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Los barones del PP pedirán a Pablo Casado cambios en su equipo ante el congreso nacional

El líder del PP establece líneas rojas ante posibles pactos con Vox en Castilla y León

Elsa García de Blas
El comité ejecutivo del PP guarda un minuto de silencio por el naufragio de un pesquero en Canadá, este miércoles en Madrid. En el centro, Pablo Casado.
El comité ejecutivo del PP guarda un minuto de silencio por el naufragio de un pesquero en Canadá, este miércoles en Madrid. En el centro, Pablo Casado.DIEGO PUERTA (PP) (DIEGO PUERTA (PP))

Ante la primera prueba de fuego, el PP ha decidido apostar por no gobernar con Vox. La posición la definió este martes Pablo Casado de forma solemne en su discurso ante el comité ejecutivo nacional, reunido en la sede de la calle Génova para analizar los resultados de las elecciones del 13 de febrero. El líder del PP fue claro en respaldar a su barón autonómico en el intento de excluir a la extrema derecha del próximo Gobierno de Castilla y León. “Alfonso ha pedido un gobierno fuerte, estable y en solitario, con pilares firmes, sin trajes prestados y sin la espada de Damocles continua. Y tiene todo nuestro apoyo para llevarlo adelante”, subrayó Casado, que no cerró la puerta a llegar a otros acuerdos de investidura o de legislatura con la extrema derecha, pero siempre respetando los “principios” del PP. Casado opta por preservar al PP como un proyecto de centroderecha, en medio de un fuerte malestar interno por los insuficientes resultados del partido en Castilla y León. Los barones han tomado nota y van a pedirle cambios en su equipo ante el próximo congreso nacional.

El PP afronta en Castilla y León por primera vez el verdadero dilema sobre su relación con la extrema derecha. Ya no se trata de decidir si llega o no a acuerdos con los ultras, algo que el PP ya ha hecho en la Comunidad de Madrid, en Murcia, en Andalucía o en el Ayuntamiento de la capital, entre otras plazas. El debate ahora es si el PP debe gobernar conjuntamente o no con un partido que no cree en el Estado de las autonomías y defiende posiciones xenófobas y de cuestionamiento de algunos consensos básicos en la democracia española, como la lucha contra la violencia de género. En el PP, de momento, solo Isabel Díaz Ayuso defiende abiertamente no oponerse a compartir Gobiernos con Vox. “Lo que hay que hacer es no escuchar a la izquierda. Yo con el desastre no pacto; con el sanchismo no pactaría”, sostuvo la presidenta de la Comunidad de Madrid a su llegada al comité ejecutivo nacional.

Casado, sin embargo, apuesta por evitarlo. El líder del PP marcó ante el órgano directivo de su partido una línea ideológica y estratégica de rechazo a los populismos, defendiendo que el PP debe aspirar a representar “la hegemonía del inmenso espacio del centro reformista español”. Esa apuesta sonó en contraposición a la línea de Ayuso, su principal rival interna, que viene defendiendo un PP de derecha dura que pacte sin problemas con Vox. “Para ser alternativa hay que poder conformar una mayoría social, y no hacer equilibrios sobre minorías radicalizadas”, contrapuso Casado. El líder del PP advirtió a los suyos de que “la semilla del populismo y del radicalismo puede tardar más o puede tardar menos en dejar ver su fruto, pero siempre es un fruto amargo para las sociedades que lo cultivan”.

Desde ese planteamiento, Casado prefiere de momento evitar un Gobierno con Vox en Castilla y León. Igual que Mañueco, que el lunes también apostó por gobernar en solitario, aunque no descarta tener que hacerlo en último extremo. Casado tampoco es ajeno a que los 13 escaños de los ultras seguirán siendo necesarios para facilitar la investidura del PP. Por tanto, avisó a Vox de que el PP pondrá límites ante cualquier acuerdo —ya sea de investidura o de legislatura—, y estos serán sus “principios”. “Para nosotros la igualdad no es negociable, ni la cohesión territorial, ni la integridad autonómica, ni la integración en Europa”, ejemplificó.

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El PP confía en que Vox acepte darle su apoyo desde fuera, a pesar de que Santiago Abascal ha exigido con claridad entrar en el Gobierno. Casado ignoró por eso la oferta de Pedro Sánchez, que le ofreció la abstención del PSOE a cambio de que el PP rompa con los ultras en todos sus acuerdos. La apuesta del PP es sacar la investidura de Mañueco con Vox desde fuera.

Los barones, salvo Ayuso, respaldan ese planteamiento con el que ahora tendrá que transigir la extrema derecha. Pero ven otros problemas en el partido después de un resultado que no era el esperado el 13 de febrero. “Hay una sensación de no arrancar, de que hay que hacer algo porque esto no tira”. El diagnóstico en algunas direcciones territoriales del partido es que el proyecto que lidera Casado no termina de tener empuje, como ha demostrado la victoria insuficiente del PP, lejos de la mayoría absoluta, en una comunidad que es un feudo histórico de la derecha y en la que Vox se ha disparado a más del 17% de los votos.

El análisis de los errores que han llevado a esa marca es variado, pero hay una tesis que se comparte en varias baronías populares: Casado tiene un problema de equipo y de definición de su proyecto. La queja lleva tiempo escuchándose en los territorios, pero tras el toque de atención de Castilla y León, los barones pedirán al líder que acometa cambios en la dirección de Génova ante el próximo congreso nacional, previsto para el mes de julio.

“El equipo de Génova es el más débil en los últimos 20 años”, apunta un barón popular. “Lo que está claro es que Casado en el próximo congreso nacional tiene que hacer cambios. Va a ser un clamor. El partido no puede estar funcionando así; el PSOE está roto, está mal, y nosotros estamos perdiendo oportunidades”, apostilla. Los presidentes quieren cambios en el equipo de vicesecretarios de Casado. “Tiene que incorporar a pesos pesados de verdad. Hay mucha gente preparada en las provincias”, reclaman en las baronías. Esta inquietud no se manifestó, sin embargo, de viva voz en la reunión del comité ejecutivo, que fue de guante blanco. Las responsabilidades internas en el PP se van a cocer a fuego lento.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.

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