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El Gobierno de Moreno entierra el adelanto electoral en Andalucía tras el fiasco del PP en Castilla y León

Juan Marín y Juan Manuel Moreno en el Parlamento andaluz.

Daniel Cela

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“Castilla y León está a muchos kilómetros de aquí. No hay claves andaluzas”, ha dicho este lunes el portavoz del Gobierno de Andalucía, Elías Bendodo, cuando le han preguntado por el 13F. Pero acto seguido el discurso oficial ha cambiado drásticamente: el Ejecutivo de Juan Manuel Moreno ha enterrado de sopetón la tesis del “bloqueo sistemático” que atribuía a la oposición en el Parlamento andaluz desde el pasado noviembre -cuanto le tumbaron los Presupuestos para 2022-, en la que se amparaba para pulsar el botón del adelanto electoral este mismo mes de febrero. La Junta ya había iniciado el trámite administrativo para contratar el sistema de recuento de votos, lo que le permitiría tener los procedimientos listos para convocar en cualquier momento.

24 horas después de los comicios en Castilla y León, el Ejecutivo de Moreno ha abandonado de un plumazo las continuas referencias a la “pinza Vox-PSOE” para empezar, sin solución de continuidad, a hacer gala de una estabilidad “que cotiza al alza”, y que le permitiría apurar la legislatura hasta final de año. “La fecha tope legal de las elecciones es el domingo 27 de diciembre. Esta legislatura tiene vocación de llegar a final de año”, aseguran desde San Telmo, sede del Gobierno andaluz. El argumentario de la dirección nacional del PP ha llegado este lunes a la sede de los populares andaluces antes que el propio presidente de la Junta, que aterrizaba este lunes en el aeropuerto de Madrid, pasadas las 12.00 horas, procedente de un viaje oficial de tres días en Abu Dhabi.

Moreno se ha enterado a 8.000 kilómetros de distancia de que la “mayoría suficiente” que pidió a sus compañeros de partido en Castilla y León para evitar “un susto” antes de adelantar las andaluzas el próximo mes de junio se ha quedado muy lejos del objetivo previsto. El auge de Vox en el norte de España va a condicionar el nuevo Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco, y ha obligado al PP andaluz a reescribir el relato final de legislatura.

El portavoz de la Junta, probablemente el consejero que más veces ha apelado a la pinza “Vox-PSOE”, es quien se ha encargado de dar un volantazo de 180 grados a ese relato. Durante un acto con empresarios en Motril (Granada), Bendodo ha recordado que el Gobierno de Moreno salvó la semana pasada dos proyectos de ley muy importantes, uno con Vox -el indulto a regadíos ilegales en el entorno de Doñana- y otro con el PSOE -la Ley de Economía Circular-. “Nosotros estamos a la izquierda de Vox y a la derecha del PSOE”, ha dicho, tras subrayar que “en Andalucía el pacto PP-Ciudadanos funciona y es el único que aún sobrevive en España”. El consejero de Presidencia, mano derecha de Moreno Bonilla, enviaba así un recado al secretario general del PP nacional, Teodoro García Egea, que minutos antes había asegurado que “los gobiernos de coalición no han traído más estabilidad y prosperidad a España, sino todo lo contrario”.

En el Palacio de San Telmo están de reconstrucción del relato político y ya se han encendido las luces largas para apurar el mandato hasta final de año. Los miembros del gabinete de Moreno consultados por este periódico coinciden en que “no fue acertado vender expectativas tan altas en Castilla y León”, que la victoria del PP de Mañueco “es frustrante”, y que “ahora hay que alejarse de la ola de euforia de Vox y revisar bien los números en Andalucía”. La decisión de convocar es exclusiva del presidente y éste, “con un punto supersticioso”, siempre ha preferido convocar “cuando toca, aunque haya mala suerte y salga mal”, que adelantar y “que salga regular”.

Todos los consultados creen que Moreno esperará a que pase el verano, aprovechará los picos de “euforia social” con la Semana Santa, la Feria de abril y el verano. El inconveniente de ese calendario es que en junio el consejero de Hacienda, Juan Bravo, tendrá que iniciar el diseño de los Presupuestos para el año próximo, sin expectativas de poder aprobarlo antes de marzo de 2023.

En lo que sí difieren los puntos de vista de los consejeros es en el papel que va a jugar el partido de Santiago Abascal a partir de ahora. En el PP empiezan a interiorizar que “tarde o temprano tendremos que gobernar con Vox, porque sus votantes son nuestros votantes”. El Gobierno de Moreno ha negociado y pactado con la extrema derecha tres presupuestos autonómicos. En la política económica y fiscal es donde más convergen y donde menos miedo hay a convivir con ellos dentro del Ejecutivo. “Gobernar con Vox no es tan complicado, lo que debemos conseguir es que no se desmadren”, avisan.

