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Hacienda recauda más por el impuesto de matriculación, pese a venderse menos coches

Los ingresos fiscales crecieron un 25% en 2021, hasta los 467,9 millones de euros

Varios vehículos circulan por la carretera de A Coruña en Madrid.
Varios vehículos circulan por la carretera de A Coruña en Madrid.Jesús Hellín (Europa Press)
Laura Delle Femmine

Tras un 2020 horribilis, los ingresos fiscales por el impuesto de matriculación volvieron a ganar terreno el año pasado. La recaudación por este gravamen repuntó un 25,5% en 2021 con respecto al ejercicio previo ―cuando el batacazo rozó el 40%―, hasta alcanzar los 467,9 millones de euros. Y eso pese a que las ventas de nuevos vehículos no corrieron la misma suerte, todavía azotadas por el vendaval económico causado por la pandemia y el cortocircuito en la cadena de suministros. Después de bajar un 25% en 2020, las matriculaciones volvieron a contraerse más de un 7% el año pasado, según los datos de la Agencia Tributaria, hasta las 898.872 unidades.

Esta mejora en la recaudación, que el sector achaca a la venta de vehículos de mayor tamaño y por ende mayor consumo y contaminación, tampoco ha sido suficiente para volver a los niveles prepandemia. En 2019 se matricularon 1,3 millones de coches, que brindaron a las arcas públicas más de 616 millones de euros por el impuesto que se paga al matricular un vehículo. Ese año se ingresó un 25% más de lo obtenido en 2021. Pero pese a que el sector siga a medio gas, este año se augura una nueva subida de la recaudación, impulsada por la plena aplicación del nuevo ―y más severo― protocolo europeo de medición de las emisiones. El sector también está pendiente de los cambios que el Gobierno pueda poner en marcha tras conocer las conclusiones del comité de expertos para la reforma fiscal.

Este grupo de académicos ha recibido el encargo del Ministerio de Hacienda de revisar el sistema tributario español en su totalidad. El comité de expertos tiene poco margen de actuación, porque entre las decisiones tributarias adoptadas en el marco europeo, como el tipo mínimo del 15% del impuesto de sociedades, y las aprobadas ya por el Ejecutivo de coalición (subida IRPF, tasa Google, tasa Tobin...), le quedan pocos espacios tributarios que explorar. Así que uno de los paquetes más importantes de la propuesta tendrá que ver con la fiscalidad verde. El trabajo del grupo de sabios, que se presentará a finales de este mes, se centra tanto en la posibilidad de introducir nuevas figuras impositivas como en el análisis de los gravámenes ya vigentes, que en el caso de los tributos medioambientales recaudan por debajo de la media europea.

Entre los aspectos a estudiar está, por ejemplo, la posibilidad de crear un impuesto para los billetes de avión o el análisis de la fiscalidad del diésel, que el PSOE lleva tiempo intentando elevar para equipararla a la gasolina y que ha tenido que aparcar por no encontrar los apoyos políticos suficientes. El impuesto de matriculación, por su parte, ya había sido objeto de análisis en la anterior comisión para la reforma de la financiación autonómica, que había recomendado que este tributo, que se paga una tantum y que gestionan las comunidades autónomas, y el de circulación, de competencia municipal y de pago anual, se fusionaran de alguna forma con el fin de impulsar la flota de vehículos limpios. El mismo sector de la automoción lleva tiempo pidiendo que se grave el uso de los coches en lugar de su compra, para favorecer la renovación del parque.

Subida fiscal

El impuesto de matriculación, gestionado por las comunidades y que se abona solo una vez al adquirir un nuevo vehículo, se paga en función de cuántos gramos de CO₂ emite un coche por kilómetro recorrido: a más contaminación, más elevado el tipo impositivo. A partir de 2018 hubiera tenido que aplicarse una nueva metodología para medir las emisiones de los vehículos de nueva fabricación, un sistema conocido como WLTP (Worldwide Harmonized Light-Duty Vehicles Test Procedure), más estricto que el anterior midiendo la contaminación. Y que implica de facto una subida fiscal porque con la nueva medición se detectan más emisiones en los automóviles. El Gobierno optó sin embargo por una entrada en vigor gradual, y concedió una moratoria hasta el 1 de enero de 2021.

Sin embargo, una enmienda presentada el año pasado por el PDeCAT a la ley contra el fraude ―que contenía la subida fiscal del impuesto de matriculación― volvió a congelar el tributo a partir del pasado julio. La modificación presentada por el partido catalán, avalada en el Congreso, modificaba los baremos para aplicar del impuesto con el objetivo de eliminar el impacto fiscal causado por el endurecimiento de la medición de las emisiones. “La entrada en vigor de este nuevo procedimiento supondrá un aumento en el valor de emisiones oficial, ya que el dato WLTP es aproximadamente un 20% superior al vigente”, señalaba el texto de la enmienda. “La propuesta de adaptación de las emisiones de cada epígrafe tiene como exclusivo objetivo mantener inalterada la tributación a partir del 1 de enero de 2021, de modo que cada vehículo tenga exactamente la misma carga fiscal que en diciembre de 2020″, concluía. Así que desde inicios de este año se está aplicando la actualización del impuesto de matriculación, que estaba congelado, lo que supone una subida fiscal. Los expertos calculan que el nuevo impuesto conlleva un encarecimiento de los coches de 1.000 euros de media.

En la actualidad existen cuatro baremos para determinar qué tipo impositivo hay que abonar, dependiendo de cuántos gramos de CO₂ emite el vehículo. Los coches menos contaminantes ―menos de 120 gramos de CO₂ por kilómetro― están exentos de abonar el tributo. En 2021, según los datos de la Agencia Tributaria, el 61% de los vehículos matriculados (548.532 unidades) se ahorraron el pago del gravamen, frente al 71% del ejercicio anterior. La cuota media a ingresar por el impuesto, en cambio, subió: fue de 521 euros, frente a los 386 euros de 2020.

El número de vehículos que usan tecnologías limpias creció: supusieron el 4,3% del total, con 38.844 unidades, frente las 32.024 del año pasado. Los coches de gasolina, por otra parte, agrandaron su ventaja sobre los de gasóleo, confirmando la tendencia que se instaló tras el estallido del dieselgate. En 2021 supusieron el 64,3% de todos los coches matriculados, según la Agencia Tributaria, frente al 31,4% de los diésel.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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