La alianza entre China y Rusia amenaza la economía y seguridad de Europa

Gaseoducto

La fuerte demanda china del gas ruso condicionará el precio que pagan los países europeos

La alianza entre China y Rusia amenaza la economía y seguridad de Europa
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La fuerte demanda china del gas ruso condicionará el precio que pagan los países europeos

Hace unos años la alianza entre China y Rusia parecía contranatural. Hoy, sin embargo, es la principal amenaza a la que se enfrentan Estados Unidos y la Unión Europea. Es una unión de intereses, como todas, precipitada, sin embargo, por las sanciones económicas sobre Rusia a raíz de la invasión de Crimea en el 2014.

Achimgaz Gasaufbereitungsanlage UKPG - 31 in der Nähe Novi Urengoy mit technischen Anlagen Details und Mitarbeitern.

Planta de procesamiento de gas en Novi Urengoy, Siberia Occidental, de donde parte el gas que Rusia suministra a Europa y que ahora planea enviar también a China

FRANK HERFORT

Desde entonces, el peso de Europa en la economía y las finanzas rusas desciende y el de China aumenta. Este trasvase afecta directamente a la economía y la seguridad de Europa. Hasta el gas ruso, que tanto necesitan las industrias y los hogares europeos, depende cada vez más de lo que diga Pekín.

El gasoducto que suministra a Europa desde la península de Yamal, en Siberia occidental, por ejemplo, lleva desde el 21 de diciembre funcionando en sentido inverso. El gas sale de Alemania de regreso a Rusia, una estrategia comercial que utiliza Gazprom, la gasística rusa, para manipular los precios de la energía en Europa.

El gasoducto Yamal transporta un sexto de las exportaciones de gas de Rusia a Europa. Gazprom asegura que este mes el gas volverá a circular en dirección a Alemania, su principal cliente.

De los yacimientos en la península de Yamal de los que ahora se nutre Europa saldrá asimismo el gas que Rusia servirá a China a través de Mongolia. La infraestructura es viable económicamente. Gazprom asume el coste porque calcula que supondrá un negocio de 400.000 millones de dólares durante los próximos 30 años. Rusia y Mongolia ya han pactado el trazado.

Mientras Alemania debate si autorizar o no un segundo gasoducto ruso bajo el Báltico, Rusia aumenta las exportaciones de gas y petróleo a China. El gasoducto Poder de Siberia 1 va camino de transportar 38.000 millones de metros cúbicos de gas al año. De aquí tres años, cuando lo alcance, China será el principal consumidor de gas ruso, por delante de Alemania.

El Poder de Siberia 2 entre Yamal y China podrá transportar hasta 50.000 millones de metros cúbicos anuales.

Estas dos infraestructuras condicionarán el precio del gas que pague Europa. La demanda china de gas es imparable. La política Cielo Azul que marca la transición de los combustibles fósiles a las energías renovables, requiere importar gran cantidad de gas.

Rusia se dispone a ser el principal proveedor de gas y de petróleo de China

Rusia también aspira a ser el principal proveedor de petróleo para China. Hay meses en los que supera a Arabia Saudí como primer suministrador. Dispone de un oleoducto en Siberia oriental que transporta 600.000 barriles diarios y de otro que transporta 200.000 a través de Kazajistán. La presencia estos días de tropas rusas en esta república ex soviética para sofocar una rebelión popular se entiende mejor en este contexto energético.

Pekín ha ayudado a Moscú a sortear las sanciones económicas y financieras que Occidente impuso a Rusia a raíz de la invasión de Crimea en el 2014. Gracias a esta ayuda, así como al buen estado de la economía rusa, el Kremlin tiene un papel muy activo en África y Oriente Medio. Es el sostén imprescindible de varias autocracias, como en Bielorrusia y Kazajistán. Utiliza la fuerza para ampliar su zona de influencia, como demuestra la crisis en Ucrania.

