Enviado por Jose el
Emprened, emprended malditos
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Después de unas semanas cargado hasta las cejas de trabajo, hoy me he podido repasar los artículos que tenía guardados para leer, y dar un repaso a la lista de temas sobre los que me gustaría escribir. Curiosamente, un artículo de Albert García Pujadas casi calcaba un tema sobre el que quería hablar, incubadoras y start-ups.

Yo no soy lo que llamarían un serial entrepreneur, me ajusto más a la definición de culo inquieto y no paro de buscar retos, nuevas tecnologías, teorías y cualquier tema que caiga por mis manos para aprender y probar cosas nuevas, ya sea relacionado con internet, con el marketing, con la gastronomía e incluso la astronomía. Que le vamos a hacer, soy curioso e inquieto por naturaleza. Lo que si tengo claro es que esto de emprender me da mucho respeto, realmente mucho. Quizás sea porque he visto en mi casa lo que significa o porque soy consciente de mis limitaciones, o porque prefiero estar investigando que mirando el balance contable. 

Pero para bien o para mal me ha tocado vivir esta época, donde los profesionales seniors tiene un futuro muy negro, las empresas van a priorizar la contratación de becarios antes que contar con la experiencia de un senior. Obviamente hay una diferencia de coste y también de conocimientos, pero no es este el tema que me ocupa ahora mismo. El caso es que tal y como está la situación, la salida más factible para mi es la de lanzarme a emprender. Por suerte tengo un bagaje intelectual y profesional que me permite gestionar casi cualquier campo, quitando finanzas, tengo ideas interesantes y más necesidad que ganas, pero me guste o no, hay que pagar las facturas y para esto hay que tener trabajo o generar trabajo. Me toca la segunda opción.

Como ya dicen muchos, oportunidades hay, hay nichos y sectores de mercado que pueden ser atacados con nuevos productos o aproximaciones. Haces tu estudio de mercado, tus análisis financieros, tus cálculos de costes e ingresos y con todo resumido, es cuando te toca dar el salto al mundo real. Lo primero que te encuentras es que nadie financia proyectos. 

Los primeros de la lista a la hora de consultar posibles opciones son los bancos y cajas. No se que dirán sus agencias de comunicación y sus campañas de marketing, pero cuando consigues tener una cita con el director de tu agencia, lo primero que recuerdas es la frase de si en una partida de póquer no reconoces al pardillo, es que el pardillo eres tu. En este caso, en todas las reuniones, el pardillo éramos nosotros. Soy consciente que el negocio del banco es, o era, prestar dinero a un determinado interés en función del riesgo. Pero cuando el negocio se convierte en que yo te pido de entrada un aval para todo el dinero que necesitas, y luego te casco un interés que en muchas culturas sería usura (recordemos que a ellos el Banco Central se lo presta al 0,5), no se que gestión de riesgo están haciendo para acribillarte a comisiones e intereses. Con lo que más indignado que otra cosa, te das cuenta que para la inversión inicial no puedes contar con ellos.

Con el rabo entre las piernas te vas a casa, te indignas y sigues buscando opciones, porque quedarse quieto no es ninguna estrategia. Al final ves que hay ciento y la madre de aceleradoras, incubadoras y vete tu a saber cuantas opciones más para ayudar a las empresas que empiezan. Yo no se si es lo normal, pero cuando vas a estos sitios te encuentras con personas que no han visto a un cliente en su vida, que dependen de una plaza de funcionario y lo más que han de hacer es fichar dos veces al día. Esto, de entrada, me parecería perfecto, pero por lo que ya no paso es que el que intenta ayudarte sepa menos que tu, y le tengas que explicar que es una red privada virtual, que es la nube y a que huelen las mismas. Lo siento chato, pero si no sabes, si no has estado con los de infantería mamando lo duro que es el mercado , ¿que narices haces aconsejando a gente?. Lamentablemente para sus madres, estos personajes no suelen tener abuela y su ego es tan grande que ocuparían cualquier espacio disponible. No saben pero no dudan en insistir en que corrijas tu plan, tu perspectiva, o directamente se sacan una palabra que habrán leído en la revista emprendedores (si, algo han de leer además del Marca cuando van al lavabo), como puede ser pivotar, lean startup o si se despistan y les ha dado un apretón y se llevan una de gastronomía por error, que hagas un demi-glacé

Puede, que llevado por la necesidad acabes haciéndoles caso, en el fondo ellos mandan y tu no, así que optas por la mejor estrategia posible, lo que diga la rubia. El resultado suele ser bastante lamentable, te ofrecen tener una oficina y que te monitoricen el negocio. Como diría Jose María García, para la cintaaaaaa, osea, yo ya puedo trabajar desde casa, así que el tema de la oficina no es una necesidad inmediata, y segundo, que me sigan tocando las narices con mamonadas es algo que pensaba que quedaba atrás, cuando tenías un jefe que mandaba y ordenaba, que siendo emprendedor tu jefe serían los clientes y tus accionistas. Y como queda meridianamente claro desde el principio, estos centros no aportan ni un euro, así que ni es cliente ni es accionista, ¿porque he de aguantar tus tonterías? (Aquí viene un silencio incómodo)

Otro mundo que parece orbitar en paralelo sobre los que intentan emprender, son los angeles de negocio, o como ellos prefieren llamarse, business angels. Haciendo un esperpento, se podría resumir así: 

TU: Oye, que tengo un plan para una nave que despega de la tierra, sube al espacio, coloca un satélite y vuelve a tierra otra vez. El proyecto es genial porque reutilizamos la nave una y otra vez, y la demanda de satélites de comunicación está en alza para la televisión, las empresas de telecomunicaciones, el ejército. Ganancias seguras al tercer año.

El inversor: No lo veo claro, pero te veo potencial, mira, voy a arriesgarme que para eso soy un business angel y meto 500€ en tu proyecto a cambio del 51% de las acciones.

TU: (pensando si corregirle la miopía con el cutter que llevas en el bolsillo o directamente una vivisección del píloro sin anestesia)

Y este es el lamentable estado de las cosas ahora mismo, añadiendo por supuesto lo que comentaba Albert. Hay excepciones, pero a pesar de tener más oportunidades de negocio, el crédito y el fomento a los que emprenden (porque quieren o porque no les queda más narices) está reducido a un enorme escaparate de luces de neón donde no se vende nada más que humo. 

Pero que le vamos a hacer, como ya decía aquel, si en España los tontos volaran no veríamos la luz del sol, y si los supuestos gurús, business angels o aceleradoras de negocios tuvieran esa misma virtud, fijo que montaban un plan para colonizar el sol, eso si, de noche que de día quema mucho.

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