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Madrid es la comunidad en la que las rentas altas pagan menos impuestos

En los impuestos íntegramente cedidos, como sucesiones, donaciones, transmisiones o actos jurídicos documentados, es donde las autonomías tienen más libertad para legislar y surgen las mayores diferencias

Jesús Sérvulo González
Funcionarios en la delegación de Hacienda en Madrid.
Funcionarios en la delegación de Hacienda en Madrid. CHEMA MOYA (EFE)

¿Hay mucha diferencia entre los impuestos autonómicos de las comunidades? Depende del nivel de renta. La fiscalidad regional ha evolucionado mucho en los últimos años. Conforme los impuestos se han ido descentralizando, entre 2002 y 2009, se han acentuado las diferencias entre las comunidades, sobre todo entre las capas de contribuyentes de mayor renta.

Los expertos fiscales del Consejo General de Economistas (Reaf) publican cada año una radiografía de los impuestos por territorios en la que se pueden observar las diferencias y la evolución a lo largo del tiempo. La primera conclusión es que Madrid es una de las comunidades con los impuestos más bajos. Los madrileños son los que menos pagan en el impuesto sobre la renta, sobre todo los que ganan más de 100.000 euros. Las tres diputaciones forales vascas tienen el mejor trato fiscal para los contribuyentes que ingresan entre 20.000 y 75.000 euros, según las tablas que elaboran los expertos fiscales de los Economistas.

El IRPF es un impuesto estatal, pero cedido en un 50% a las autonomías, que tienen la capacidad de fijar la mitad de la escala de gravamen y establecer algunas deducciones. Hay otros impuestos totalmente cedidos, como los de sucesiones, donaciones, transmisiones o actos jurídicos documentados... Es ahí donde las autonomías tienen más libertad para legislar y también surgen grandes diferencias.

Sucesiones, a la baja

El impuesto de sucesiones, el que se paga sobre las herencias, es uno de los más controvertidos y con más diferencias. El Reaf pone el ejemplo de un contribuyente soltero de 30 años que hereda bienes de su padre por un valor de 800.000 euros, de los que 200.000 corresponden a la vivienda del fallecido. Según este ejemplo, en Andalucía, Cantabria y Galicia no pagaría nada, mientras que en Asturias tributaría por algo más de 100.000 euros.

En los últimos tiempos se ha producido cierta competencia fiscal a la baja en este tributo. La mayoría de las comunidades han reducido el gravamen para los ciudadanos que hereden de familiares de primer grado consanguinidad.

También hay grandes diferencias en el impuesto de patrimonio. Los economistas calculan que un extremeño con un patrimonio de cuatro millones de euros, descontadas las deudas y la vivienda habitual, tendría que pagar unos 60.000 euros por este tributo, mientras que un madrileño no tendría que abonar nada.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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