Diseño: Arte EE / EP

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Economía

El veraneo de las rentas altas, el turismo exterior y el efecto escalón por el IVA de la luz abocan a más inflación

El dato de junio enciende las alarmas. Se pensaba que el IPC general había tocado techo. Ahora se esperan nuevas subidas si crece el PIB.

30 junio, 2022 03:45

La inflación no solo ha superado los dos dígitos en España, hasta situarse en sus niveles más altos desde 1985. La subida de los precios en junio también ha puesto fin al espejismo de abril, un mes en el que la subida del IPC se moderó frente a meses pasados haciendo creer que quedaba atrás el pico inflacionario de 2022 y que las medidas del Gobierno estaban siendo eficaces para contener, al menos algo, la escalada del coste de la vida.

A la espera de que el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirme dentro de dos semanas que la inflación cerró junio en el 10,2%, el dato avanzado ayer encendió las alarmas de los economistas que temen que siga subiendo en los próximos dos meses.

Hay varios motivos que fundamentan ese miedo. El primero es técnico. En julio se va a cumplir un año desde que con la factura de la luz disparada, el Gobierno anunció una rebaja en el IVA de la luz desde el 21 hasta el 10%. Esta medida tuvo su reflejo en la cesta de la compra al contener la escalada de la energía, pese a que el IPC general subió en ese mes un 2,9%.

Este mes de julio se cerrará con otra rebaja adicional al IVA de la luz, hasta el 5%. Pero según los expertos, eso no impedirá un cierto 'efecto escalón' que haga que al comparar los precios con los de hace un año el dato del séptimo mes de 2022 arrastre ese impacto que la rebaja fiscal ya tuvo sobre la evolución de los precios en el mismo periodo del año anterior.

El segundo motivo está sujeto a cierta incertidumbre. Pero si las previsiones que maneja el sector turístico se cumplen parece inevitable y es más preocupante. Por un lado, el consumo en los meses de verano de las rentas altas amenaza con seguir inflando los precios. A esto se sumará la llegada de turistas internacionales en una temporada estival que invita al optimismo por el fin de las restricciones de la pandemia.

Curiosamente, lo que podría ser muy positivo para la economía española -el consumo de rentas medias y altas y de turistas tirará del PIB en un momento en el que los datos muestran un estancamiento- se puede convertir en una amenaza para la riqueza de los españoles.

En la nota de prensa que difundió este miércoles el INE acachó la escalada de los precios por encima del 10%, en primer lugar, al alza de los carburantes y los alimentos y bebidas no alcohólicas. Y, en segundo lugar, al incremento de los precios de los hoteles, cafés y restaurantes.

Estos servicios van a experimentar un incremento de demanda en los próximos dos meses. Con el agravante de que los turistas extracomunitarios visitarán España con un euro barato. Esto hará que tengan más para gastar, lo que será bueno para el crecimiento del PIB, pero malo para la inflación.

"El aumento del consumo calienta la inflación. Es muy preocupante lo que puede ocurrir este verano con el segmento de rentas altas y medias disparando el consumo y con la llegada de turistas extranjeros. Esto produce una dicotomía pero, en este momento, es más importante el control de la inflación que el crecimiento", señala a este periódico el economista, Javier Santacruz. 

Según su lectura de la encuesta de presupuestos familiares que ha publicado el INE esta semana, un tercio de la población no se está viendo afectado por el golpe de la inflación y están aumentando el gasto. En ese grupo estarían parte de los nueve millones de pensionistas, los funcionarios y los directivos o trabajadores con sueldos superiores a la horquilla de entre 40.000 y 45.000 euros.

"Este grupo está protagonizando el boom del consumo y se está produciendo un fenómeno asimétrico porque mientras la inflación afecta más a las rentas bajas, algunas de las medidas aprobadas benefician a este segmento de población de clase media y alta, como es el caso de la subvención a los carburantes", explica Santacruz.

Aunque el Plan de medidas que el Gobierno aprobó en marzo y entró en vigor en abril mostró ser algo efectivo en una primera parte de su implementación para contener al menos la escalada de la inflación en el apartado de la energía, lo cierto es que no ha servido ni para evitar que suba la inflación subyacente, ni para poner freno a esta tendencia de pérdida de poder adquisitivo en el medio plazo.

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Ese efecto positivo se vio en abril, cuando la inflación escaló al 8,3%, frente al 9,8% de marzo, mes en el que se confiaba que se hubiera alcanzado el pico. En mayo se disipó al volver a subir con más fuerza que el mes anterior (8,7%) y en junio desaparece del todo. La inflación subyacente no ha dejado de subir de forma gradual y constante, hasta el 5,5% de junio.

Desde el Ministerio de Economía se señala que de no ser por estas medidas, el incremento de la inflación sería aún mayor. Pero desde AIReF se afirma que hubiera sido más adecuado evaluar su eficacia antes de prorrogar algunas de sus medidas.

Inflación y consumo

"El dinero cada vez vale menos. Los salarios todavía no están subiendo y no se da una espiral inflacionista pero sí se está produciendo una subida constante del coste de la vida con segundas rondas. Esto es muy preocupante porque lo que en junio de hace un año valía 100, ahora vale 110. El dato de inflación subyacente muestra que ya no es solo un problema de coste de la energía sino que toda la economía se está viendo arrastrada", explica el profesor de Economía de la Universidad Europea, Roberto Gómez Calvet.

Cuando este tipo de fenómenos se producen, una solución para contenerlos es consumir menos. Esto hace que medidas aprobadas por el Gobierno, como la subvención a los carburantes, no estén siendo efectivas porque el petróleo sigue disparado e incluso se han incrementado los precios de gasolina y gasóleo.

España frente a Alemania

Sobre la necesidad de apretarse el cinturón para contener la escalada de la inflación, también llega un mensaje desde Alemania, donde la inflación escaló también en junio hasta el 8,2%, pero a diferencia de lo ocurrido en España esa subida fue menor (en medio punto) a la del mes anterior.

"Estamos viviendo subidas de precios no vistas en 40 años. En Alemania, el alemán sabe mejor dónde gastar. Pero en España, estamos saliendo de una crisis y se quiere recuperar la alegría del gasto", advierte Gómez Calvet que insiste en la importancia de que las subidas de los precios no lleguen a los salarios para evitar una inflación descontrolada que empobrezca más a los españoles.

Para frenar el consumo y poner fin a la ilusión monetaria, los economistas esperan que el Banco Central Europeo (BCE) mueva ficha con la subida de los tipos de interés.

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Sin embargo, advierten que después de las contrataciones del verano y del impacto que tendrá este aumento del consumo en la economía española vendrá un otoño difícil.

Inflación y empleo

En este contexto, la inflación puede acabar destruyendo empleo. "Inflación y desempleo pueden ir de la mano mientras no haya tranquilidad en la economía", afirma Gómez Calvet.

Pero para que la tranquilidad vuelva es necesario que termine la guerra de Ucrania y precisamente en la cumbre de la OTAN que se celebra estos días en Madrid se ha visto lo lejos que están Occidente y la Unión Europea de Rusia.

De ahí que aunque el plan del Gobierno pueda tener algún efecto en paliar la subida desbocada del IPC general en los próximos meses, los expertos no descarten ahora que la inflación no haya tocado techo, como se esperaba hace solo dos meses y que lo peor esté por venir cuando se traslade a los salarios con el alza de las pensiones y del sueldo de los funcionarios.