Marruecos ha tenido un acceso privilegiado a Pegasus a cambio de favores políticos

Espionaje en la Moncloa 

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El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante una reunción con el rey Mohamed VI de Marruecos

MARISCAL / EFE

Marruecos y Pegasus. El binomio vuelve a ocupar titulares. Esta vez por la sospecha de que el reino alauí sea el atacante “externo” detrás del espionaje a Pedro Sánchez y Margarita Robles, ya que en mayo y junio del 2021 –fecha de las infecciones– la tensión con Rabat era máxima por el caso Gali.

No es la primera vez que es acusado de espiar a un país amigo con el software de espionaje desarrollado por la empresa israelí NSO. En julio del 2021, una investigación de Amnistía Internacional y el consorcio periodístico Forbidden Stories reveló que el número de teléfono del presidente francés, Emmanuel Macron, su primer ministro y otros 14 ministros aparecían en una lista de NSO.

Marruecos también fue acusado de espiar a Macron pero Francia guardó silencio

La lista contenía 50.000 números de todo el mundo, entre ellos 180 periodistas, 600 políticos, 85 activistas y 65 empresarios, además de una decena de jefes de Estado y de gobierno. “Hizo saltar las alarmas. Los gobiernos, que tanto se resisten a regular el ciberespionaje, vieron que no es sólo una amenaza para los disidentes de países autoritarios, y que también se está usando contra ellos”, dice Donncha Ó Cearbhaill, director del Security Lab de Amnistía, que rastrea el ciberespionaje contra disidentes y periodistas.

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Aparecer en la lista no significa necesariamente que los teléfonos de Macron y sus ministros fueran infectados, pero sí que estaban en el punto de mira de algún cliente de NSO. Forbidden Stories estimó que diez mil teléfonos (una quinta parte) eran para Marruecos, entre los cuales un millar eran números franceses y 200 españoles (según cálculos de The Guardian ).

El Elíseo ordenó una investigación, pero se guardó de confirmar si el teléfono del presidente había sido infectado y, sobre todo, si Rabat estaba detrás. Cuando, un mes después, el ministro de Defensa israelí visitó París, el Gobierno dijo que esperaba “aclaraciones”, pero no fue más allá.

Pegasus es la joya de la corona de la industria de defensa israelí. NSO es una empresa privada, pero solo puede vender su tecnología con el aval de la Agencia de Control de Exportaciones de Defensa. Es decir, el Gobierno israelí tiene la última palabra. Eso explica que Pegasus se haya convertido en una baza diplomática para Israel, que ha comprado alianzas y apoyos políticos con el suministro de esta potente arma cibernética.

Israel ha comprado alianzas y apoyos con el suministro de esta potente arma cibernética

El artífice de esta política fue Beniamin Netanyahu, que se sirvió de Pegasus para lograr el acercamiento con las monarquías del Golfo y Marruecos. “Allá donde iba Netanyahu, NSO iba justo detrás”, ha escrito el diario israelí Haaretz . El ex primer ministro intercedió para que se levantase el veto a Arabia Saudí, tras el asesinato de Jamal Khashoggi, y se le volviese a suministrar el software.

Rabat tiene Pegasus al menos desde el 2017, fecha de los primeros ataques descubiertos por Amnistía contra dos activistas marroquíes. Tres años después, en diciembre del 2020, el país normalizó las relaciones con Israel. A cambio Trump reconoció la soberanía del Sáhara Occidental.

Los servicios de inteligencia de Marruecos e Israel han cooperado de forma estrecha (y secreta) desde los años sesenta

Israel nunca permitiría que Pegasus llegase a manos de un país hostil. Aunque ambos Estados no mantenían relaciones formales, los servicios de inteligencia de Marruecos e Israel han cooperado de forma estrecha (y secreta) desde los años sesenta, según el periodista Ronen Bergman.

Israel logró que Hasan II, recién entronizado, autorizara la emigración de judíos marroquíes al Estado hebreo a cambio de una información vital del Mosad: el opositor Mehdi ben Barka planeaba un golpe para derrocarle. Ben Barka acabaría secuestrado y asesinado en París en 1965, después de ser localizado por el Mosad. Meses antes, Marruecos albergó una reunión de líderes árabes en Casablanca y permitió que los israelíes infestaran de micros las salas de reuniones y suites. Israel logró información que resultó crucial, dos años después, para aplastar los ejércitos árabes en la guerra de los Seis Días.

En abril del 2021, un dron marroquí mató al jefe de gendarmería del Frente Polisario, el movimiento independentista saharaui, en una operación en la que muchos ven la mano de la inteligencia israelí. En julio, Israel y Marruecos firmaron un acuerdo de ciberdefensa para impulsar “la cooperación operacional, la investigación, el desarrollo y la información compartida”. Israel está construyendo dos fábricas de drones en el norte de Marruecos.

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