Movilidad y urbanismo
El reto de las mercancías urbanas en Barcelona: más reparto nocturno y recogida en aparcamientos
El consistorio facilitará la instalación de 'hubs' de distribución públicos y privados en la ciudad mientras trata de cerrar la tasa Amazon que permita gravar la actividad del gigante del comercio 'online'
Carlos Márquez Daniel
Periodista
Periodista especializado en Barcelona. En 'El Periódico' desde principios de siglo. Los últimos 15 años, dedicados a la información local: movilidad, urbanismo, infraestructuras, política municipal, barrios, área metropolitana y medio ambiente. Colaborador habitual en los programas de televisión 'Planta Baixa' (TV3) y 'Bàsics' (Betevé).
Carlos Márquez Daniel
En un tiempo en el que puedes reservar una moto y encenderla con el móvil; en la era de la 'smart mobility', en la que los vehículos informan de los atascos e incluso aparcan solos, y en la época en la que la tecnología eléctrica llama a la puerta de los combustibles fósiles, llama la atención que el reparto de mercancías en suelo urbano apenas haya evolucionado en los últimos 30 años. Un transportista, una furgoneta, un origen y un destino final. Y de por medio, una ciudad que atravesar, no siempre con la certeza de que el cliente final estará en el lugar de recepción; sin la seguridad de poder estacionar, ni que sean cinco minutos, sin tener que echar mano de la segunda o tercera fila. La distribución de productos de todo tipo, para consumo personal o para la venta posterior, es uno de los aspectos callejeros que menos se ha abordado. Barcelona lo intenta, y ha ha dado algunos pequeños pasos. Ahora se quiere dar forma a una estrategia público-privada, con la vista puesta en 2030, que incluye novedades, como convertir aparcamientos municipales o privados en 'hubs' de distribución de las compras por internet, impulsar el reparto nocturno o sacar adelante la denominada tasa Amazon para grabar la actividad del gigante del comercio 'online'.
Unos datos para que el lector ponga en valor la importancia del asunto. Cerca del 23% de los vehículos que transitan por la ciudad tienen alguna relación con las mercancías. Las compras 'online' se doblaron en el primer año de pandemia y parece que los nuevos hábitos de consumo han venido para quedarse. El 50% de los transportistas que circulan por la capital catalana van con la furgo medio vacía. El 92% de estos profesionales reparten durante la hora punta de tráfico. El 50% de la mercancía que se descarga en Barcelona proviene de fuera del núcleo urbano. El 30% de las emisiones contaminantes achacables a la movilidad motorizada provienen de este gremio. Alguno de estos datos provienen de un estudio presentado por el RACC en mayo de 2021, que en otro informe hecho público el pasado diciembre advertía de que el 80% de vehículos que circulan por el Eixample provienen de fuera de la ciudad. A todo eso hay que añadir unos 1.300 kilómetros lineales de asfalto, más de 4.500 calles, 1,6 millones de habitantes, 824.000 vehículos, 5.500 terrazas de restaurantes y 26.000 contenedores. Todo, en 100 kilómetros cuadrados.
Menos plazas
No es ninguna tontería, visto el panorama, que el ayuntamiento haya sentado a los agentes privados vinculados con este sector para tratar de dibujar una estrategia que ponga orden a la situación actual, en la que ya hay pruebas piloto de plataformas de distribución de última milla en 17 aparcamientos públicos mientras la inmensa mayoría de profesionales de la furgoneta hacen lo que pueden en un espacio muy denso y cada vez más limitado por el nuevo urbanismo (la cifra de plazas de carga y descarga, por ejemplo, ha bajado un 24% desde 2008, de 13.123 a las 10.028 actuales).
Se trabajará para que más parkings, tanto públicos como privados, cedan espacio a la logística de la paqueteria derivada de la compra 'online'; se animará a los agentes privados a que instalen más 'hubs' que eviten que la última milla se haga en vehículos motorizados (o porque el destinatario final viene a buscar su encargo o porque ese trayecto se hace con medios de transporte sostenibles), y se potenciará la descarga de mercancías durante la noche, donde sea posible (mercados municipales, por ejemplo), para esponjar las horas punta de la mañana.
El tridente
Todo, según ha detallado el primer teniente de alcalde, Jaume Collboni, con el objetivo de que la distribución sea "eficiente, ecológica y ordenada". Eficiente porque se quieren evitar los repartos fallidos, los que no sirven para nada porque el receptor no está en casa. Ecológica porque se busca tender, por ejemplo, al reparto vía 'cargobikes'. Y ordenada porque la gestión actual y las cifras de movilidad asociadas a las furgonetas dejan en evidencia el sistema. Todo ello, ha señalado la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, requerirá, en un futuro, de la modificación de varias ordenanzas, de manera que los incumplimientos de los nuevos hábitos vinculados a la distribución de mercancías también puedan derivar en sanciones.
Al margen de esta estrategia, el gobierno sigue estudiando el modo de implantar la tasa Amazon que permita cobrar un impuesto al gigante del comercio electrónico y a plataformas similares. Collboni ha avanzado que la intención es tener una propuesta antes de verano, aunque hay serias dudas de que empiece a aplicarse antes de las elecciones de mayo de 2023. "Tiene una dificultad jurídico-administrativa importante", ha señalado el edil socialista. Todo la hoja de ruta desde ahora hasta 2030 se coordinará a través de un observatorio, que además de controlar, también ofrecerá recursos e información a los implicados.
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