La propaganda de Putin fracasa en el intento de construir una identidad rusa en el Donbass

Guerra en Ucrania

Una investigación de la Universidad de Cambridge revela que las estrategias comunicativas del Kremlin en el este de Ucrania han fallado al subestimar los vínculos afectivos con el resto del país

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La propaganda de Putin fracasa en el intento de construir una identidad rusa en el Donbass
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Novoróssiya (Nueva Rusia) es un término antiguo, creado en pleno siglo XVIII. Se refería al territorio de habla rusa al norte de Mar Negro que la zarina Catalina II La Grande conquistó en la década de 1770 en una lucha encarnizada contra el imperio Otomano. Una zona que incluía un tercio de la actual Ucrania, con la Península de Crimea y el Donbass a la cabeza.

Hace unos años, concretamente en 2014, Vladimir Putin le sacó brillo al término y lo puso de nuevo en el aparador. Los estrategas de propaganda del Kremlin contaron con el apoyo de los insurgentes de las ‘repúblicas populares’ de Donetsk y Luhansk. Estaba todo a punto para usar la idea como justificación para la invasión rusa.

Jan Roozenbeek

"Putin ha subestimado severamente la fuerza de la identidad nacional ucraniana"

Pero el proyecto de Putin no ha logrado calar en la mente de quienes viven en el este y el sur de Ucrania. Un estudio de la Universidad de Cambridge señala incluso que la propaganda rusa que inundó el Donbass ha sido un fracaso a la hora de construir una identidad prorrusa en la región.

“Putin no solo no logró convencer a los ucranianos de habla rusa de que son víctimas de un ‘genocidio’ y que los ‘fascistas’ controlan el gobierno de Kiev, sino que también se olvidó por completo de proporcionar una respuesta alternativa convincente a la nacionalidad ucraniana”, explica el doctor Jon Roozenbeek, autor principal de la investigación.

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Varias personas recogen agua y víveres en las afueras de Mariúpol, dentro de la autoproclamada República Popular de Donetsk 

Alexei Alexandrov / AP

Roozenbeek utilizó un procesador de lenguaje que analizó algorítmicamente más de 85.000 artículos impresos y digitales de 30 medios de comunicación locales y regionales en Luhansk y Donetsk, escritos de funcionarios locales y documentos legislativos entre 2014 y 2017, en los años posteriores a la primera invasión de Rusia.

“La campaña de desinformación del Kremlin ha descuidado durante mucho tiempo cualquier mensaje coherente o convincente para fomentar el apoyo a Rusia en esta región devastada por la guerra que constituye gran parte del Donbass”, asegura el especialista.

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Jon Roozenbeek sostiene que cuando los insurgentes respaldados por Putin “tomaron los medios de comunicación a la fuerza” los esfuerzos para inculcar una “identidad” prorrusa fueron “flojos y mediocres” y quedaron reducidos a cero en apenas unos meses.

“Estos esfuerzos limitados probablemente tuvieron poco efecto en la conciencia de los ucranianos de habla rusa en Donbass”, añade. Y eso que la propaganda que llegaba desde Moscú trataba de demonizaron al gobierno ucraniano. Aún así, Novoróssiya apenas se mencionó “y la campaña de desinformación carecía de una verdadera historia de confrontación, el 'nosotros' para oponerse a 'ellos', fundamental en cualquier intento de generar una división duradera”, añade.

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En lugar de construir una identidad prorrusa, casi todo el esfuerzo ideológico se basó en demonizar el liderazgo en Kiev y catalogarlo como fascista. Esa fue la base, según el investigador, para iniciar una campaña que pretendía la "desnazificación" de Ucrania y crear así lo que los psicólogos catalogan como un "grupo externo" en el que centrar la hostilidad.

“Ocho años de propaganda rusa no han logrado ofrecer una alternativa convincente a la nacionalidad ucraniana en el este de Ucrania”, asegura Roozenbeek. “Favorecer la animosidad del grupo externo por encima de construir la identidad del grupo interno ha sido una razón clave por la que la invasión ha sido un desastre estratégico y logístico”, añade.

