La comunidad educativa expresó ayer inequívocamente su enorme enfado con el Govern por el “menosprecio” demostrado al anunciar el cambio del calendario escolar de inicio de curso sin haber sido consultada previamente. El president Pere Aragonès y el conseller Josep Gonzàlez-Cambray anunciaron el pasado jueves que adelantaría una semana el inicio del curso 2022-2023 y que se reduciría el horario escolar en el mes de septiembre, en infantil y primaria, saltándose la consulta perceptiva al Consell Escolar de Catalunya (CEC).
Catalunya adelanta el inicio del curso escolar al 5 de septiembre
El Govern incendia a la comunidad escolar al avanzar una semana el curso
Tras el anuncio, el CEC reunió de urgencia para el lunes la comisión permanente, que fija las fechas de reunión, y la comisión de programación para el martes, para debatir sobre este asunto. Ayer, los miembros de esta ultima –representantes de docentes, pedagogos, familias, sindicatos, asociaciones de municipios– se plantaron y se levantaron de la reunión sin discutir el fondo de la cuestión. Antes de irse, exigieron la presencia del president y el conseller en el pleno del CEC, lo que no había sucedido con anterioridad, para restituir la quiebra de confianza y formas poco respetuosas a la institución democrática.
Queda aplazado el posible dictamen sobre el cambio del calendario, razón por la que urgía la reunión
El CEC es el organismo superior de consulta y participación en la programación general de la enseñanza no universitaria, y su dictamen es prescriptivo (no vinculante) para elaborar los decretos de la administración educativa. En cualquier procedimiento se consulta a este organismo con antelación. En ausencia de dictamen, no se puede publicar el decreto. El conseller manifestó el lunes pasado que la comisión ya había expresado su opinión en el pasado sobre los tiempos escolares y no vio necesidad de consulta.
El CEC no suspende el debate sobre el calendario, que queda aplazado, pese a que valora la inoportunidad del momento del anuncio, que se produce tras dos años de pandemia, ante los cambios curriculares y el impulso del uso del catalán. El decreto presenta, por otra parte, dificultades económicas y organizativas. Educació se ha comprometido a cubrir las tardes de septiembre en las que se han suspendido las clases con monitores de ocio, una medida no prevista inicialmente, con alto coste organizativo y que no se ha cuantificado. En este sentido, la permanente del CEC, presidido por Jesús Viñas, destaca la importancia de conocer al detalle la organización de las actividades no lectivas, de carácter educativo y gratuito, dirigidas a todo el alumnado de escuelas públicas y concertadas. Y también la consideración de los centros de educación especial con dificultad para adaptarse a la reducción de jornada.
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Gonzàlez-Cambray ha comparecido ante el CEC en dos ocasiones. El 29 de junio, para presentarse tras su nombramiento como conseller, y el 21 de septiembre, para dar a conocer su plan del curso escolar. El precedente más reciente de la comparecencia de un president ante el Consell se dio en la primavera del 2020, cuando Quim Torra quiso consultar, junto a Josep Bargalló, la reapertura escolar tras el confinamiento de la población.