk dice que: "400 asentamientos han sido desocupados en la región de Járkiv"
A partir de ahora el avance será más difícil. El motivo es que las fuerzas de Kyiv tienen que consolidar el terreno logrado antes de seguir adelante. Además, las fuerzas rusas están fortificando sus defensas en el este, dijo a Reuters Serhiy Gaidái, gobernador ucraniano de Luhansk. “Los intensos combates siguen en muchas direcciones, incluidas en la región de Luhansk. El ‘escenario instantáneo’ de Járkiv no se repetirá. Tendremos que luchar duro por nuestra región. Los rusos se están preparando para su defensa”, explicó.
Inundada una parte de la ciudad natal de Zelenski tras el impacto de misiles rusos en una presa local
En los últimos días ha habido muestras de euforia en Ucrania. Pero ahora llega la calma. Zelenski dijo el martes que se está estabilizando la zona recuperada y ayer el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y de Defensa, Oleksí Danílov, escribía en redes sociales que “todavía hay mucho trabajo que hacer para liberar nuestras tierras, y Rusia tiene una gran cantidad de armas”.
Muestra de ello es que Rusia sigue golpeando a diario con sus misiles el territorio ucraniano.
Como consecuencia de uno de estos ataques, ayer el centro y un barrio de la ciudad natal de Zelenski, Kriví Rih, amanecieron inundados. El miércoles siete misiles, según las autoridades locales, impactaron contra una presa cercana y el río Inhulets, afluente del Dnipró, experimentó una súbita crecida de su caudal.
Zelenski denunció un “intento de inundar Kriví Rih”. Más tarde las autoridades dijeron que la situación estaba bajo control y el gobernador regional, Valentín Reznitchenko, anunció que no había víctimas.
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