España depende un poco menos de Argelia

Análisis

España depende un poco menos de Argelia
Enric Juliana Adjunto al director

Josu Jon Imaz , uno de los hombres decisivos de la política vasca en el cambio de siglo, se halla desde el 2014 en el puente de mando de una de las principales empresas del sector de la energía. Concentrado en su cometido empresarial, Imaz habla poco de política, pero sigue teniendo mirada política.

GASODUCTO MEDGAZ ESPAÑA ARGELIA Beni Saf / Almería Instalación de las calderas en la Terminal de Recepción. Playa de El Perdigal, Almería

Imagen del gasoducto Medgaz

REDACCIÓN / Otras Fuentes

La vieja escuela realista resiste, y ahí tenemos al expresidente del Partido Nacionalista Vasco advirtiendo este pasado martes en Bilbao que el próximo invierno puede ser muy crudo en Europa, con posibles restricciones energéticas. Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, no se deja llevar por el discurso mágico según el cual la guerra en Ucrania puede estimular una feliz transición energética en Europa. Según esa fantasía, la desgracia de unos cuantos serviría para acelerar el futuro radiante de una Europa verde y descarbonizada. No es verdad. Viene una transición energética difícil, incierta y dolorosa, especialmente para las rentas más bajas. Lo verde no es un cuento de hadas.

España depende un poco menos de Argelia Video

LV_ Sánchez anuncia que el precio medio del gas será de 48,8 euros el próximo año

Gracias a las plantas de regasificación, España compra ahora más gas licuado a EE.UU. y Nigeria

La Unión Europea no dispone de margen real para prescindir del gas ruso en los próximos tiempos a menos que se quiera provocar una recesión de impredecibles consecuencias. El forcejeo de cara el próximo invierno ya ha empezado.  Rusia paralizó ayer el envío de gas a la Unión Europea a través del gasoducto Yamal Europa que atraviesa Bielorrusia y Polonia. Es una medida con pocas consecuencias prácticas, puesto que este gasoducto se halla desde hace meses en mínimos. Pero es una señal de advertencia. Como también son una señal de advertencias las restricciones que se han producido esta semana en Ucrania, donde no se habían registrado graves incidencias en el transporte del gas, pese a la guerra. El Gobierno de Zelenski  ha querido enviar un nuevo mensaje: los ucranianos también podrían cortar el flujo de gas ruso que pasa por su territorio hacia la Unión Europea, como medida de presión. Inmediatamente ha subido el precio del combustible en el mercado de futuros. Mayo del 2022, cuando aún no han transcurrido tres meses del inicio de la guerra. El panorama no puede ser más preocupante para la seguridad energética de Europa. 

Alemania e Italia, las dos grandes economías más ligadas a  Rusia, trabajan a toda máquina para depender menos del barato gas siberiano, pero eso pide tiempo. Un mayor consumo de gas licuado –la gran oferta estratégica de Estados Unidos a Europa– necesita plantas regasificadoras, y estas no se improvisan. Alemania, por ejemplo, no tiene ninguna. Italia solo cuenta con tres, una de ellas muy antigua. Construir una planta de regasificación exige entre dos y tres años de trabajo. Se puede recurrir provisionalmente a plantas flotantes, pero solo existen unas 52 instalaciones de este tipo en todo el mundo, muy buscadas. Tampoco será fácil que crezca con rapidez la flota de barcos metaneros: unos 700 buques de ese tipo repartidos por todos los mares.

Si la guerra de Ucrania se prolonga, el próximo invierno se quemarán ingentes cantidades de carbón en Europa, puede haber restricciones de gas y podrían registrarse estallidos sociales en Oriente Medio y el norte de África ante el aumento del precio del pan, por la paralización de las exportaciones de trigo ucraniano y el encarecimiento de los cereales. Egipto puede ser uno de los países más perjudicados.

España no estará en el epicentro de ambas tormentas (la energética y la alimentaria), pero no quedará al margen del oleaje. Las siete plantas de regasificación que tiene España adquieren en estos momentos un gran valor estratégico. Gracias a esas instalaciones, las empresas suministradoras están rebajando las compras de gas a Argelia. Entre enero y abril de este año, España ha multiplicado por cuatro las compras de gas licuado a Estados Unidos y también ha aumentado las importaciones desde Nigeria. En estos momentos, España compra más gas a Estados Unidos (35%) que a Argelia (30%). Ningún proveedor alcanza el 40%.

¿Motivos?

El cierre del gasoducto Magreb Europa en noviembre del año pasado: iniciativa de Argelia en su pugna con Marruecos; más oferta de gas norteamericano, y una posible estrategia de presión a Argelia mientras se renegocian los contratos a largo plazo con Sonatrach.

(El Consejo de Ministros aprueba este viernes el tope del precio del gas en la generación de electricidad. Imaz es uno de los dirigentes empresariales que han manifestado su acuerdo).

Participa en los Debates
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...