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El IPC pasa factura: el consumo se estanca y la confianza de los hogares se desploma
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ENCUESTA DE PwC

El IPC pasa factura: el consumo se estanca y la confianza de los hogares se desploma

El consumo es la primera 'víctima' de la alta inflación. Su deterioro se ha acelerado y la confianza de los consumidores sobre el futuro de la economía se ha desplomado, según el CIS

Foto: Una consumidora, en el puesto de frutas de un supermercado. (EFE/Víctor Lerena)
Una consumidora, en el puesto de frutas de un supermercado. (EFE/Víctor Lerena)
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La alta inflación comenzó a pasar factura a la capacidad de consumo de los hogares hace algunos meses, pero esa tendencia se ha agudizado. Hasta el punto de que hoy es el componente que más lastra el crecimiento del PIB. No solo en España, donde el gasto en consumo real de los hogares cayó un 2% en el primer trimestre del año en contabilidad nacional, sino también los países avanzados, como pone de relieve un estudio de la consultora PwC realizado en 25 países a partir de una encuesta a más de 9.000 consumidores, de los que 591 son españoles.

Lo que dice la encuesta es que el incremento de los precios —acelerado tras la invasión rusa de Ucrania— ya representa un problema para el 56% de todos los consumidores digitales encuestados. Y también lo es para el 65% de los compradores que acuden a las tiendas físicas —69% en España—. De hecho, como sostiene el informe, la inflación y los problemas en las cadenas de aprovisionamiento “están empezando a hacer mella en los hábitos de compra de los ciudadanos”, que estarían optando, primero, por centrar sus presupuestos en aquellos productos imprescindibles y, además, por buscar las marcas y a los vendedores al por menor de sus mercados locales.

Según el estudio, más de un 25% de los consumidores tiene previsto reducir lo que gasta en un buen número de categorías, como los productos de lujo (47% en España), restaurantes (34%), viajes (31%), bebidas alcohólicas (36%), arte, cultura y deportes (31%) y moda (23%). Un comportamiento que, según el informe, “podría ser solo un adelanto de lo que está por venir si la coyuntura económica actual, como parece, se mantiene o incluso empeora”.

Según el estudio, más de un 25% de los consumidores tiene previsto reducir lo que gasta en un buen número de categorías

Los datos son coincidentes con los que ofrece el comercio minorista. Las cifras correspondientes al mes de mayo publicadas por Estadística este miércoles muestran, en concreto, un crecimiento nulo (0,0%), pero esta tasa supone 5,4 puntos menos que el mes anterior, una vez corregida la cifra de variaciones estacionales y de calendario. Las rúbricas que tienen un peor comportamiento son el consumo en estaciones de servicio, lo que es coherente con la imparable subida de los combustibles, y la adquisición de equipos personales distintos a los del hogar. Si la comparación se hace en términos interanuales (mayo sobre mayo), el resultado es un incremento del 1,4% respecto del mismo mes del año anterior. Esta tasa es dos décimas inferior a la registrada en abril.

Consumo y pandemia

La tasa de variación es importante porque el consumo de los hogares es, precisamente, el componente que más pesa en la elaboración del PIB, nada menos que el 54,5% el año pasado, lo que da idea de su relevancia. En 2020, el año principal de la pandemia, el gasto en consumo final de los hogares se desplomó un 12,2% (por encima del PIB), pero en 2021, ya camino de la normalización, apenas se recuperó la mitad (6,7 puntos).

Esto quiere decir que cuando faltaba mucho territorio por recorrer, la inflación se ha instalado en la economía española. Precisamente donde más castiga a los consumidores, la cesta de la compra, que es muy sensible a las subidas de precios. Entre otras razones, porque los salarios están creciendo muy por debajo de los precios, un 2,4%, frente al 8,1% en media anual de los últimos 12 meses.

Los datos de consumo son la expresión práctica de un deterioro acelerado de la confianza en la economía, como refleja el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en su último informe de situación, que corresponde al mes de junio. Según el CIS, en concreto, el índice de confianza del consumidor se situó este mes en 65,8 puntos, lo que representa 10,1 puntos menos que el dato del mes anterior. Este notable descenso del índice, estima el CIS, se debe al retroceso de sus dos componentes: la valoración de la situación actual baja 6,6 puntos respecto al mes de mayo, mientras que la valoración de las expectativas pierde 13,7 puntos en el último mes.

Pero es que si el resultado se compara con el mes de junio del año pasado, la evolución interanual de la confianza de los consumidores es muy negativa y cae en nada menos que 31,7 puntos. Esta reducción es consecuencia del retroceso de 16,4 puntos en la valoración de la situación actual en el último año y de un descenso mayor, de 46,9 puntos, en las expectativas de futuro respecto a junio de 2021.

La literatura económica muestra que cuando cae la confianza se produce un frenazo del consumo, y eso es lo que está sucediendo. Habría que remontarse a los años 2013 y 2014, inmediatamente antes de la recuperación económica, para encontrar datos similares. Eso explica que el Banco de España, en sus últimas proyecciones macroeconómicas, estime que este año el consumo de los hogares apenas avance un 1,4%, muy por debajo del 4,1% que crecerá el PIB. Incluso, menos de la tercera parte que el año pasado.

Hace tan solo unos meses, en abril, los economistas del banco central preveían que el consumo de las familias crecería lo mismo que el PIB, un 4,5%, pero esas expectativas se han quebrado por el alza sostenida de los precios. En particular, los carburantes, la electricidad y los alimentos, que no solo reducen el poder adquisitivo, sino que alimentan el efecto precaución entre los consumidores para protegerse ante próximas subidas de la inflación. En definitiva, un círculo viciado.

La alta inflación comenzó a pasar factura a la capacidad de consumo de los hogares hace algunos meses, pero esa tendencia se ha agudizado. Hasta el punto de que hoy es el componente que más lastra el crecimiento del PIB. No solo en España, donde el gasto en consumo real de los hogares cayó un 2% en el primer trimestre del año en contabilidad nacional, sino también los países avanzados, como pone de relieve un estudio de la consultora PwC realizado en 25 países a partir de una encuesta a más de 9.000 consumidores, de los que 591 son españoles.

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