Jan Roozenbeek

"Ocho años de propaganda no han logrado ofrecer una alternativa a la nacionalidad ucraniana"

La mitad de la cobertura en los medios impresos de Donetsk y Luhansk siguió siendo “la de siempre” (deportes, entretenimiento...) entre 2014 y 2017, pero alrededor del 36% del contenido se dedicó a “dar forma a la identidad” prorrusa a través de la propaganda. Básicamente se hizo utilizando paralelismos con la Segunda Guerra Mundial: el conflicto en el Donbass como un ataque de los "neonazis" ucranianos.

Un único periódico prestó atención al concepto de Novoróssiya y se obviaron sucesos históricos que, según el experto de Cambridge, habrían ayudado en la construcción de la identidad de grupo. En ningún momento se hizo mención a la Unión Soviética y también se olvidó el hecho de que parte del Donbass se autoproclamó república soviética en 1918.

Ucranianos sosteniendo una bandera del país el pasado 22 de enero en Kiev.

Ucranianos sosteniendo una bandera del país el pasado 22 de enero en Kiev 

Sean Gallup/Getty Images

“La descripción de una identidad de grupo que situaba el Donbass como parte del ‘Mundo Ruso’ estuvo casi completamente ausente de los medios impresos de la región”, afirma Roozenbeek. El patrón se reprodujo mayoritariamente en los medios digitales, que posiblemente fueron más feroces en los intentos de demonizar al gobierno de Kiev.

La estrategia, según se filtró a los periódicos alemanes en 2016, sería obra de Vladislav Surkov, el ex jefe de propaganda del Kremlin, a menudo apodado ‘el titiritero de Putin’. Surkov, de 57 años y de origen checheno, era el representante del presidente ruso en Ucrania pero quedó bajo arresto domiciliario a principios de abril de 2022 por unas sospechas sobre malversación de fondos en la región del Donbass desde 2014.

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Vladislav Surkov (i), junto a Vladimir Putin durante una reunió en Moscú en octubre de 2006 

Getty

Algunos medios han apuntado, sin embargo, que la detención de este alto cargo (arrestado junto al jefe de la inteligencia rusa, el coronel general Sergei Beseda, y otros 150 agentes) es parte de la purga iniciada por Vladimir Putin contra sus funcionarios más cercanos por los pobres resultados obtenidos durante la guerra en Ucrania.

En sus tiempos en activo, Surkov creía necesario construir y promover una ideología de “soberanía cultural” en el Donbass ocupado por Rusia, una que pudiera actuar como trampolín hacia la condición de Estado. "Ucrania no existe. Hay ucranianidad. Es decir, un trastorno mental específico, un entusiasmo asombroso por la etnografía, llevada al extremo… Pero no hay nación", llegó a decir Vladislav Surkov.

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En 2008, según la prensa rusa y estadounidense, Putin aseguró durante una reunión con George W. Bush que Ucrania "no es un Estado". Tres años después añadió que "rusos y ucranianos son una sola nación" que pertenece a "un mismo espacio histórico y espiritual". La campaña estaba en marcha desde antes de lo que se pensaba.

“Pero la propaganda de construcción de identidad (prorrusa) que pude encontrar después de 2014 (en Donetsk y Luhansk) fue vaga, mal concebida y rápidamente olvidada. Los intentos políticos de invocar la Novoróssiya fueron descartados en el verano de 2015, pero una propaganda tan débil sugiere que, de todos modos, no tenían muchas posibilidades”, señala Jan Roozenbeek.

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“Putin ha subestimado severamente –indica el investigador- la fuerza de la identidad nacional ucraniana, incluso en el Donbass, y sobrestimado el poder de su máquina de propaganda en las áreas ocupadas de Ucrania”.

El problema, concluye, es que si “las tonterías de Novoróssiya u otras narrativas ideológicas comienzan a extenderse en Occidente, podrían terminar usándose para presionar a Ucrania para que renuncie a grandes franjas de su territorio, ya que una guerra prolongada en el Donbass pone los pelos de punta a la comunidad global”.

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