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La crisis dilapida el pacto de rentas con que el Gobierno quería controlar la inflación
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Cae la última pieza

La crisis dilapida el pacto de rentas con que el Gobierno quería controlar la inflación

La negociación para la subida salarial salta por los aires, pero tampoco llega el tope al gas, el precio de la gasolina sigue subiendo y se come la bonificación de 15 céntimos y la bajada de impuestos desaparece del menú

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, charla con Unai Sordo y Pepe Álvarez. (EFE/Ballesteros)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, charla con Unai Sordo y Pepe Álvarez. (EFE/Ballesteros)
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El pacto de rentas era la gran estrategia económica del Gobierno para afrontar la crisis económica derivada de la guerra en Ucrania. Sin embargo, a medida que pasaban las semanas, las posibilidades de un gran acuerdo se iban desvaneciendo y, en paralelo, el conflicto aumentaba su intensidad. La base del pacto de rentas tendría que haber sido el acuerdo salarial entre sindicatos y empresarios que permitiese repartir los costes de la crisis energética, al tiempo que fomentase una subida más intensa de los salarios. Las negociaciones entre los agentes sociales saltaron por los aires el jueves después de varios días ya sin avances.

El motivo de la ruptura de las negociaciones ha sido la cláusula de revisión salarial que exigen los sindicatos para garantizar el poder adquisitivo de los trabajadores. Las patronales, por su parte, critican esta fórmula, ya que supone indexar la economía y, por tanto, generaría un riesgo de que la inflación se cronifique en un círculo vicioso entre salarios y precios.

Foto: Sordo y Garamendi dialogan durante una de las mesas de negociación del pacto de rentas. (Efe/Emilio Naranjo)

Cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, intentó capitalizar la negociación salarial, patronales y sindicatos salieron de inmediato a marcar terreno. Los salarios en el sector privado son competencia exclusiva de trabajadores y empresarios, por lo que el Ejecutivo tuvo que retirarse. Ya sin la presencia de Moncloa en la mesa de negociación, los sindicatos y las patronales mantuvieron las negociaciones durante semanas hasta que finalmente se han roto sin acuerdo. Solo UGT mantiene la esperanza de que puedan retomarse en las próximas semanas, pero tanto CCOO como CEOE ya están pensando en las recomendaciones que darán a sindicatos y empresas para que la negociación baje al nivel de empresa y de sector.

Sin el acuerdo salarial, cualquier pacto de rentas quedará descafeinado. Pero el pacto de rentas no solo contemplaba la moderación salarial, también el compromiso de las empresas para no subir los precios tanto como lo hacían sus costes intermedios. En su anuncio del pacto de rentas en el Congreso de los Diputados, Sánchez se expresaba así: “Me gustaría invitar a los agentes sociales a lograr un gran pacto de rentas que proporcione estabilidad y confianza, tanto desde la perspectiva de los costes salariales como desde la moderación de los márgenes y los beneficios de las empresas”. Esto es, el pacto de rentas en que pensaba el presidente incluía la garantía por parte del tejido empresarial de que no subiría los precios tanto como sus costes para proteger los márgenes de beneficio.

Finalmente, ninguna de las dos patas de este pacto de rentas inicial se va a cumplir y serán las unidades de negociación de los convenios colectivos y, en última instancia, el mercado quienes decidan cómo se repartirán los costes de la guerra.

Foto: Sede del Banco de España. (iStock)

Los sindicatos y las empresas también realizaron sus propuestas al Gobierno sobre los puntos que debería contener ese pacto de rentas. El primero era la bajada de los costes energéticos, un objetivo que aún sigue pendiente. El Consejo de Ministros aprobó una subvención a la compra de diésel y gasolina de 20 céntimos (cinco de ellos puestos por las empresas) que fue muy útil para recortar el precio de los carburantes en un primer momento. Sin embargo, los precios se han mantenido al alza en los mercados y hay ya muchas gasolineras donde el litro supera los dos euros. En otras palabras, se han comido ya toda la ayuda concedida por el Gobierno.

La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ya explicó el jueves que el Gobierno está realizando un “seguimiento muy de cerca del mercado de carburantes” y advirtió: "Si vemos que alguna medida hace que se mantengan los precios porque los operadores están absorbiendo la ayuda, no seguiremos con esa ayuda". La subida del precio de los últimos días ha puesto sobre aviso al Gobierno sobre una posible captura de las ayudas por parte de las empresas para elevar sus márgenes.

Todo esto ocurre antes de que comience la restricción a las importaciones de petróleo desde Rusia que está preparando la Comisión Europea. Aunque las negociaciones prometen ser tensas, Bruselas está decidida a frenar las compras de crudo ruso, lo que implicará previsiblemente nuevas subidas de precio en los mercados que se trasladarán a los clientes. Los hogares también esperan la otra gran medida energética que prometió el Gobierno: la rebaja de la factura eléctrica. El Ejecutivo sigue negociando con la Comisión Europea y con Portugal cómo establecer el tope al gas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/J.J. Guillén) Opinión
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Por su parte, la patronal reclamaba que el pacto de rentas incluyese también un esfuerzo fiscal por parte del Estado en forma de rebajas de impuestos. Esta esperanza ganó fuerza cuando Sánchez abrió la puerta en la conferencia de presidentes a una posible revisión de la fiscalidad. Sin embargo, este extremo también fue rechazado por Calviño, quien explicó que una rebaja generalizada de impuestos no sirve para frenar la inflación, sino que se necesitan medidas quirúrgicas.

Sin avances en casi ninguna de las propuestas para un pacto de rentas, finalmente el Gobierno ha dejado de convocar a esta mesa de negociación, que no se reúne desde hace casi dos meses. “El concepto pacto de rentas ni está ni se le espera, pero por incomparecencia del resto de las partes, sobre todo desde el Gobierno. Yo estoy perplejo”, lamentó la semana pasada el secretario general de CCOO, Unai Sordo. El gran plan económico para afrontar la crisis energética finalmente ha quedado en nada.

El pacto de rentas era la gran estrategia económica del Gobierno para afrontar la crisis económica derivada de la guerra en Ucrania. Sin embargo, a medida que pasaban las semanas, las posibilidades de un gran acuerdo se iban desvaneciendo y, en paralelo, el conflicto aumentaba su intensidad. La base del pacto de rentas tendría que haber sido el acuerdo salarial entre sindicatos y empresarios que permitiese repartir los costes de la crisis energética, al tiempo que fomentase una subida más intensa de los salarios. Las negociaciones entre los agentes sociales saltaron por los aires el jueves después de varios días ya sin avances.

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