MADRID
Laboral
Los estragos de Ómicron

El 'sudoku' de los empresarios con las bajas: "No me quedan casi trabajadores por contagiarse"

Actualizado

Desde Afianza, una de las mayores asesorías de España, calculan que en Madrid podría haber "entre un 15% y un 30% de bajas" por Covid

Una viandante camina ante varios locales de la capital.
Una viandante camina ante varios locales de la capital.ÁNGEL NAVARRETE

"Mírame, estoy completamente sola. Debería haber otro compañero más, pero estamos en cuadro. De los cinco que trabajamos, dos están de baja ahora mismo y otros dos lo estuvimos en diciembre". Sin perder una sonrisa que se intuye bajo su mascarilla, una empleada de una conocida tienda de souvenirs junto a la plaza de Ópera exhibe un presente compartido por muchos negocios en la región. Una falta de personal patente que le obliga a recibir y atender a los clientes, vigilar que no haya robos en ninguna de sus dos plantas, estar pendiente de sus dos puertas de acceso y cobrar a los distintos compradores: "Cuando necesito ir al baño, cierro la tienda".

Ómicron ha desestabilizado a empresarios y comerciantes de la capital. Como una niebla que lo cubre todo ha ido extendiéndose, dejando a su paso bajas in extremis o imprevistas difíciles de cubrir. Algo que bien conoce Víctor González, director del área laboral de Afianza, una de las asesorías más grandes de España.

Sólo en la Comunidad de Madrid lleva entre 15.000 y 20.000 nóminas y da cobertura a más de 1.800 empresas. "Estoy convencido de que podemos estar hablando entre un 15% y un 30% de bajas sobre el volumen que trabajamos nosotros... Y a lo mejor hasta me quedo corto. En Afianza también lo hemos sufrido. Ómicron ha afectado a un 20% o 25% de nuestra plantilla», detalla, no sin precisar que las cifras más concretas no se conocerán hasta bien avanzado el mes de enero, ya que muchas se conceden telefónicamente y la Administración no está pudiendo asimilar todas estas gestiones. "Sobre todo se dan en la hostelería, donde ha sido brutal, y en todas aquellas actividades que necesitan que el trabajador realice su labor presencial, como empresas manufactureras, donde se está cebando, si se me permite la expresión, Ómicron".

González pone en relieve un caso que le ha llamado especialmente la atención. Unas bodegas muy conocidas que se han visto comprometidas ya que entre el 40% y el 50% de sus trabajadores agrarios, quienes se encargan de la cosecha, solicitaron la baja tras contagiarse. "En estos casos se necesita contratar empleados, pero localizar en tan poco tiempo trabajadores para sólo una semana es muy complicado".

"Una decena de bajas"

Un simple paseo por el centro de la capital, entre sus comercios y locales, es un buen termómetro para determinar cómo palpita ésta, en lo tocante a lo laboral. De los establecimientos consultados por este diario, pocos están exentos de no haber tenido entre sus filas a algún contagiado. Como el United Colors of Benetton de la plaza de Callao, donde, en el último mes, ha habido "cerca de una decena de bajas", según una de sus dependientas.

"Se contrata a gente eventual para cubrirlas. Aunque, cuando no se pueden suplir esas vacantes, sí supone un mayor esfuerzo entre los que seguimos trabajando. Tenemos cuatro pisos, más el almacén... Mínimo debería de haber dos personas por planta, pero ahora sólo somos una", desgrana la empleada.

Panorama similar se ha vivido en La Rollerie, una cadena potente de restaurantes en la región con cerca de una veintena de locales. "Constantemente hemos tenido de baja a un 20%. Entraban unos, salían otros, pero todas las semanas teníamos mínimo a un par de bajas. Creo que ya estamos llegando al final, no me quedan casi trabajadores por contagiarse", apunta José Luis Pérez, fundador de La Rollerie.

Esta cadena optó, principalmente, por reajustar horarios. "Los empleados hacen unas horas extra que les compensamos cuando se reincorporan los positivos". El segundo paso fue reducir horarios de apertura, incluso este pasado diciembre tuvieron que cerrar uno de sus locales un día. "Nosotros no cerramos nunca, pero tuvimos que hacer esta clausura puntual. También teníamos un último punto, aunque no hemos tenido que aplicarlo, y era cerrar un establecimiento durante un periodo determinado, pero no creo que ocurra. Como te decía, empieza a ser poca la gente que me queda sin contagiarse".

También, de forma escalonada, han sido las bajas en la céntrica tasca La paradita, tal y como anotan dos de sus trabajadoras, que dieron positivo hace poco. Una cayó el 28 de diciembre; la otra, el 1 de enero. "Hemos tenido suerte de que los contagios hayan sido de forma escalonada, cuando unos caían se recuperaban otros. Lo único malo fue al principio, cuando se infectaron cinco de golpe. Ahí si me tocó hacer 16 horas seguidas, y después mis ocho horas al día siguiente, pero nos organizamos bien".

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