Un virus que destruye células cancerosas abre una vía de esperanza para tratar tumores cerebrales infantiles

Oncología

El tratamiento con oncovirus y radioterapia logró aumentar la supervivencia media de los niños del estudio

En el ensayo clínico participaron 12 niños de entre 3 y 18 años

En el ensayo clínico participaron 12 niños de entre 3 y 18 años

Getty Images/iStockphoto

Un virus del catarro modificado genéticamente para que destruya células cancerosas ha abierto una vía de esperanza para tratar el tumor cerebral infantil más letal, el glioma difuso intrínseco de tronco. Se trata de un cáncer muy agresivo que afecta a niños y adolescentes, el 50% de los cuales no sobrevive más de un año, y para el que no hay una terapia efectiva.

En un ensayo clínico con 12 pacientes de entre 3 y 18 años, el oncovirus utilizado, un adenovirus, demostró que es seguro para los menores, que no provoca efectos secundarios graves y que es bien tolerado por los pacientes. Aplicado junto con radioterapia, el tratamiento estándar para este tipo de tumor, el virus logró aumentar la supervivencia media de los participantes de los 12 meses habituales a 17,8 meses. De hecho, en el momento de escribir este artículo dos de los niños participantes siguen vivos, con tumor, casi tres años después.

“Puede que parezca que es poco avance, pero es un paso adelante”, valora Jaime Gállego, neurólogo de la Clínica Universidad de Navarra, coordinador del área de tumores cerebrales y coautor de este trabajo, cuyas conclusiones se recogen en New England Journal of Medicine. “Nuestros resultados son esperanzadores porque demuestran que la viroterapia, un tipo de inmunoterapia, puede ser una vía de tratamiento más para esta enfermedad que está totalmente huérfana de terapias efectivas”, añade.

El segundo tumor infantil más habitual

El glioma difuso intrínseco de tronco es un tumor maligno que infiltra el tronco cerebral y se entremezcla con el tejido sano, de ahí que sea imposible extirparlo, como sí ocurre con otros tumores cerebrales. Afecta estructuras vitales del sistema nervioso central y provoca síntomas neurológicos graves.

Después de la leucemia, los tumores cerebrales son el segundo tipo de cáncer infantil más frecuente y representan el 26% de todos los casos de cáncer en niños y adolescentes menores de 15 años. De esos tumores cerebrales, un 12% corresponden a este tipo de gliomas, según datos de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, que tienen muy poca supervivencia incluso tras tratamientos agresivos. Ni las inmunoterapias ni otros tratamientos nuevos han logrado ser efectivos en estos cáncer. La única opción disponible es la radioterapia, aplicada de forma paliativa, que logra reducir en parte el tumor y mejorar los síntomas de forma temporal.

En este ensayo, investigadores del Cima y de la Clínica Universidad de Navarra reclutaron a 12 menores de entre 3 y 18 año que habían sido recientemente diagnosticados de glioma difuso intrínseco de tronco, procedentes de toda España y de otros países europeos. Les realizaron una biopsia del tumor y durante la intervención inyectaron directamente en la masa tumoral el virus. Se trata de un adenovirus, el DNX-2401, desarrollado en el Centro de Investigación del Cáncer MD Anderson, en Houston (EE.UU.) por la pareja de científicos españoles Juan Fueyo y Candelaria Gómez-Fueyo, con quienes se formó Marta Alonso, directora del Laboratorio de Tumores Sólidos Pediátricos del Cima y de la Clínica Universidad de Navarra, quien lleva años dedicada al estudio de los virus oncolíticos y que ahora ha liderado este ensayo clínico. El virus está modificado genéticamente para solo infectar las células tumorales, replicarse dentro de ellas y matarlas. Además, genera un efecto llamada del sistema inmunitario, que envía células de defensa al entorno del tumor.

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Los investigadores comprobaron que el oncovirus no generaba problemas derivados graves, sino leves como dolor de cabeza, náuseas o vómitos. Que era bien tolerado por los menores, que a los dos días podían marcharse a casa y realizar las sesiones de radioterapia que les correspondían. En once de los chavales el tratamiento combinado del virus y la radioterapia produjo una reducción del tamaño del tumor; tres tuvieron una respuesta parcial y ocho una estable. Ninguno presentó una respuesta completa. Dos pacientes siguen vivos tres años después del ensayo.

“Es un ensayo en fase I con un número muy reducido de pacientes, por lo que no podemos extraer conclusiones sólidas sobre la eficacia del tratamiento, aunque la mayoría han tenido una supervivencia superior a la esperada”, considera Alonso. “Está claro que hay que mejorar los datos de supervivencia, pero los datos que hemos obtenido son interesantes porque abren una puerta”, añade.

Dos pacientes siguen vivos tres años después del ensayo.

Anteriormente ya se han hecho ensayos clínicos en adultos usando este adenovirus para tratar tumores cerebrales con resultados similares a los obtenidos en este estudio con niños. Alonso junto a investigadores del Cima y la Clínica Universidad de Navarra ya había usado el DNX-2401 en pacientes con glioma recurrente y también se usó en otro ensayo liderado por el MD Anderson.

El siguiente paso será realizar un nuevo ensayo multicéntrico con más niños, para probar eficacia, a la par que mejorar la eficacia del virus armándolo con diferentes inmunomoduladores para lograr que el tumor sea más receptivo a este tipo de terapia.

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“Hasta ahora ha habido pocos avances porque no existía un interés por parte de la industria farmacéutica”, lamenta Alonso, quien explica que eso empezará a cambiar porque “por ley se exige a las farmas tener un plan pediátrico”. “Nuestros resultados, aunque preliminares, allanan el camino para que se empiece a usar esta inmunoterapia e intentar cambiar el pronóstico de estos niños”, resalta Gállego.

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