INVESTIGACIÓN

La caída oculta del gasto en limpieza en Barcelona: casi 30 millones menos en cuatro años

La inversión para mantener las calles en condiciones decayó año tras año entre 2017 y 2021, al mismo tiempo que crecía la preocupación por la suciedad

Jordi Ribalaygue

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La basura es materia delicada en Barcelona. A fin de cuentas, la suciedad se ha afianzado como uno de los principales desvelos de los barceloneses, según el barómetro semestral del ayuntamiento: mientras la encuesta relegaba la falta de limpieza en las calles al duodécimo problema de la ciudad a finales de 2019, en los últimos sondeos se ha disparado hasta encaramarse como la segunda preocupación más mencionada por los entrevistados, tan solo superada por la inseguridad. La convocatoria de huelga de los barrenderos que sigue en pie para los días de la Mercè -la segunda tentativa de paro en lo que va de 2022- y las críticas recurrentes de la oposición hurgan en un flanco que los rivales de Ada Colau intuyen que debilita las aspiraciones de reelección de la alcaldesa, que defiende que Barcelona se mantiene aseada “a grandes rasgos”. La percepción de que el cuidado de las calles flaquea se ha expandido en los últimos años, a la vez que el gasto dedicado al efecto iba menguado, tal como plasman datos oficiales del consistorio contrastados por EL PERIÓDICO.

Los informes de ejecución presupuestaria -que recogen no solo las previsiones de gasto, sino también la inversión real efectuada- ponen en evidencia que la cantidad que el bipartito de 'comuns' y socialistas ha abonado para conservar la vía pública en buen estado ha oscilado en los últimos ejercicios, sin igualar ni superar la cifra que sufragaba en 2017. Aquel año, el gobierno municipal armó una dotación extraordinaria con la que el desembolso escaló a casi 274 millones de euros, sumando las partidas de limpieza viaria y recogida de residuos. El ejecutivo de Colau no ha vuelto a pagar tanto ni antes ni después para aplacar las críticas a la suciedad. Pese a presentar unos presupuestos que se catalogaron de expansivos, la contribución total fue de 245,5 millones en 2021, unos 28,4 millones menos que cuatro años antes.

El descenso en el gasto anual se constata sobre todo en el capítulo de limpieza viaria. De los balances de ejecución se desprende que la cuantía que el ayuntamiento ha costeado se ha encogido desde 2017. Del gasto excepcional de 186,3 millones de euros de hace 5 años se ha pasado a una caída sostenida año tras año, hasta culminar en 168,8 millones saldados en 2021. Son 17,5 millones de diferencia.

A tenor de los datos municipales, el dispendio para adecentar calles y plazas bajó a 177,1 millones en 2018 y se atenuó a 176,2 millones un año más tarde. El declive prosiguió con los azotes del covid y se abonaron 175,2 millones en 2020. Cuando el coronavirus ya era un factor a tener en cuenta en los cálculos, por el menor uso de las calles, el consistorio estimó que se requerirían 185 millones para el cuidado de la vía pública en 2021. Sin embargo, cerró el ejercicio pagando 16,2 millones menos de lo que predijo.

La respuesta del ayuntamiento

El gobierno municipal ofrece tres motivos para explicar por qué el importe liquidado para barrer las calles ha descendido en Barcelona. Por un lado, viene a decir que el contraste entre cifras a lo largo del mandato puede quedar desvirtuado por el repunte excepcional de la inversión en limpieza en 2017, destinado a cometidos diversos. Entre otros, el equipo de Colau cita que trató de poner fin al desbordamiento frecuente de contenedores en el Raval, incrementar el vaciado de papeleras, paliar el aumento de desechos que se arrojan en la ciudad a causa del turismo o reforzar la cobertura en ciertas zonas. La aportación extraordinaria no se prolongó en los años siguientes.

Por otro lado, el ejecutivo aduce que el gasto quedó “condicionado” por la pandemia y las restricciones a la movilidad. “En 2020, estuvo vigente una reducción de los servicios de limpieza y de recogida durante más de 70 días por el confinamiento. Durante el estado de alarma, muchos de los servicios de limpieza no se pudieron prestar”, recuerda.

Si bien es cierto que de los balances económicos se infiere que las restricciones a la vida social por culpa del Covid tendieron a aminorar la inversión, también lo es que la factura de limpieza viaria se contrajo antes de que el virus irrumpiera. El dispendio en 2018 y 2019 resultó ser menor que en 2015, el primer año de la era Colau, en que se sufragaron 179,9 millones. En 2019 también se pagó menos que en 2016, cuando se costearon 177 millones.

El ayuntamiento achaca el recorte en el último bienio al desplome del turismo y del comercio durante la pandemia. “Tuvo mucha afectación en los servicios de limpieza y, especialmente, en la recogida de residuos, que se abona en función de las cantidades recogidas”, precisa. Apostilla que el gasto en 2021 se moderó aún más que en 2020 porque la tarifa de las inspecciones de control de calidad se cargó a otra partida presupuestaria y no se hizo efectivo el contrato de desinfección de contenedores durante el estado de alarma. Además, las quejas por el modelo del puerta a puerta en Sant Andreu llevaron a frenar la extensión del sistema de recogida, programado en las cuentas municipales.

A diferencia de la bajada en los costes para el correcto acondicionamiento de las calles, la dotación para vaciar los depósitos de basura fue a más cada año en Barcelona hasta alcanzar los 93,1 millones de euros en 2019. La tendencia se truncó con la pandemia y el precio abonado reculó a 76,7 millones en 2021. Al margen, el consistorio alude a la variación del IPC. Asegura que causó “un decrecimiento excepcional” del pago del contrato de limpieza el año pasado y pudo haber alterado “las cantidades gastadas año a año sin que necesariamente variasen los servicios”.

A la espera de remontar con la nueva contrata

A falta de confrontar las expectativas con el saldo real a final de año, las cuentas municipales prometen a priori que 2022 debe ser un punto de inflexión en la caída de las partidas dedicadas a limpieza en los últimos años en Barcelona. En el presupuesto vigente del ayuntamiento figura una inversión récord para cuidar el aspecto de las calles y recoger basura, de 304,5 millones en total, coincidiendo con el despliegue del nuevo contrato del servicio.

De cumplirse la predicción, la cuantía sería con diferencia la más alta para limpiar la ciudad desde que Ada Colau es alcaldesa. Hasta julio, el consistorio había liquidado 91,2 millones de euros en limpieza viaria y recogida de residuos. Es un importe superior al que que se había sufragado hasta el mismo mes en 2020 y 2021, pero se halla por debajo de los más de 100 millones que a esas alturas de año ya se habían desembolsado en 2017, 2018 y 2019. El Ayuntamiento alega que la contabilidad de los últimos meses no refleja aún el aumento del servicio que pregona con la nueva contrata, que ahora empieza a desplegarse en Sants-Montjuïc, Les Corts, Sarrià-Sant Gervasi, Horta-Guinardó y Nou Barris.

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