Europa seguirá siendo durante los próximos años el principal socio comercial y financiero de Rusia, pero esta preeminencia está en retroceso. Caen las inversiones y cae el peso de las empresas europeas en el comercio exterior de Rusia. China ocupa este lugar.

El peso que pierde Europa en la economía rusa lo gana China

China, por ejemplo, representaba en el 2013 el 10,5% del comercio exterior ruso. En el 2020 había doblado casi este porcentaje hasta el 18,3% y ha seguido ganando terreno desde entonces. Europa ha pasado en el mismo periodo del 49,4% al 38,5%.

Antes de las sanciones por la anexión de Crimea, Alemania era el principal exportador de maquinaria industrial a Rusia. Hoy lo es China.

Desde el 2014 las únicas compañías extranjeras que han ganado contratos de infraestructuras en Rusia han sido chinas.

Rusia, asimismo, es el país del mundo que más créditos ha recibido de China. Entre el 2000 y el 2017, por ejemplo, estos préstamos supusieron 151.800 millones de dólares, según un estudio de la universidad norteamericana William and Mary. El Kremlin ha utilizado gran parte de este dinero para amortiguar las sanciones de Occidente y mantener en marcha la industria de los hidrocarburos.

El total de las inversiones extranjeras en Rusia en el 2020 ascendió a 1.400 millones de dólares. Gran parte fueron inversiones chinas. El mejor ejemplo está en la planta gasística de Amur. La empresa china Sinope compró el 40% por 250 millones de dólares.

Moscú y Pekín también han hablado de establecer una “infraestructura financiera independiente” del dólar estadounidense para gestionar los pagos. Estudian, asimismo, basar su relación económica en una criptomoneda.

La alianza entre Moscú y Pekín alcanza también a las finanzas y la defensa

Rusia, por otro lado, ha vendido a China lo mejor de su armamento, los cazas Su-35 y el sistema de misiles S-400. También ayuda al Ejército Popular a levantar sistemas de alerta antimisiles. Este armamento refuerza su posición en el mar de la China Meridional y aumenta su capacidad para invadir Taiwán.

China y Rusia han compartido ejercicios militares en los últimos años, incluso en el Mediterráneo. La presencia de buques chinos cerca de las costas europeas seguirá aumentando gracias a estas maniobras conjuntas.

China y Rusia van camino de consolidar la mayor alianza militar y económica del mundo. Aunque no la hayan formalizado en un documento, funciona como tal. Antes de Crimea en 2014 esta parecía una unión imposible. China no se fiaba de la agresividad y volatilidad del Kremlin, al tiempo que debía cuidar sus mercados en Europa y Estados Unidos. Rusia, por su parte, también desconfiaba de China porque es demasiado grande. Su prosperidad, además, dependía de los mercados y los bancos occidentales.

Estas reticencias parecen superadas. Putin asistirá a la inauguración de los Juegos Olímpicos en Pekín que Biden boicoteará. Él y Xi Jinping forman un frente unido frente a la alianza de democracias que lidera Estados Unidos.

Putin asistirá la apertura de los Juegos Olímpicos de invierno en Pekín, algo que ningún dirigente occidental ha confirmado

La presión de Estados Unidos, mucho más que la de Europa, ha favorecido esta sintonía entre Moscú y Pekín. Europa, que no tiene voz ni voto en las negociaciones que esta semana Rusia y Estados Unidos han mantenido en Ginebra, tampoco la tiene en las que pueda haber entre China y Estados Unidos, aunque su futuro está ligado a ambas.

China y Rusia mantienen sus diferencias. Pekín, por ejemplo, no ha reconocido la anexión de Crimea, mientras que Moscú no respalda abiertamente la de Taiwán. En conflictos como el de Ucrania o el del mar de la China Meridional, Putin y Xi no se pronuncian. Esta neutralidad orilla los conflictos y mejora el estado de ánimo.

El 70% de los rusos, por ejemplo, tienen una buena impresión de China, según el centro Leveda de Moscú, un organismo independiente. Es una opinión mucho más favorable a la que tienen Estados Unidos y la Unión Europea.

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