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No vas a aprender lo que no vas a usar

Enviado por Jose el
No vas a aprender lo que no vas a usar

Una de las herramientas de persuasión más grandes que hay es la presión social. En cuanto un grupo opta por una visión de la realidad, o en el tema que nos afecta, que una solución tecnológica es fundamental, el resto cae por precipitación.

Es una de las razones por las que los de marketing buscamos influencers, para forzar, o casi mejor, dar pequeños empujones hacia una dirección en concreto, que es la dirección que le interesa a nuestro cliente. Usamos frases de lo más llamativas, apelando directamente a la parte más sensible de una empresa: las ventas y el margen de beneficio.

Si no tienes un ERP, pierdes dinero en cada parte del proceso, o si te falta un CRM, o lo que se lleva ahora, una integración de la IA en tu empresa, ya sea de la forma más simple como un chatbot o como una integración en los procesos para maximizar la eficiencia.

Tú, que ya tenías dudas de si había inteligencia, te plantean ahora el dilema de si además puede existir una artificial. Dudas entre si seguir la corriente y dejarte una parte sustancial del presupuesto que de otra manera iría a mejorar esa máquina de producción que falla más veces que días tiene la semana. Te enfrentas al dilema. Si te da por leer, todo es IA: que si viene para quedarse, que si ya se ha quedado, que si vamos a perder el trabajo, y una de las que más me gusta, el trabajo del futuro todavía no se ha inventado pero seguro que está relacionado con la IA. ¿O no os acordáis cuando era fundamental saber programar y ahora la IA va a hacer de programador y todos se van a quedar en el paro, o como dicen ahora, tendrán que reinventarse?

Entiendo que es difícil tener templanza y perspectiva para tomar decisiones de este calibre. Pero este tampoco es el problema relevante que hay que tomar en cuenta: ¿la inversión en tecnología o en cualquier herramienta está justificada o es llevarse por la corriente?

Lo primero es ser consciente de si una tecnología nueva o un programa nuevo solventa un problema o es opción para incrementar la productividad.

Si cumple una de las dos funciones, hay que definir a quién beneficia en la cadena de mando y en qué cantidad. Todos han de ser partícipes de los beneficios, desde dirección hasta el último trabajador, y si puede estar relacionado con el proceso, mejor.

Si esto es cierto, ahora toca la parte cultural. Hay personas que trabajan de una determinada manera porque siempre se ha hecho así y no ven razón para cambiar. Aquí hay que hacer un trabajo didáctico y más allá de los datos, porque no os engañéis, el dato no gana al relato pero ayuda. Hay que acompañar a todos los involucrados en el proceso de transición, explicarles las ventajas y que es un paso adelante. Hay que invertir mucho tiempo en este momento y ser muy comprensivo y empático porque más allá de la facilidad para adaptarse también hay miedos que hay que reconducir.

En este proceso de implementación es importante liderar con el ejemplo. Suele ser mala idea implementar soluciones desde dirección y que esta se desentienda en apoyar el desarrollo, sino que además, se salten las normas que ellos mismos quieren para el resto. Estos escenarios, que ocurren más de lo que os creéis, acaban con proyectos caros y que no funcionan y que solo sirven de retroalimentación a los que ya no querían usar la tecnología. Están convencidos de que el lápiz y el papel es lo mejor que se ha inventado.

Esto lo comento porque en un entreno, charlando con otro entrenador que es alto directivo, llegamos a la conclusión de que las personas aprenden lo que usan, y esto se aplica al baloncesto como a la empresa y a la vida cotidiana. ¿Cuántos os sabéis cómo funciona el microondas? Tiene más funciones que la de calentar la comida, seguro que tiene el modo descongelar, gratinar y vete tú a saber qué más, pero tú solo te has aprendido el botón ese de calentar 30 segundos a máxima potencia.

Si os hablo de la cámara fotográfica, más todavía: ISO, exposición, apertura, y no sé cuánta jerga técnica. La mayoría apunta y dispara sin usar todas las opciones que nos da la tecnología. Aprendemos lo que usamos.

Por eso, cuando implementamos tecnología o cualquier cambio en nuestro día a día, ha de ser algo que vayamos a usar, porque de este modo lo aprenderemos. Si es poner por poner y hay maneras de esquivarlo, nunca lo vamos a usar.

Cerrando ya mi reflexión, aquí reside la importancia de conocer no solo tus procesos, sino también a tu equipo. Muchas veces llegamos con un molde a una organización y lo hacemos encajar a martillazos, lo cual no es la mejor de las ideas. Es más inteligente reservar más horas del presupuesto para hacer preguntas en vez de usarlo para hacer imposiciones.

 

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