Sobre esto mismo, el propio presidente andaluz ha explicado alguna vez que no es lo mismo el Vox de Madrid que el de Andalucía. “Yo me he entendido con ellos cuando me he tenido que entender”, ha dicho. El PP firmó un acuerdo de investidura con Vox y varios pactos políticos posteriores, con una serie de compromisos, que sus socios naranjas nunca firmaron. Hasta que Abascal ordenó romper relaciones y presionar con el adelanto electoral, la sintonía de los tres partidos era notoria. “Con este Vox hemos podido tratar bien, porque muchas cosas de las que pedían no se podían hacer en la práctica. Va a depender de cómo llegue Olona [Macarena, posible candidata andaluza], que tiene un perfil más duro. Pero ella es abogada del Estado y debe saber bien qué se puede hacer y qué no se puede hacer con la ley en la mano”.

En la parte del Gobierno andaluz que gestiona las políticas sociales, la visión es muy distinta: hay “pánico” de que “se adueñen del presupuesto” y empiecen a derogar leyes de igualdad entre hombres y mujeres, de lucha contra la violencia machista, de protección de menores migrantes sin acompañar. “A Vox le dan igual los datos, quieren hacer política con sensaciones y prejuicios”, replican. Esta mitad del Ejecutivo -Educación, Igualdad, Empleo, Justicia- está gestionada por Ciudadanos, con el que Vox ha chocado frontalmente desde el inicio del mandato. “El miedo del presidente es hasta dónde va a poder controlar a Vox dentro del Consejo de Gobierno. Esa es la gran duda y no se quiere exponer a ese escenario”, concluyen fuentes de San Telmo.

Nueva rebelión interna en Ciudadanos

“La realidad sociológica y política de Andalucía es muy distinta. Aquí hay un gobierno que está estable y encapsulado, y que está dedicado de lleno a mejorar la vida de los andaluces”, ha reiterado la secretaria general del PP andaluz, Dolores López. La teoría de la “Andalucía encapsulada” es recurrente entre los miembros del Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos, que se han conjurado multitud de veces para que el zarandeo de sus disputas en el resto del país no les hiciera perder el equilibrio en esta comunidad. Moreno y su vicepresidente, el líder regional de Ciudadanos, Juan Marín, tienen buena sintonía personal y política, y han comparecido juntos para visibilizar la unidad de su coalición tras la moción de censura fallida en Murcia y el adelanto electoral en Madrid, dos escenarios que se saldaron con la desintegración de los naranjas, y el estreno de esa “OPA hostil” de Génova para atraer hacia el PP a los cargos públicos y dirigentes desencantados de Ciudadanos.

La nueva debacle del partido de Inés Arrimadas en Castilla y León vuelve a poner a prueba la estabilidad de los socios en Andalucía, siguiente parada en el calendario electoral. La reacción de Marín y Bendodo ha sido similar a la de anteriores procesos electorales: marcan distancias, evitan extrapolar el resultado y apuntan a que la realidad sociológica y política de Andalucía nada tiene que ver con Madrid, Murcia o Castilla y León. Esta vez, el 13F es incómodo para ambos, no sólo para los naranjas, porque ha echado por tierra las expectativas tanto de Moreno como de Marín.

El presidente andaluz pidió a sus compañeros castellano leoneses, casi imploró entre bromas, “una mayoría suficiente” que le sirviese de trampolín para las andaluzas. “Por dios, por dios, estas elecciones no son cualquier cosa para mí, que vengo después”. Los populares han ganado dos escaños y son primera fuerza, pero a costa de perder votos respecto a 2019, quedarse a 10 escaños de la mayoría absoluta y confirmar que Vox se consolida como referente para el voto conservador. “Si hay que repetir las elecciones se repiten antes que un Gobierno con Vox”, admitía un barón del PP a El Confidencial el pasado 31 de enero, seguro de que ese pacto con la extrema derecha les “mataría” a todos, porque reforzaría el relato de campaña de las izquierdas. El lunes esta hipótesis, descartada por Mañueco en campaña, volvía a abrirse paso en Andalucía.

A Ciudadanos Andalucía el golpe le ha llegado ya herido mortalmente. Marín vuelve a comprobar que su partido se descompone ostensiblemente a cada proceso electoral, y el siguiente es el de su territorio, pero este lunes ha esquivado culpas y jugado al contraataque contra su socio de Gobierno (PP) y contra su aliado de legislatura (Vox). “Las elecciones de Castilla y León no tienen absolutamente nada que ver con Andalucía, aquí vamos a agotar la legislatura, aquí no va a haber elecciones ahora”, se apresuró a advertir el vicepresidente, para luego cargar duramente contra el presidente del PP, Pablo Casado. “Los resultados no han sido buenos para los castellano leoneses ni para los españoles. Los que han convocado estas elecciones, Casado y Mañueco, le han entregado el Gobierno de Castilla y León a la extrema derecha, a la ultraderecha, y parece que pretenden hacer lo mismo en el Gobierno de España. Lo lamento por ellos”, ha zanjado.

El PP de Moreno y el PP de Casado

El vicepresidente y líder regional de Ciudadanos suele trazar una línea roja para distinguir al PP de Moreno con el PP de Casado, para así poder conciliar el combate con los populares en el resto de España -Marín es miembro de la ejecutiva nacional de Arrimadas- con la lealtad institucional y la complicidad hacia sus socios en el Gobierno andaluz. “Casado convocó estas elecciones para hacer desaparecer a Ciudadanos de la faz de la Tierra, y no lo ha conseguido, y también para ganar por mayoría absoluta, y tampoco lo ha conseguido. Lo que quería Casado era gobernar España con la extrema derecha. En Andalucía no lo va a conseguir, mientras los andaluces confíen en mí y en mi formación”, ha asegurado.

Pero esta dualidad discursiva no siempre es bien recibida por los populares y tampoco por miembros de su propio partido, que no comparten para nada la doble versión de Marín. En el entorno del presidente Moreno hay consejeros y diputados casadistas -el propio titular de Hacienda forma parte de la ejecutiva nacional-, alineados con la hoja de ruta de Génova para terminar de fagocitar a los naranjas. Las duras críticas del líder andaluz de Ciudadanos hacia Casado han desatado este lunes una pequeña rebelión interna en su grupo parlamentario, donde los diputados más críticos han roto su silencio para reprocharle sus “ataques” al líder popular. “El ataque casi diario de Marín a nuestro socio de gobierno perjudica la estabilidad”, han dejado escrito en sus cuentas de Twitter.

El objetivo de Moreno Bonilla para las próximas andaluzas es formar un Gobierno en solitario del PP. Pero en su círculo más próximo se hacen cálculos con microdatos para descifrar si PP y Ciudadanos lograrán más diputados si concurren juntos o separados, sobre todo en circunscripciones pequeñas donde Vox puede irrumpir con fuerza y convertirse en segunda o primera fuerza (Almería, Jaén y Huelva). Es el presidente andaluz quien ha verbalizado esta posible coalición electoral, y también Marín lo ha expresado en alguna ocasión, aunque ambos han terminado defendiendo que son partidos distintos y que concurrirán por separado. Las elecciones en Castilla y León también aportan lecciones respecto a la dispersión del voto y la fuerza de partidos localistas, próximos a la España Vaciada, que tendrán su correlato andaluz en algunas provincias, como Jaén.

La reacción de las izquierdas andaluzas

La reacción de las izquierdas andaluzas al resultado del 13-F vislumbra cierta motivación, como si la dependencia que el PP tiene de Vox para formar gobierno proyecte una realidad sobre Andalucía que beneficiará su campaña. El secretario general del PSOE-A, Juan Espadas, prevé machacar con un mensaje directo y simple: o gobierna Moreno con Vox o gobierna el PSOE. “En Andalucía se demostrará que los ciudadanos reaccionarán cuando vean eso, que la alternativa es entre un Gobierno de coalición del PP con la extrema derecha o el PSOE”, ha dicho este lunes, tras una reunión de la comisión ejecutiva de su partido en Madrid.

El ex alcalde de Sevilla ha reclamado al presidente andaluz que aclare ya si está dispuesto a gobernar en coalición con la ultraderecha. “El centro político que quiere vender Moreno Bonilla está hipotecado por la coalición de Gobierno que se fragua entre el PP y Vox”, asegura. Los socialistas, estancados en las encuestas sobre intención de voto, esperan que el auge de la extrema derecha en Castilla y León y la posibilidad de que ésta cuaje en un Ejecutivo de coalición con el PP sirva de “revulsivo” para recuperar el voto de los 700.000 andaluces de izquierdas que en 2018 se quedaron en casa y no votaron.

El coordinador regional de IU y coportavoz de Unidas Podemos por Andalucía, Toni Valero, ha omitido cualquier lectura sobre el papel de la izquierda en el 13-F y ha cargado duramente contra el PP. “Es un fracaso de la estrategia electoral del señor Casado, a la cual arrastró a Moreno. Pretendían una mayoría absoluta que no han conseguido, y al final han reforzado a su principal competidor, que es Vox. La ciudadanía no es tonta, huele cuando se hacen adelantos electorales no en beneficio de la comunidad, sino de intereses partidistas”. Su compañera, la líder andaluza de Podemos, Martina Velarde, coincide en que el PP “ha abierto la puerta de par en par a un partido como Vox, y quien tiene el problema es el PP, que debe decidir cuál es su futuro”.

Velarde sí ha hecho autocrítica sobre el mal resultado de Unidas Podemos en Castilla y León, donde han pasado de dos a un diputado. “Somos cuarta fuerza, pero los votos que tenemos no se traducen en escaños, porque son elecciones provincializadas y aunque tengamos 60.000 votos, partidos que tienen 15.000 han sacado tres procuradores y nosotros uno. Hay que hacer autocrítica. Estamos en un momento complicado por la falta de movilización, por una abstención bastante sustancial. En Andalucía hay mucha diferencia con las peculiaridades de Castilla y León, aquí vamos a por todas, tenemos una confluencia consolidada desde hace años”, concluye.

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